domingo, 30 de julio de 2023

386. CUENTO.

 El regreso de Cunda. Por Rosa Hilda Zell.

Cunda  al crecer fue adquiriendo algunos hábitos extraños. Gustaba de esconderse bajo la almohada (entre ésta y la funda), chupaba los huevos de las nidadas, venía a la cocina, tan pronto sentía que alguien se movía en ella, y si era ese alguien don Reinaldo poniase muy seria a su lado, dándole tironcitos al pantalón o mordisqueándole las botas para que le diera una galleta de sal o un pedazo de casabe*, que el viejo gustaba de mojar en el café carretero. (*Cazabe: 1. m. Torta que se hace en varias partes de América con una harina sacada de la raíz de la mandioca: yuca. D.L.E., RAE.)

Decía Brunilda que por él está Cunda tan malcriada que al cabo de los años le remordía la conciencia por tantas jutías  como había matado “cuando la guerra” y por eso consentía a ésta y la enseñaba mal. Pero don Reinaldo, acariciando al animalito, la dejaba decir y a la postre (al final), para callarla, preguntábale-¿Diréis pues que también yo la enseño a irse al monte?

Para eso no tenía Brunilda respuesta. Cunda, en efecto solía irse de la casa, a veces por unas horas, a veces por tres o cuatro días. Volvía siempre, es verdad, pero siempre producía su ausencia la misma ansiedad. Temía la moza que algún goloso le tendiera una trampa, viéndola tan cebada; y quiso encerrarla en una jaula o amarrarla, como un perro con cadena. Mas no lo consintió el que había sido insurrecto: -¿Querrías vos la vida sin libertad? Y Cunda siguió yendo y viniendo.

Brunilda decía que presentía la lluvia, e iba a guarecerse de ella en el hueco de algún palo alto. Su padre nada decía, pero el día en que regresaba era para él de fiesta. Le hacía zambumbia* (de la que él tomaba luego casi toda), le daba un buen trozo de cazabe, aunque quedara poco, la sentaba en la mecedora enana que para ella había hecho y la mecía como un niño pequeño. Cunda se dejaba querer, y Brunilda, viendo contento al viejo, se olvidaba de regañarla. (*1. f. Cuba. Sambumbia (ǁ bebida refrescante. D.L.E.)

Ahora volvía de una de sus largas excursiones. Cerraba el crepúsculo, y ella, presintiendo la noche, aligeraba el paso. De trecho en trecho se detenía a oliscar el aire en que palpitaba un silencio hosco. Cosa rara, en el batey  ningún perro ladraba. Que tampoco rasgara Facundo su guitarra no le extrañaba, pues de un tiempo acá parecía haberse olvidado de ella, como Brunilda de cantar, y todos a una andaban con cara de pocos amigos; esto es, todos los que aún quedaban en la finca, pues Facundo y los suyos no se veían ya por ella. Pero ese silencio perruno le daba mala espina. Temiendo algo, redobló su cautela.

Cerca ya de la casa. ¿Por qué no está el farol encendido? Todo callado, todo oscuro. Y, sin embargo, sigue adelante, recelosa.

La puerta del gallinero está abierta, y no hay en él una gallina. El bebedero está volcado, roto el garrafón; el agua no se ve, debe haberla secado el sol. ¿Cómo es posible…?

Luego, abierta la puerta del bohío, y en el patio mesas, camas, taburetes, todo tirado patas arriba, revuelto, roto. ¿Brunilda…? ¿Don Reinaldo…? ¿Región…?

Como contestando a su pensamiento, el perro aúlla dentro del bohío. Y viendo que no hay nadie, Cunda se arriesga a entrar.

Está allí, en la cocina, tirado en medio de su sangre, herido y sin curar. El olor de la muerte llena la casa y triunfa de tantos olores extraños como flotan en ella, testigos elocuentes de lo que allí ha pasado.

Huele a sudor, a pólvora, a sangre y a violencia. Cunda comprende que no verá más al viejo que le daba casabe y a la moza que le ponía al cuello lazos azul celeste. El perro, aunque lo vio todo, nada comprende. Dio la vida por ellos; en vano, porque al fin los echaron fuera los rurales*  y tuvieron que irse. Ahora Cunda lo mira y él mira a Cunda como a través de una bruma. Todo gira en torno suyo, y huele a muerte. Cierra los ojos; ya no volverá a ver a los que ama. *Guardia rural: policía militarizada, órgano de represión de los terratenientes e instrumento para expulsar de su tierra a los campesinos.

