( Imagen de editorialplaneta.com.mx) Al volver la cabeza sobre el lado derecho para dormir el último, breve y delgado sueño de la mañana, don Fulgencio tuvo que hacer un gran esfuerzo y empitonó la almohada. Abrió los ojos. Lo que hasta entonces fue una blanda sospecha, se volvió certeza puntiaguda.
Con un poderoso movimiento del cuello don Fulgencio levantó la cabeza, y la almohada voló por los aires. Frente al espejo, no pudo ocultarse su admiración, convertido en un soberbio ejemplar de rizado testuz y espléndidas agujas. Profundamente insertados en la frente, los cuernos eran blanquecinos en su base, jaspeados a la mitad, y de un negro aguzado en los extremos.
Lo primero que se le ocurrió a don Fulgencio fue ensayarse el sombrero. Contrariado, tuvo que echarlo hacia atrás: eso le daba un aire de cierta fanfarronería.
Como tener cuernos no es una razón suficiente para que un hombre metódico interrumpa el curso de sus acciones, don Fulgencio emprendió la tarea de su ornato personal, con minucioso esmero, de pies a cabeza. Después de lustrarse los zapatos, don Fulgencio cepilló ligeramente sus cuernos, ya de por sí resplandecientes.
Su mujer le sirvió el desayuno con tacto exquisito. Ni un solo gesto de sorpresa, ni la más mínima alusión que pudiera herir al marido noble y pastueño. Apenas si una suave y temerosa mirada revoloteó un instante, como sin atreverse a posar en las afiladas puntas.
El beso en la puerta fue como el dardo de la divisa. Y don Fulgencio salió a la calle respingando, dispuesto a arremeter contra su nueva vida. Las gentes lo saludaban como de costumbre, pero al cederle la acera un jovenzuelo, don Fulgencio adivinó un esguince lleno de torería. Y una vieja que volvía de misa le echó una de esas miradas estupendas, insidiosa y desplegada como una larga serpentina. Cuando quiso ir contra ella el ofendido, la lechuza entró en su casa como el diestro detrás de un burladero. Don Fulgencio se dio un golpe contra la puerta, cerrada inmediatamente, que le hizo ver estrellas. Lejos de ser una apariencia, los cuernos tenían que ver con la última derivación de su esqueleto. Sintió el choque y la humillación hasta la punta de los pies.
Afortunadamente, la profesión de don Fulgencio no sufrió ningún desdoro ni decadencia. Los clientes acudían a él entusiasmados, porque su agresividad se hacía cada vez más patente en el ataque y la defensa. De lejanas tierras venían los litigantes a buscar el patrocinio de un abogado con cuernos.
Pero la vida tranquila del pueblo tomó a su alrededor un ritmo agobiante de fiesta brava, llena de broncas y herraderos. Y don Fulgencio embestía a diestro y siniestro, contra todos, por quítame allá esas pajas. A decir verdad, nadie le echaba sus cuernos en cara, nadie se los veía siquiera. Pero todos aprovechaban la menor distracción para ponerle un buen par de banderillas; cuando menos, los más tímidos se conformaban con hacerle unos burlescos y floridos galleos. Algunos caballeros de estirpe medieval no desdeñaban la ocasión de colocar a don Fulgencio un buen puyazo, desde sus engreídas y honorables alturas. Las serenatas del domingo y las fiestas nacionales daban motivo para improvisar ruidosas capeas populares a base de don Fulgencio, que achuchaba, ciego de ira, a los más atrevidos lidiadores.
Mareado de verónicas, faroles y revoleras, abrumado con desplantes, muletazos y pases de castigo, don Fulgencio llegó a la hora de la verdad lleno de resabios y peligrosos derrotes, convertido en una bestia feroz. Ya no lo invitaban a ninguna fiesta ni ceremonia pública, y su mujer se quejaba amargamente del aislamiento en que la hacía vivir el mal carácter de su marido.
A fuerza de pinchazos, varas y garapullos, don Fulgencio disfrutaba sangrías cotidianas y pomposas hemorragias dominicales. Pero todos los derrames se le iban hacia dentro, hasta el corazón hinchado de rencor.
Su grueso cuello de Miura hacía presentir el instantáneo fin de los pletóricos. Rechoncho y sanguíneo, seguía embistiendo en todas direcciones, incapaz de reposo y de dieta. Y un día que cruzaba la plaza de armas, trotando a la querencia, don Fulgencio se detuvo y levantó la cabeza azorado, al toque de un lejano clarín. El sonido se acercaba, entrando en sus orejas como una tromba ensordecedora. Con los ojos nublados, vio abrirse a su alrededor un coso gigantesco; algo así como un Valle de Josafat lleno de prójimos con trajes de luces. La congestión se hundió luego en su espina dorsal, como una estocada hasta la cruz. Y don Fulgencio rodó patas arriba sin puntilla.
