En sus años de estudios mantiene correspondencia con el famoso
humanista belga Justo Lipsio, y desarrolla su interés por las cuestiones
filológicas y filosóficas, y su afición a Séneca y los estoicos. En diversos testimonios del tiempo se hallan
referencias a su ingenio, a su defecto visual y a su cojera. Poco hay,
en cambio, sobre su vida amorosa y más
detalles de sus actividades al servicio del Duque de Osuna, que empiezan en 1,613,
y que le llevarán a desempeñar delicadas misiones diplomáticas, a menudo
en la Corte española, de donde remite explícitas cartas a don Pedro Téllez
Girón, como la fechada el 16 de diciembre de 1,615:
“Yo recebí la letra de los
treinta mil ducados [...] he hecho sabidores de la dicha letra a todos los que
entienden desta manera de escrebir. Andase tras mí media corte, y no hay hombre
que no me haga mil ofrecimientos en el servicio de V. E.; que aquí los más
hombres se han vuelto putas, que no las alcanza quien no da”. (Sic del
original.)
Estas actividades numerosas y
agitadas terminan bruscamente con la caída de Osuna, conseguida por sus
enemigos de la Corte: Quevedo fue desterrado a la Torre de Juan Abad, y luego
encarcelado en Uclés, para ser reintegrado a la Torre, en donde hacía tiempo
que mantenía un pleito por sus derechos de señorío sobre la misma. Regresa
después a la Corte y se relaciona con los nuevos favoritos, especialmente con
Olivares, con quien establece complejas ligaduras. (…)
Un matrimonio poco exitoso en 1,634, probablemente debido a la presión
de la Duquesa de Medinaceli, nuevos pleitos, nuevos escritos... Y la prisión en 1,639, por
razones todavía no aclaradas del todo, que le mantendrá en San Marcos de
León hasta poco antes de su muerte. Puesto en libertad en 1,643 muere el 8 de
septiembre de 1,645 en Villanueva de los Infantes.
Blecua es el primer quevedista
que traza con rigor la trayectoria pública y literaria de Quevedo a partir de
las investigaciones realizadas hasta ese momento sobre aspectos particulares de su actuación política y de su quehacer
de escritor. Las contribuciones de James O. Crosby al esclarecimiento del
papel que representó Quevedo desde 1,613 a 1,619, en los años en que fue
secretario, confidente y embajador extraordinario del Duque de Osuna en Italia
y en España, permitieron rectificar las noticias mal documentadas que habían
transmitido las biografías anteriores. Por un lado, Crosby deshizo el mito
de su participación en la conjuración de Venecia de 1,616. Por el otro, iluminó
numerosos aspectos de la relación que unió a Quevedo con el Duque de Osuna. (…)
Los datos aportados por J. H. Elliott para determinar las causas de su
prisión de 1,639 a 1,644 (fue detenido en Madrid el 7 de diciembre de 1,639)
también colaboraron a reevaluar su posición en los vaivenes políticos que
caracterizaron el reinado de Felipe IV durante el valimiento del
Conde Duque de Olivares. En un examen posterior de los acontecimientos que
marcaron la relación de Quevedo y Olivares de 1621 a 1639, Elliott reconstruye
un proceso de acercamiento al nuevo régimen, justificado en parte por una
genuina comunidad ideológica entre Quevedo y el valido: las ideas neo estoicas
de Quevedo se ensamblaban muy bien con las simpatías de Olivares por los
escritos de Justo Lipsio.
Este, tal vez sincero intento de ver en Olivares la salvación de
España, por lo menos al comienzo de sus gestiones, aclararía la creación de
obras específicas: la comedia Cómo ha de ser el privado, o el
romance «Fiesta de toros literal y
alegórica» (núm. 752), de 1,629, o el opúsculo del mismo año en
defensa de la política monetaria de Olivares El chitón de las
tarabillas.
