Autor: Gregorio López Fuentes: (1895–1966) fue un escritor mexicano que incursionó en la novela, poesía, periodismo y crónica de la Revolución mexicana. En 1921 comenzó a escribir para el diario El Universal, frecuentemente bajo el seudónimo "Tulio F. Peseenz". El nombre del municipio donde nació fue renombrado como Zontecomatlán de López y Fuentes en su honor.
“La casa -única en todo el valle- estaba subida en uno de esos cerros truncados que, a manera de pirámides rudimentarias, dejaron algunas tribus al continuar sus peregrinaciones. Entre las matas del maíz, el frijol con su florecilla morada, promesa inequívoca de una buena cosecha
Lo único que estaba haciendo falta a la tierra era una lluvia, cuando menos un fuerte aguacero, de esos que forman charcos entre los surcos. Dudar de que llovería hubiera sido lo mismo que dejar de creer en la experiencia de quienes, por tradición, enseñaron a sembrar en determinado día del año.
Durante la mañana, Lencho -conocedor del campo, apegado a las viejas costumbres y creyente a puño cerrado- no había hecho más que examinar el cielo por el rumbo del noreste.
-Ahora sí que se viene el agua, vieja.
Y la vieja, que preparaba la comida, le respondió:
-Dios lo quiera.
Los muchachos más grandes limpiaban de hierba la siembra, mientras que los más pequeños correteaban cerca de la casa, hasta que la mujer les gritó a todos:
-Vengan que les voy a dar en la boca...
Fue en el curso de la comida cuando, como lo había asegurado Lencho, comenzaron a caer gruesas gotas de lluvia. Por el noreste se veían avanzar grandes montañas de nubes. El aire olía a jarro nuevo.
-Hagan de cuenta, muchachos -exclamaba el hombre mientras sentía la fruición de mojarse con el pretexto de recoger algunos enseres olvidados sobre una cerca de piedra-, que no son gotas de agua las que están cayendo: son monedas nuevas: las gotas grandes son de a diez y las gotas chicas son de a cinco.
Y dejaba pasear sus ojos satisfechos por la milpa a punto de jilotear 1, adornada con las hileras frondosas del frijol, y entonces toda ella cubierta por la transparente cortina de la lluvia. Pero, de pronto, comenzó a soplar un fuerte viento y con las gotas de agua comenzaron a caer granizos tan grandes como bellotas. Esos sí que parecían monedas de plata nueva. Los muchachos, exponiéndose a la lluvia, correteaban y recogían las perlas heladas de mayor tamaño.
-Esto sí que está muy malo -exclamaba el hombre- ojalá que pase pronto...
No pasó pronto. Durante una hora, el granizo apedreó la casa, la huerta, el monte, la milpa 2 y todo el valle. El campo estaba tan blanco que parecía una salina. Los árboles, deshojados. El maíz, hecho pedazos.
El frijol, sin una flor. Lencho, con el alma llena de tribulaciones, pasada la tormenta, en medio de los surcos, decía a sus hijos:
-Más hubiera dejado una nube de langosta... El granizo no ha dejado nada: ni una sola mata de maíz dará una mazorca, ni una mata de frijol dará una vaina...
La noche fue de lamentaciones:
-¡Todo nuestro trabajo, perdido!-¡Y ni a quién acudir!
-Este año pasaremos hambre...
Pero muy en el fondo espiritual de cuantos convivían bajo aquella casa solitaria en mitad del valle, había una esperanza: la ayuda de Dios.
-No te mortifiques tanto, aunque el mal es muy grande. ¡Recuerda que nadie se muere de hambre!
-Eso dicen: nadie se muere de hambre...
Y mientras llegaba el amanecer, Lencho pensó mucho en lo que había visto en la iglesia del pueblo los domingos: un triángulo y dentro del triángulo un ojo, un ojo que parecía muy grande, un ojo que, según le habían explicado, lo mira todo, hasta lo que está en el fondo de las conciencias.