A pesar de su profesión, el notorio abogado dejó su testamento en borrador. Allí expresaba, en un sorprendente tono de súplica, la voluntad postrera de que al morir le quitaran los cuernos, ya fuera a serrucho, ya a cincel y martillo. Pero su conmovedora petición se vio traicionada por la diligencia de un carpintero oficioso, que le hizo el regalo de un ataúd especial, provisto de dos vistosos añadidos laterales.
Todo el pueblo acompañó a don Fulgencio en el arrastre, conmovido por el recuerdo de su bravura. Y a pesar del apogeo luctuoso de las ofrendas, las exequias y las tocas de la viuda, el entierro tuvo un no sé qué de jocunda y risueña mascarada. (Texto de bibliotecasvirtuales.com)
“Juan José Arreola Zúñiga (1918-2001) (…) fue un escritor, académico y editor mexicano. En 1930 empezó a trabajar como encuadernador, e inició una larga serie de oficios. En 1934 escribió sus tres primeros textos literarios. En 1948, (…), encontró trabajo en el Fondo de Cultura Económica como corrector y autor de solapas. (…) Su primer libro de cuentos Varia invención, apareció en 1949, editado por el FCE. (…)
En 1952 se publicó la que muchos consideran su primera gran obra Confabulario. (…) En 1963, (…) salió a la luz pública otra de sus grandes obras, la novela La feria.[1] En 1964 dirigió la colección "El Unicornio", y se inició como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Su cultura fue amplia. La obra de Arreola se inscribe en el llamado realismo mágico y se caracteriza por una inteligencia profunda y lúdica[1]. Juega con los conceptos, con las situaciones, utiliza símbolos, metamorfosea personajes, parodia. Se nota una clara influencia de Kafka. Ama los textos breves y significativos. Es clásico por su forma. En el universo de su obra se rompen las leyes lógicas y naturales hasta un extremo casi alucinatorio. En ello se nota, como en el caso de Borges, un escepticismo fundamental”. Recomendamos leer la biografía completa de este interesante y original escritor en es.wikipedia.org
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
Frijoles Negros Dormidos (Alubias negras) Estos frijoles o alubias no son de consumo común en España, aunque sí en A. Latina, especialmente el Caribe y Centro América.
Como ocurre con todos los productos, existen frijoles más agradables al gusto que otros. En general, los de tamaño pequeño son más blandos y de sabor menos ácido. Se consumen como un plato independiente o con arroz blanco. El espesor del caldo es al gusto, pero generalmente se prefieren espesos.
Ingredientes:
½ kg de frijoles negros
1 taza de aceite (preferiblemente de oliva)
2 pimientos verdes grandes o 6 pequeños
2 dientes de ajo
1 hoja de laurel
1 cucharadita de café de orégano (molido o en hojas)
1 ramita de cilantro[2]
1 cucharadita de café de vinagre
1 pizca de azúcar morena
Sal al gusto
Modo de proceder:
Se ponen los frijoles negros a ablandar al fuego con abundante agua,-un par de dedos por encima de su nivel-, (en olla de presión o común), agregándole el comino, la hoja de laurel, el orégano y el cilantro.
Cuando estén los frijoles bien blandos, se añaden los pimientos, el ajo, la cebolla (todo cortado en pedazos pequeños) y el aceite. Se continúan hirviendo a fuego medio, hasta que estén comenzando a espesar. En ese momento, se deben agregar la pizca de azúcar, el vinagre y la sal y,- cuando tengan el punto deseado de espesor y sabor-, se retiran del fuego.
Pueden comerse de inmediato pero, para esta receta, deben dejarse reposar hasta el otro día para que los frijoles estén bien dormidos (espesos, reposados).
Como toda comida, existen muchas variantes: agregar tomates, panceta, tocino, carne de cerdo, etc., cada cual le agrega su sello personal, pero está es la Receta de la Abuela, que la disfruten.
DE MEDICINA, CIENCIA, TÉCNICA Y ALGO MÁS…
(Imagen de www2.hu-berlin.de) El clítoris, ese órgano desconocido. RFI. Copie en la barra de su buscador el vínculo que le mostramos a continuación y encontrará una información interesante sobre ese importante y desconocido órgano de placer femenino.
http://telechargement.rfi.fr.edgesuite.net/rfi/espagnol/audio/modules/actu/201106/CIENCIA_Osar_el_clitoris.mp3
¿Sobrevivió por hibernación? BBC. Mitsutaka Uchikoshi podría ser el primer ser humano en sobrevivir por hibernación. Estuvo perdido 24 días, herido, casi no tenía pulso, los órganos vitales colapsaron y su temperatura corporal era de 22 grados centígrados, sin embargo, sobrevivió por que se cree entró en un estado de hibernación.