Lo que Quevedo legó en sus obras, como lo que traducen los documentos de archivo, no es,
pues, uno, sino varios Quevedos: Empujo fe e ideas del patriota
Quevedo, del político Quevedo, del «religioso» Quevedo, del «humanista» Quevedo
[...] Lipsio de España y Juvenal español escribe Raimundo Lida en el
prólogo de sus Prosas de Quevedo.
Algunos datos sobre la obra poética de Quevedo:
(…) La recuperación de la obra poética de Quevedo en textos
responsables no se inicia hasta 1,963 con la primera edición de Blecua, donde
se rectifican numerosos errores de Astrana y se ofrecen textos de confianza;
la posterior edición crítica de Obra poética con las variantes
de numerosos manuscritos, representa hasta hoy el mayor esfuerzo editor y texto
base para el estudio de esta poesía.
A pesar de la fama adquirida como poeta desde muy temprano (en 1603
Pedro de Espinosa recoge 18 poesías de Quevedo en sus Flores de poetas
ilustres, publicada en 1,605) la mayoría de sus composiciones no se
imprimen en vida ni bajo su vigilancia. Circulan en copias manuscritas o son
seleccionadas por diversos editores para su inclusión en antologías.
En una carta del 12 de febrero de 1,645, escrita en Villanueva de los
Infantes, Quevedo anuncia: “Y ansí me voy dando prisa, la que me concede
mi poca salud a la Segunda Parte del Marco Bruto y a las Obras
de versos.” (Epistolario, 486). No obstante, Quevedo no llegó a ver
impresa su obra poética. Sabemos que a su muerte, su sobrino y heredero, Pedro
Aldrete, vendió el original de las Nueve Musas al editor Pedro
Coello. (…) El editor indica que él estaba al tanto de las intenciones de
nuestro poeta en lo que respecta a la división temática del volumen en nueve
clases o grupos de poemas designados cada uno con el nombre de una musa:
Concebido había nuestro poeta el distribuir las especies todas de sus
poesías en clases diversas, a quien las nueve musas diesen sus nombres,
apropiándose a los argumentos la profesión que se hubiese destinado a cada una
[...] “Admití yo, pues, el dictamen de
Don Francisco, si bien con mucha mudanza, así en las profesiones que se
aplicasen a las musas, en que los antiguos propios estuvieron muy varios, como
en la distribución de las obras que en aquellos rasgos primeros e informes él
delineaba”.
(…) La información con la que contamos en estos momentos permite
suponer, pues, que los 600 poemas del Parnaso constituyen versiones
acreditadas del texto final de la poesía quevediana,
y gozan de garantía para las seis musas que lo componen.
(…) Todavía quedan por resolver problemas textuales complejos, y
fundamentalmente queda por resolver el problema de la explicación (anotación)
de los difíciles poemas quevedianos,
parcialmente acometidos en algunos trabajos recientes.
El marco literario de la poesía de Quevedo. Tradición e innovación: Los lectores actuales suelen acercarse a la literatura del
Siglo de Oro desde formas de pensamiento y hábitos de expresión que
corresponden a una mentalidad contemporánea. La recepción de la poesía áurea
experimenta así una fuerte limitación: se prestigian los significados
«atemporales» de los textos leídos, aquellos que apelan a cualquier individuo
en cualquier circunstancia histórica, pero se restringe la capacidad comunicativa
del texto.
La poesía de Quevedo expresa unas preocupaciones y actitudes que, en
cierta dimensión, son universales, pero no deja tampoco de ser universal en
otra medida la transmisión de una experiencia cultural, la del poeta, que se
comunica con sus lectores mediante la manipulación de un lenguaje en el que se
encuentra fijada la vida de una sociedad en un momento específico de su
historia.
Quienes leían la poesía de
Quevedo en el XVII compartían la misma lengua y experiencias
culturales. Percibían la realidad desde estas experiencias, ya que la realidad
se revela a la conciencia colectiva a través del lenguaje que pueda
describirla.