Y Cunda, cautelosa, se vuelve paso a paso por donde mismo vino. No está triste, sino hambrienta y perpleja. El bosque allá lejos, la llama desde hace tiempo con la voz poderosa del instinto. En él están el amor, la libertad y la vida.

Rosa Hilda Zell. (1,910, 18 de enero, La Habana- †1,971, 26 de mayo. La Habana). Escritora cubana, se destacó por sus colaboraciones en las revistas Ellas, Bohemia y otras publicaciones. Participó en la lucha contra Machado como activista sindical y militante de la Liga Antiimperialista. Como cuentista ha sido incluida en varias antologías nacionales e extranjeras.

Jutia: La jutía conga es una especie de roedor de familia Capromyidae, endémica* de Cuba. Mide 20 a 60 cm de longitud con una cola descubierta de pelos de 15 a 30 cm. Pesa en promedio 7 kg. El pelo puede ser de negro a castaño rojizo o claro. Fuente y foto: Wikipedia [* Endémico, ca: 2. adj. Biol. Propio y exclusivo de determinadas localidades o regiones. Antiguamente muy abundante en los montes orientales su caza casi la ha exterminado. Carne sabrosa. Animal muy limpio y cariñoso.]

LAS RECETAS DE LA ABUELA:

TAMAL EN HOJAS AL ESTILO CUBANO. (Como lo hacía mi madre.)

El Tamal de Maíz en hojas, es un alimento que se consume desde el año 500 a.n.e.; predominaba en la región Mesoamericana, se cree que desde México fue trasladado hacia otras regiones. Los estudios arqueológicos han develado que el tamal era un alimento muy común en la época prehispánica, y se usaba en rituales religiosos.

Puede contener chiles, frutas, vegetales; sabor dulce o amargo, de acuerdo con el maíz que se elija para elaborarlo o los ingredientes. Foto: Revista Más Cuba.

A tamal lo llaman "hallaca" en Venezuela y en algunas zonas de Colombia o Ecuador; en Belice se denomina "bollo"; en Bolivia y Perú también se le llama "humita"; en República Dominicana se conoce como "pasteles en hojas".

No solo se envuelven en las propias hojas de la mazorca de maíz, sino también en hojas de plátano; en países como Colombia o Ecuador se rellenan también con huevo: en algunas zonas de  EE.UU. tienen la tradición de comer tamal por la fuerte migración mexicana hacia ese país; existen los tamales colorados (con achiote* y tomate), los tamales de arroz (con masa de arroz), los tamales de cambray (rellenos con almendra o chocolate), o el tamal criollo. [*Achiote: m. Am. Cen., Ecuad., Méx., Perú y P. Rico: bija. D.E.L. Por su intenso color amarillo también se alimentan las aves de corral para incrementar la intensidad de las yemas. Producto natural muy sano y barato.]

Ingredientes:

2 libras,- ≈1kg-, de maíz tierno molido (que  son más o menos 5 mazorcas de maíz;  1 lb de carne de puerco con poca grasa, picada en trozos; sofrito con cuatro dientes de ajo; 1 cebolla grande y 1 pimiento verde y 1 uno rojo; sal  y puré de tomate al gusto. Una cantidad de cuerda o hilo fino que permita atar los tamales una vez rellenos Nota: Si se compra el maíz molido, deben pedirse las hojas correspondientes a ese maíz, para poder  envolverlos  y atarlos con ellas.

Procedimiento:

1.- Revolver el maíz molido aflojándolo si está muy espeso, con agua o leche al gusto, tratando de conservarlo con un espesor  que permita su manipulación para preparar los tamales.  

2.- En otra olla poner a sofreír la carne de puerco  en trozos con manteca de puerco, o con cualquier grasa que se tenga, e irle echando el sofrito poco a poco para que quede bien cocida y sazonada. (Hay quién utiliza especies secas, picantes, etc. Eso como ya dije, es al gusto y no era el de mi madre.)

3.- Una vez cocido el cerdo, se unen bien  a la harina con vueltas suaves, para que el sofrito la impregne todo.

4.- Este paso es muy importante y cuidadoso, pues hay que coger las hojas y abrirlas bien de dos, en dos; cruzándolas de forma que hagan una especie de bolsillo que  permita rellenarlo con el maíz y el cerdo cocido e ir atándolos  por el largo y ancho de las hojas.