Lencho era hombre rudo y él mismo solía decir que el campo embrutece, pero no lo era tanto que no supiera escribir. Ya con la luz del día y aprovechando la circunstancia de que era domingo, después de haberse afirmado en su idea de que sí hay quien vele por todos, se puso a escribir una carta que él mismo llevaría al pueblo para echarla al correo.
Era nada menos que una carta a Dios.
“Dios -escribió-, si no me ayudas pasaré hambre con todos los míos, durante este año: necesito cien pesos para volver a sembrar y vivir mientras viene la otra cosecha, pues el granizo...”
Rotuló el sobre “A Dios”, metió el pliego y, aún preocupado, se dirigió al pueblo. Ya en la oficina de correos, le puso un timbre (sello postal) a la carta y echó esta en el buzón.
Un empleado, que era cartero y todos en la oficina de correos, llegó riendo con toda la boca ante su jefe: le mostraba nada menos que la carta dirigida a Dios. Nunca en su existencia de repartidor había conocido ese domicilio. El jefe de la oficina -gordo y bonachón- también se puso a reír, pero bien pronto se le plegó el entrecejo y, mientras daba golpecitos en su mesa con la carta, comentaba:
-¡La fe! ¡Quién tuviera la fe de quien escribió esta carta! ¡Creer como él cree! ¡Esperar con la confianza con que él sabe esperar! ¡Sostener correspondencia con Dios!
Y, para no defraudar aquel tesoro de fe, descubierto a través de una carta que no podía ser entregada, el jefe postal concibió una idea: contestar la carta. Pero una vez abierta, se vio que contestar necesitaba algo más que buena voluntad, tinta y papel. No por ello se dio por vencido: exigió a su empleado una dádiva, él puso parte de su sueldo y a varias personas les pidió su óbolo 3 “para una obra piadosa”.
Fue imposible para él reunir los cien pesos solicitados por Lencho, y se conformó con enviar al campesino cuando menos lo que había reunido: algo más que la mitad. Puso los billetes en un sobre dirigido a Lencho y con ellos un pliego que no tenía más que una palabra a manera de firma: DIOS.
Al siguiente domingo Lencho llegó a preguntar, más temprano que de costumbre, si había alguna carta para él. Fue el mismo repartidor quien le hizo entrega de la carta, mientras que el jefe, con la alegría de quien ha hecho una buena acción, espiaba a través de un vidrio raspado, desde su despacho.
Lencho no mostró la menor sorpresa al ver los billetes -tanta era su seguridad-, pero hizo un gesto de cólera al contar el dinero... ¡Dios no podía haberse equivocado, ni negar lo que se le había pedido!
Inmediatamente, Lencho se acercó a la ventanilla para pedir papel y tinta. En la mesa destinada al público, se puso a escribir, arrugando mucho la frente a causa del esfuerzo que hacía para dar forma legible a sus ideas. Al terminar, fue a pedir un timbre el cual mojó con la lengua y luego aseguró de un puñetazo.
En cuanto la carta cayó al buzón, el jefe de correos fue a recogerla. Decía:
“Dios: Del dinero que te pedí, solo llegaron a mis manos sesenta pesos. Mándame el resto, que me hace mucha falta; pero no me lo mandes por conducto de la oficina de correos, porque los empleados son muy ladrones. Lencho”. Fuente: ciudadseva.com
1. jilotear. 1. intr. coloquial, rural. El Salv., Hond. y Méx. Dicho de la planta de maíz: Comenzar a echar el jilote. 2. jilote. (Del nahua xilotl, cabello).1. m. Am. Cen. y Méx. Mazorca de maíz cuando sus granos no han cuajado aún. 2. m. Méx. Conjunto de hebras que tiene el jilote. RAE.
2. milpa. (Del nahua milli, heredad, y pan, en, sobre). 1. f. Am. Cen. y Méx. Terreno dedicado al cultivo del maíz y a veces de otras semillas. RAE
3. Óbolo: 1. m. Pequeña cantidad con la que se contribuye para un fin determinado. RAE
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
Callos 1: Se desconoce el origen de este plato; en la gastronomía española existen recetas del mismo que datan del año 1599 que en el libro Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán menciona el plato de callos como: “revoltillos hechos de las tripas, con algo de los callos del vientre”. Ya en el año 1607 Domingo Hernández de Maceras presenta una receta de callos bajo la denominación: "De manjar blanco de callos de vaca". Es un plato que nació en tabernas y que acabó con el tiempo en los más prestigiosos restaurantes.