El funcionario público de 35 años, compartía con unos compañeros de trabajo de un asado (…) en el monte Rokko, en el oeste de Japón y al perder su regreso en telesilla, decidió bajar la montaña caminando.
Según informan diarios británicos, al bajar se resbaló, se fracturó la pelvis, y perdió el conocimiento. "En el segundo día, salió el sol, estaba en un campo, y me sentía muy cómodo. Ese es mi último recuerdo", dijo. El japonés fue descubierto tres semanas después por un caminante.
Tras casi dos meses de tratamiento médico, Uchikoshi ya salió del hospital y se encuentra en perfectas condiciones de salud. Pero su historia sigue generando revuelo en Japón, especialmente en los círculos médicos que aún tratan de explicar cómo sobrevivió en esas condiciones tan extremas.
Hasta el momento la hibernación sigue siendo el argumento con más seguidores. Durante este período la actividad celular disminuye significativamente y con ella desaparece la necesidad de oxígeno y se reduce el consumo de energía.
"Este caso es revolucionario si el paciente efectivamente sobrevivió con una temperatura corporal tan baja por tanto tiempo" dijo Hirohito Shiomi experto en hibernación de la Universidad Fukuyama. "Los investigadores deberían clarificar si la temperatura del cuerpo del señor Uchikoshi descendió rápidamente o si la pérdida de temperatura corporal fue más lenta", agregó.
Por mucho tiempo, los científicos han considerado que la hibernación es, en teoría, posible. De comprobarse el caso de Mitsutaka Achikoshi, hay quienes creen que la condición podría ser usada para detener el crecimiento de las células para tratar hemorragias cerebrales u otras enfermedades.
¿Qué % del cerebro humano se usa? BBC. (Imagen SPL-BBC) Hay cosas que creemos saber, pero resulta que lo que tenemos es información equivocada. Hay otras que sabemos, pero no en detalle. La revista BBC Focus responde las preguntas de sus curiosos lectores.
¡Todo! Cada neurona en el cerebro está continuamente activa, así esté funcionando despacio. Las neuronas que dejan de responder, mueren. Sin embargo, mucha gente parece creer que sólo usamos una parte de nuestro cerebro.
Es extraordinario que ese mito persista cuando ha sido refutado tantas veces. Hay muchas historias sobre el origen de ese mito: que los primeros electroencefalogramas sólo podían detectar un pequeño porcentaje de la actividad del cerebro, o que los investigadores de principios del siglo XX sólo podían encontrar funciones para un 10% del cerebro.
Alternativamente, podría haber salido de una especulación más sensata de que sólo usamos parte del potencial del cerebro. Potencial es algo difícil de medir, o siquiera conceptualizar.
¿Qué podría cada uno de nosotros hacer potencialmente dados todos los posibles estímulos, entrenamientos, súper-alimentos, etc.? Todo lo que podemos decir con seguridad es que todos probablemente "podríamos hacerlo mejor", pero no porque necesitemos encontrar pedazos de nuestro cerebro en desuso. Esos no existen. (Añadimos: hasta hace algunos años se afirmaba que las neuronas no se reponían; que las pérdidas de memoria y otros achaques era porque desaparecían y sus funciones no se asumían por otras. Ya se ha comprobado que nacen nuevas neuronas continuamente, pero si no son utilizadas, mueren en un plazo de quince días. Por ello es tan importante encontrar en qué emplear activamente la mente. Sean juegos de cualquier tipo, lectura, etc. La Naturaleza deshecha lo que no necesita o no tiene empleo. Apliqué este aviso.)
POESÍA…
“Alfonsina recibió el nuevo pensamiento latinoamericano del uruguayo José Enrique Rodó y de Julio Herrera y Reissig (…) cuya amistad le llegó a Alfonsina junto con la de José Ingenieros, su gran amigo y protector”. Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral se cuentan entre sus amistades.
Gabriela Mistral la describe así: «Extraordinaria la cabeza, (…), pero no por rasgos ingratos, sino por un cabello enteramente plateado, que hace el marco de un rostro de veinticinco años». Insiste: «Cabello más hermoso no he visto, es extraño como lo fuera la luz de la luna a mediodía. Era dorado, y alguna dulzura rubia quedaba todavía en los gajos blancos. El ojo azul, la empinada nariz francesa, muy graciosa, y la piel rosada, le dan alguna cosa infantil que desmiente la conversación sagaz y de mujer madura».