Sin duda, como creadores, Quevedo, Góngora o Lope, innovaron los
códigos y formas poéticas que utilizaron, los modificaron y adaptaron. Pero
no inventaron ex nihilo una lengua
poética, ni hubieran podido hacerlo, ya que sus opciones se enmarcan en la
tradición artística de su época. Por ello, para apreciar la innovación efectuada por
Quevedo en su poesía, conviene tener presente cuáles eran las convenciones
actuantes. El prestigio de los modelos encauzaba la creación: ciertos contenidos solo podían ser
expresados con un lenguaje literario determinado y dentro del ámbito de géneros
específicos. Escoger un tema para su desarrollo poético implicaba aceptar las
reglas de un género, es decir, un estilo, una escritura que lo conformara.
Semejante estilo obligaba además a mantenerse dentro de los límites de ciertos
niveles de lengua predeterminados: la poesía amorosa evitaba formas de
dialectos sociales que correspondieran a estratos no cultos; la poesía satírica
se afianzaba en la reproducción de coloquialismos y vulgarismos, o en la
utilización de un léxico que denotara objetos de una realidad prosaica; la
poesía moral se construía con palabras que pertenecían a los códigos de la
filosofía moral o del discurso religioso.
El lector competente de la
época registraba, con seguridad, no solo los casos de adhesión total a las
normas generalizadas por las poéticas, sino también la ruptura de las
convenciones, o, como se ha venido llamando, la «desautomatización» del código o del género elegido.
(…) Estilo culto y conceptismo:
Góngora y Quevedo innovaron
la poesía de su época en direcciones distintas pero complementarias a partir de
unos códigos compartidos y de una visión de la literatura como arte de las
minorías educadas que se apartaba del vulgo profano horaciano.
Conviene recordar aquí que esta adhesión a la idea de que el arte es patrimonio
de unos pocos implicaba circunscribirlo a los grupos dominantes. En la
dedicatoria al Conde Duque, escrita en 1,629, para enviarle su edición de las
obras de fray Luis de León, Quevedo resume su posición estética:
“El arte es acomodar la
locución al sujeto. Todo lo dijo Petronio Arbitro mejor que todos. Oiga
vuestra excelencia sin prolijidad la arte poética en dos renglones: «Effugiendum est ab omni verborum ut
ita dicam vilitate, et sumendae voces a plebe summotae, ut fiat Odi profanum
vulgus et arceo” (Hase de huir de toda la vileza de los vocablos y
hanse de escoger las voces apartadas de la plebe, porque se pueda decir: Aborrecí
el vulgo profano).
Quevedo, que criticó sarcásticamente el léxico afectado de los cultos
en diversos escritos, gongoriza con cultismos e hipérbatos en su poesía
amorosa, acercándose a la de su archienemigo en más de una ocasión. Lo que
domina en Quevedo es, en conjunto, el lenguaje poético conceptista según lo
codifica Gracián, con toda la complejidad de los
conceptos mentales y verbales preconizadas por semejante estética, y llevada
hasta el extremo de toda habilidad y experimentación con la lengua y con la
poesía, a partir de la utilización creadora de los modelos escogidos.
Fuente condensada y foto de: https://www.cervantesvirtual.com/portales/francisco_de_quevedo/vida_y_obra/#vida
SOBRE
LOS ALIMENTOS QUE CONSUMIMOS.
El azúcar es un endulzante de origen natural, sólido,
cristalizado, constituido esencialmente por cristales sueltos de sacarosa,
obtenidos a partir de la caña de azúcar (saccharum officinarum L) o de
la remolacha azucarera (beta vulgaris L) mediante procedimientos
industriales apropiados. Un grano de azúcar es entre 30 y 70 % menor
que el grano de arroz.
El azúcar blanco se somete a un proceso de purificación química —llamado sulfitación— haciendo pasar a través
del jugo de caña el gas SO2 obtenido por
combustión de azufre.
La película de miel que rodea el cristal de azúcar moreno o rubio
contiene sustancias como minerales y vitaminas. En el argot azucarero, a
estas sustancias se les llama impurezas. Cabe aclarar que, durante el
proceso de refinación, a todas las sustancias que no son sacarosa se consideran
impurezas, pero son inofensivas para la salud. Y son estas las que le
otorgan el color y sabor particular.