Se sabe que se ofrece en un menú de Lhardy ya en pleno siglo XIX.2 4 Algunas teorías no confirmadas sostienen que los emigrantes procedentes de Asturias trajeron la costumbre de sus tierras. No obstante variantes de este plato se encuentran en diversas partes fuera de España. …en Francia se toman "al estilo de Caen", en Roma en el barrio de Trastevere se sirven con ralladura de queso pecorino romano. Cada lugar posee un cambio sutil en la receta lugareña que le distingue de los demás. 3 5
…, por regla general los callos del sur son más aromáticos (con sazonado de hierbabuena), careciendo de morcilla en su contenido. Los callos asturianos poseen la morcilla asturiana que les confiere un fuerte aroma ahumado. En Cataluña se elabora acompañado de garbanzos (callos con garbanzos). En Chile, tienen un plato típico como "Guatitas a la jardinera", contiene verduras, aliños y se le agrega salsa de tomate acompañada con arroz, se les puede llamar "callos a la madrileña", "callos a la española" o "guatitas a la española". En lugar de chorizo le agregan longaniza y patas de ternera.
En Asturias, el día 19 de octubre se celebra en Oviedo "El Desarme", fiesta gastronómica para recordar la victoria Isabelina durante la guerra Carlista, tras la cual, los soldados fueron agasajados con una copiosa comida compuesta de garbanzos con bacalao, callos y arroz con leche. Fuente: es.wikipedia.org
1. Callos: 6. m. plural. Pedazos del estómago de la vaca, ternera o carnero, que se comen guisados. RAE.
CALLOS A LA ASTURIANA.-
2 Kg= 4 lb de callos.
1 pata de vaca.
2 patas de cerdo.
300 g. de lomo de cerdo.
300 g. de jamón.
2 cebollas medianas.
3 dientes de ajo.
½ vaso de 8 onzas de vino blanco.
2 pimientos morrones asados.
1½ cucharada de pimentón dulce y picante.
Aceite de oliva,- preferiblemente-, sal, perejil y guindilla* al gusto. (* Guindilla: 2. f. Pimiento pequeño que pica mucho. RAE )
Procedimiento:
Los callos exigen una limpieza máxima, aunque, ya se compran bastante limpios, pero conviene insistir en este punto, lavarlos al chorro de agua fría y frotarlos bien con limón.
1.-Los callos se ponen al fuego en una cacerola con cebolla y ajo; se cubren de agua y se salan. Se dejan cocer unas 3 horas y se tira el caldo de cocción. Los callos se cortan en cuadraditos y se reservan en una tartera.
2.-En otra cazuela con agua, sal, cebolla y ajo se cuecen las patas de cerdo y de vaca.
3.-Después de cocidas, se deshuesan y cortan uniéndolas a los callos. El caldo de la cocción se cuela y se añade a lo anterior.
4.- Se fríe el cerdo picadito en cuadrados, lo mismo que el jamón, y se agrega a la tartera.
5.-En el aceite utilizado en el punto 4, se sofríen la cebolla, el ajo y el perejil, cuando estén, se pone el pimentón con cuidado que no se queme.
6.-Se vierte todo el conjunto con el vino blanco y los pimientos morrones picados. Dejándolo cocer a fuego lento unas 3 horas; en olla de presión ½ hora.
Observaciones: Se sirve en cazuela de barro precalentada; si se desea se le pueden añadir patatas. Algunas recetas de Asturias llevan morcilla ahumada y chorizo, algo que se le puede agregar al gusto, pero todas son deliciosas. Fuente: Receta modificada de recetasgratis.net, foto: paginadelprincipado.es
DEL HOGAR Y ALGO MÁS…
La manzana es una fruta pomácea comestible del manzano doméstico (Malus domestica). La manzana ha sido una importante fuente alimenticia para ayudar en la alimentación en todos los climas fríos y es, probablemente, el árbol más modernamente cultivado. Es la especie vegetal, a excepción de los cítricos, que se puede mantener durante más tiempo, conservando buena parte de su valor nutritivo.