En 1935 es operada de un cáncer de mama que, finalmente la conducirá al suicidio en 1938. (Tomado de los-poetas.com) De su extensa obra, le traemos por su fuerza, profundidad e intensidad su poesía “Tú me quieres blanca”. La encontrarán en literaterra.com y, desde luego, en los-poetas.com, Leamos:
Tú me quieres blanca
(De El dulce daño, 1918)
Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar3.
Que sea azucena
Sobre todas, casta4.
De perfume tenue.
Corola5 cerrada.
Ni un rayo de luna.
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea6,
Tú me quieres blanca,
Tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos7
Dejaste las carnes
Festejando a Baco8.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago9.
Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!
Huye hacia los bosques;
Vete a las montañas;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas,
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y lévate10 al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas11,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.
3 El nácar es una de las tres capas de materia córnea que protegen el cuerpo de los moluscos, a manera de caparazón. Cuando la luz se refleja en él, se producen reflejos irisados. Es utilizado como adorno femenino, especialmente en hebillas y aros.
4 Pura, inocente, sin mancha de pecado, virginal.
5 La corola es la parte de la flor que contiene los pétalos; está situada entre el cáliz y los órganos sexuales. Comúnmente tiene colores vivos.
6 Blanca como la nieve, o semejante a ella.
7 El pámpano es el pimpollo de la vid (planta de la uva).
8 En la mitología romana, Baco es el dios de las vendimias y del vino, hijo de Júpiter y de Sémele. Habitualmente se lo representa ebrio y montado en un asno. Nació en la isla de Naxos, Mercurio le llevó a la mansión de las ninfas de Nisa, Sileno le enseñó a plantar la viña y las Musas le instruyeron en el canto y la danza. Simboliza el desenfreno y la diversión. En Grecia se lo conoció como Dionisios.
10 Estrago significa ruina, daño, asolamiento. “Hacer estragos” en una guerra alude a una gran matanza de gente o a la destrucción de una campaña, país o ejército. En el poema se utiliza la mayúscula para dar énfasis, amplificando el sentido de la palabra.
10 Levántate (conjugación en modo imperativo del verbo levar).
11 Tornar significa volver algo a su estado original.
PARA REFRESCAR…
¿CUCHARITA, TAZA O CUBO?
Durante una visita a un Instituto Psiquiátrico, le pregunté al Director, qué criterio se usaba para definir si un paciente debería o no ser Internado.
“Bueno, dijo el Director, hacemos la prueba siguiente: Llenamos una bañera, luego al paciente le ofrecemos una cucharita, una taza y un cubo y le pedimos que vacíe la bañera. En función de cómo vacíe la bañera, sabemos si hay que internarlo o no y con qué tratamiento empezar.”
-Ah, entiendo- dije. - una persona normal usaría el cubo porque es más grande que la cucharita y la taza.
- No - dijo el Director - una persona normal quitaría el tapón... Usted que prefiere: ¿una habitación con o sin vista al jardín?
Estoy seguro de que pensaste en el cubo...
¡Madre mía! ¡Con qué clase de amigos he pasado todos estos años!...ja, ja
MI HABITACIÓN DA AL JARDÍN... ¿Y LA TUYA? (Colaboración de Jesús B.)
Ayuda al lector: Es aconsejable ampliar el texto con el zoom a 125-150% para facilitar la lectura. Un clic lo lleva a la referencia y otro sobre ella, lo trae de nuevo al texto que leía. Igualmente, si hace clic sobre las imágenes, casi siempre aparecerá, a tamaño original, el material donde fue tomada. Si desea volver al texto, debe hacer clic sobre la flecha superior izquierda de la pantalla. Siempre que nos es posible, preservamos el “vínculo” de origen de los materiales que utilizamos, por respeto al trabajo ajeno y su divulgación.
Fuentes: BBC; RFI; D.R.A.E.; Google; es.wikipedia.org/wiki;
Colaboraciones y sugerencias a: soyromel@gmail.com. Esta publicación se edita entre lunes y miércoles de cada semana. http:mangoconarroz.blogspot.com entre miércoles y domingo.
Información: Este blog se lee en países donde algunas palabras utilizadas en España no son de uso común. Por ello, explicamos el contenido o la intención de las que pensamos necesarias. El nº delante de la palabra indica la acepción tomada del Diccionario de la Real Academia. Por razones de espacio, algunos textos de las fuentes han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al original. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) es indicar que se ha consensado el texto original.
[1] lúdico, a: Del juego o que tiene relación con él: el colegio organiza actividades lúdicas. Gran Diccionario de la Lengua Española © Spes Editorial 2003
[2] cilantro. 1. m. Hierba (…) aromática y de virtud estomacal.