Cada día es
mucho más frecuente en platos y dulces preparados encontrarse otros azúcares
diferentes; glucosa, fructosa —básicamente
de la planta de maíz, preferida por su asimilación más lenta [cita requerida]— o combinados con edulcorantes artificiales.
El consenso médico sostiene que los azúcares añadidos
aportan poco valor nutricional a
los alimentos, 1. Según estudios, las personas que consumen entre el
17 % y el 21 % de sus calorías diarias procedentes de azúcares
añadidos tienen un riesgo un 38 % mayor de morir por enfermedad
cardiovascular en comparación con las que consumen el 8 % de
sus calorías diarias procedentes de azúcares añadidos. 6
[Diferentes organismos internacionales especializados han valorado los efectos de la ingesta de azúcar en el organismo. Coinciden, en general, en que el consumo excesivo, en su forma natural o mediante edulcorantes es nocivo para la salud. Puede consultar en el vínculo al pie sus opiniones. Escogimos a la] “Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. En febrero de 2,022, los científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyeron que el cons[umo de azúcar es una causa conocida de caries dental, y que las pruebas también vinculan el consumo de bebidas azucaradas, zumos y néctares con diversas enfermedades metabólicas crónicas, como la obesidad, la enfermedad del hígado graso no alcohólico y la diabetes de tipo 2. La EFSA declaró: «Hemos concluido con que existen incertidumbres sobre el riesgo de enfermedades crónicas para las personas cuyo consumo de azúcares añadidos y libres es inferior al 10% de su ingesta total de energía". 18
Fuente condensada: https://es.wikipedia.org/wiki/Az%C3%BAcar_a%C3%B1adido
CIÁTICA: Se refiere a dolor, debilidad,
entumecimiento u hormigueo en la pierna. Es causada por lesión o presión sobre
el nervio ciático. La
ciática es un síntoma de otro problema de salud. No es una enfermedad
por sí sola.
Causas: La ciática ocurre cuando hay presión
en o daño al nervio ciático. Este nervio comienza en la región lumbar y baja
por la parte posterior de cada pierna. Este nervio controla los músculos de la
parte posterior de la rodilla y región inferior de la pierna. Igualmente
proporciona sensibilidad a la parte posterior del muslo, parte de la región
inferior de la pierna y a la planta del pie.
Las causas comunes de
ciática abarcan: 1) Disco desplazado o
herniado; 2) Estenosis raquídea; 3) Síndrome piriforme (un dolor que
compromete el estrecho músculo en los glúteos;) 4) Lesión o fractura de la
pelvis; 5) Tumores 6) Espondilolistesis. Los hombres entre 30 y 50 años son
más propensos a desarrollar ciática.
Síntomas: El dolor ciático puede variar
ampliamente. Puede sentirse como un hormigueo leve, dolor sordo o una sensación
de ardor. En algunos casos, el dolor es tan intenso que imposibilita el
movimiento de la persona.
El
dolor ocurre más a menudo en un costado. Algunas personas presentan dolor agudo en una parte de la
pierna o la cadera y entumecimiento en otras partes. El dolor o el
entumecimiento también se pueden sentir en la parte posterior de la pantorrilla
o en la planta del pie. La pierna afectada puede sentirse débil. Algunas veces,
el pie queda atrapado en el suelo al caminar.
Fuente condensada e imagen del recorrido del
ciático en: https://medlineplus.gov/spanish/acercade/
CURIOSIDADES.
Próxima edición: cuando la
salud lo permita.
El blog https://mangoconarrozdos.blogspot.com/ se hace sin ánimo de lucro. No percibimos ingresos por él. Sólo lo creamos para brindarle información y entretenimiento. Por razones de espacio algunos textos han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al vínculo del texto. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de la Editora. El sentido de (…) y de… es indicar que se ha condensado el original. Los comentarios entre [] son de la Editora. Nuestros blogs son posibles por los servicios gratuitos de diferentes empresas internacionales de comunicación, los Alertas de Google y otros medios de información confiables. Gracias.