Las manzanas de invierno, recogidas a finales de otoño y guardadas en cámaras o almacenes por encima del punto de congelación han sido un destacado alimento durante milenios en Asia, Europa y en EE.UU. (desde 1800).
Propiedades de la manzana:
Por la cantidad y variedad de elementos que posee esta fruta, solamente los relacionaremos. Puede ir al vínculo de es.wikipedia.org y encontrar allí la relación y explicación detallada de cado uno:
La manzana contiene: Pectinas; Aminoácidos, tales como: Cisteína; glicina arginina, Histidina; Isoleucina; Lisina; Serina y Metionina. Ácidos: glutamínico, linoleico, málico, oleico, palmítico y cafeico. Azúcares: fructosa, glucosa y sacarosa. Catequinas, (antioxidante); Quercetina y Fibra. Elementos Minerales: calcio, hierro, magnesio, nitrógeno, fósforo, potasio y zinc.
Toxicidad La manzana carece de toxicidad, si exceptuamos la ingestión de sus semillas que, como en todas las rosáceas contienen ácidos que combinados con los jugos gástricos producen sustancias tóxicas… por lo que aconsejamos no comer las semillas ni utilizarlas al hacer la compota pero consideramos necesaria la ingestión frecuente de esta deliciosa fruta. Fuente: es wikipedia.org foto:mundohumano.com.ar
Añado: la Editora, en el nº. 112, explicó la forma fácil de hacer la compota de melocotón; de igual manera podemos hacer la manzana para lograr una compota deliciosa. Si queremos que nos quede más fina,- ya que esta fruta tiene la cáscara más dura-, la pasamos por un colador chino (o de hacer el puré de los niños) logrando así una textura muy agradable.
POESÍA.
Gertrudis Gómez de Avellaneda nace en Camagüey, Cuba, en 1814 y muere en Sevilla, España en 1873). Llamada coloquialmente “Tula”, fue una escritora y poetisa cubana. Es considerada como una de las precursoras de la novela hispanoamericana. Recomendamos leer la extensa biografía en: es.wikipedia.org, foto: sosegaos.blogspot.com
AL PARTIR
¡Perla del mar! ¡Estrella de occidente!
¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo
la noche cubre con su opaco velo,
como cubre el dolor mi triste frente.
¡Voy a partir!... La chusma diligente,
para arrancarme del nativo suelo
las velas iza, y pronta a su desvelo
la brisa acude de tu zona ardiente.
¡Adiós, patria feliz, edén querido!
¡Doquier que el hado en su furor me impela,
tu dulce nombre halagará mi oído!
¡Adiós!... Ya cruje la turgente vela...
el ancla se alza... el buque, estremecido,
las olas corta y silencioso vuela.
PARA REFRESCAR.
Oferta oportuna. Colaboración de Jesús B., Madrid, España.
1. El profesor de traumatología presenta a sus alumnos a un hombre manco, renco y con severas deformaciones en la espalda:
-Ustedes ¿qué harían en un caso así?
-Pedir limosna.-
2. Llega el paciente al consultorio del psiquiatra:
- ¿Pero qué hace usted aquí?, ¿No sabe que el doctor atiende de 3 a 5?
-No hay problema, ¡voy a buscar dos más y enseguida vuelvo!-
3. Dos cirujanos en un bar ven pasar a un paciente.
-A ese hombre lo operé yo.
-¿Qué le sacaste?-
-¡Cuatro mil dólares!
4. En una larga cola en una bodega en Cuba para comprar huevos, un viejo, malhumorado por la espera, comenta en alta voz:
-Llevo ya tres horas en la cola, y todavía no me han tocado los huevos.
Una tremenda mulata que está cerca, responde:
-Dichoso de usted, mi viejo; yo llevo quince minutos, ¡y ya me han tocado el culo tres veces!
Colaboración de Nelson L., Miami, Fla., EE.UU.
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