5.- Al terminar de tener bien atados los tamales, se introducen en un recipiente grande que tenga ya agua bien caliente (puede ser un cubo de cocinar)  dejándolos hervir por 30 minutos, más  o menos. Para asegurarse, pueden pincharse con un cuchillo y apreciarse en la mano, si la harina de maíz está bien cocida.

6-  Al terminar la operación sólo resta, esperar que se enfríen  para disfrutar  de unos deliciosos y ricos tamales con hojas.

Fuente de la receta: Recuerdos de la infancia de la Editora en Cuba.

Fuente: del origen de los tamales: https://www.cibercuba.com/lecturas/2021-07-05-u1-e13-s32479-cubanos-adoran-tamal-hay-cosas-saben

DEL HOGAR Y ALGO MÁS:

TOMATE CHERRI.

El tomate cherri, 2 también llamado tomate cerezatomate pasa o tomate uva, es un fruto pequeño y redondeado que se cree es una mezcla genética entre Solanum pimpinellifolium y tomates de jardín domesticados. 3 El rango de tamaño del tomate cereza en varía de una yema de un dedo y una pelota de golf, y su forma puede ser esférica o ligeramente oblonga*. Suele ser de color rojo, aunque existen variedades de color naranja, amarillo, verde, y negro. 4 [*Oblongo, ga. 1. adj. Más largo que ancho. D.L.E., RAE]

Similar a la planta de tomates, pero con un tamaño menor y frutos igualmente menores, aunque al ser tutoradas* puede alcanzar los 2 m, los frutos miden de 1 a 3 cm. Al principio del crecimiento su tallo es recto, pero conforme pasa el tiempo tenderá a caerse hacia los costados y a enredarse con sus ramas. Presenta flores amarillas que aparecen al principio de la primavera, normalmente constan de cuatro/cinco pétalos, las cuales, posteriormente, darán lugar a los frutos que inicialmente serán verdes y con el tiempo se tornarán al color de la variedad del tomate cherri en cuestión. [*Tutorar. 1. tr. Poner tutores (ǁ cañas para mantener derecha una planta). D.E.L., RAE]

El origen del tomate cereza se remonta al México azteca, como mínimo al siglo xv d. n.e.

Los primeros tomates cultivados en Europa en el siglo xvi, fueron de color amarillo. 5 Estos fueron cultivados en los jardines botánicos del sur de España.

Los tomates cereza se popularizaron en los  EE.UU. y Europa a principio del siglo xx. 6

Los licopenos son un componente presente en los cherri y el resto de variedades de tomate. Estos son los que le dan el color rojo característico del fruto. Los licopenos son un tipo de carotenos con propiedades antioxidantes. Además, su efecto es 10 veces mayor que otros antioxidantes clásicos como la vitamina E. 78​. Fuente condensada y foto: Tomate cherri - Wikipedia, la enciclopedia libre

INFORMACIONES ÚTILES:

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POESÍA:

Emilia Bernal Agüero: (Nació en Nuevitas,- Camagüey-, 8 de mayo de 1,884 – Murió el 20 de diciembre de 1,964 en  EE.UU.) Fue una poetisa cubana, que también cultivó otros géneros como el ensayo,... https://es.wikipedia.org/wiki/Emilia_Bernal

A un esclavo.

¡Esclavo! ¡Esclavo! Cuando duerma todo
    el mar, la tierra, el cielo, el bosque, el llano,
    iré a la puerta de tu cárcel negra
    para llamarte con ternura, ¡Hermano!…

    Como perdida tórtola que al nido
    llega, entre canto y lloro, a la alborada,
    mi voz doliente llegará a tu reja
    en el silencio de la noche blanca.

    “¡Hermano!, ¡Hermano!”… y sellaré de besos
    el dintel de tu puerta y de tu alma,
    y velaré tu sueño de poeta
    echada al pie del muro de tu cárcel.

Fuente: https://www.elcamaguey.org/emilia-bernal-a-un-esclavo Incluido en Alma errante (1,926). Tomado de Antología literaria. Verso, prosa y traducción poética. Selección e introducción de Manuel J. Santayana Ruiz. Prólogo, edición y notas de Emilio Bernal Labrada. New York, Academia Norteamericana de la Lengua Española, 2,020, p.48.

Próxima edición: se avisara por Facebook.                                    

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