- Va por el 205. Todavía nos falta un poquito. No te apures que es temprano.
La voz venía detrás de mí. Por el tono, parecía de una mujer mayor. Normal, ni estridente ni dulce. Normal. En ese momento no me llamó la atención. Estaba concentrado en la disposición de las pizarras que llenaban el local: ocho, pero una era sólo para recepción, supongo que de documentos. Foto: lacomarcadepuertollano.com
En las otras siete, intercalaban claves y números que, supongo, correspondían a gestiones de diferentes tipos. Un timbre más o menos discreto avisaba el cambio de número y la mesa que correspondía para la atención. Su sonido agudo posiblemente no lo captarían muchos de los ancianos presentes: ¡Clint!
Mi gestión era para obtener el cupón anual de transporte de la Comunidad de Madrid. Era casi el último día de entrega, el viernes 28 de diciembre. Así que solamente quedaba como laborable el 31, si no había huelga.
El amplio y cómodo local estaba lleno: personas mayores, algunas mujeres con niños, muchos de pie que,- como yo-, estaban recostados o sentados en el suelo esperando que alguno de los muchos asientos se desocupara, como me había tocado en suerte. La pierna me dolía, había caminado mucho y ya estaba inflamada. ¡Y lo que me quedaba todavía!
¡Clint! A-206. ¡Clint! R-10.
-No. Eso no es para nosotros. Ya estamos cerca, volvió a decir la que suponía una señora mayor.
¡Clint! A-207. ¡Clint! A-208.
- No. Todavía. No te desesperes. Espera un momento. Esto va rápido. Verás que pronto nos toca a nosotros.
Aquello me convenció de la falta de orientación al público y su exceso. En lugar de pedir el abono por e-mail o correo había tenido que concurrir dos veces al Consorcio de Transporte, a 50 km. de mi casa e invertido un día en cada viaje.
Creía haber ido preparado: el DNI de mi esposa, una autorización suya para pedir su abono, el dinero para pagar el de ambos, fotos: todo lo que se me ocurrió. ¡Pero los burócratas saben mucho más! ¡Apareció una planilla que ella debía rellenar con sus datos, firma y traerla junto con la autorización que previsoramente había hecho!
Además, debía ir al banco y ¡pagar en efectivo! el importe correspondiente de cada uno de los abonos solicitados. ¡¿Será posible?! ¿Pagar en efectivo, pedir recibo al banco? Pero, ¿en qué siglo viven? ¡Esta gente no ha descubierto la tarjeta de pago, la transferencia bancaria, Internet! ¡¡¡Siguen en la Edad Media!!!
¡Re-Dios! Es fácil explicarse la lentitud, las más de cien personas de todas las edades esperando, muchos “más mayores” con dificultades para oír, moverse, entender, como la persona que estaba preguntando todo el tiempo cuándo le llamarían. En estas reflexiones, sonó el timbre de nuevo:
¡Clint! R-11. ¡Clint! A-209.
-¡Que no cariño! ¡Que no nos toca todavía! No te desesperes. Esto va rápido y ahorita nos vamos para la casa.
¡Ahora si estaba interesado! ¿Por qué daba tantas explicaciones seguidas la señora, a quién se las daba? Con tacto,- disimulo-, traté de ver quién o quiénes eran. Por la derecha no podía, por la izquierda tampoco. No pensaba levantarme, porque era evidente que estaban detrás de mí y tendría que volverme para verlos. No. No lo haría porque no deseaba pararme por la puñetera rodilla-pierna y su dolor.
La voz era dulce, en tono controlado, con mucho cariño dirigida a alguien que farfullaba algo que no entendía, muy bajo y estropajoso. Decididamente, tenía que ver quiénes eran. Simule un entumecimiento,- lo que no me costó gran trabajo-, me paré apoyándome en la garrota (bastón). Primero miré hacia un lado, después hacia otro y por fin, hacia detrás de mí.
Efectivamente, ella era una mujercita pequeña, muy modestamente vestida, con gafas (espejuelos) y un sombrerito pequeñito también. No muy abrigada para aquel día del fin de diciembre, con 2º C. (35º F), casi congelación en la calle. Él era el doble de alto que ella. Debió ser fuerte cuando joven. Ahora tenía gruesas gafas y estaba encorvado, mirando hacia todos lados, como perdido.
Bueno, la investigación no me dijo mucho. No entendía porque él preguntaba tan seguido cuando las pizarras lo decían todo. En la entrada, había una máquina que te entregaba un ticket para la gestión que fueras a realizar. El recepcionista te ayudaba e indicaba la letra que debías pulsar para que saliera el comprobante con el número. Todo sencillo, menos la aglomeración, el desgaste físico y mental de muchos de los presentes.
Algunos tenían concentrada la atención en los móviles: jugaban con ellos; otros tenían e-book y leían tranquilamente. El vecino mío lo hacía en uno normal, de bolsillo. No entiendo cómo podía leer esa letrica tan pequeña pero él,- como los otros-, no levantaba la cabeza nada más que cuando sonaba el puñetero ¡Clint! para saber los que le quedaban por delante.
Realmente cómodo. Así pocos miraban a la señora con una muleta: estaba operada de un pie por el tipo de zapato abierto que usaba. Se apoyaba en un carrito mientras su niño jugaba por la sala. Además de ella, había varias ancianas de pie, cazando el primer asiento que quedará vació. Foto: entretenimiento.terra.es
Volvió de pronto, con total claridad, el recuerdo quemado en la memoria de 60 años atrás: la vergüenza que me hizo pasar mi madre cuando tenía 15-17 años: ella dio el asiento a una señora mientras yo me hacía el tonto.
No podía esperar que alguien ofreciera un asiento a la operada; el recuerdo me impulsaba a levantarme y ofrecerle el mío, pero realmente no podía con el dolor de rodilla. Hice de tripas corazón y aguanté. Como es mi costumbre, me puse a estudiar la “manada humana”.
Había de todo, como en botica. Una parejita acaramelada en la esquina como si estuvieran solos en una isla. Un poco pasados de rosca, pero eso es normal en estos tiempos. En la Recepción, un viejo estaba dando un escándalo porque no lo atendían. La empleada con paciencia y educación, le indicaba que esa no era la ventanilla que él tenía asignada, ni tampoco su número. Al final, el hombre, refunfuñando1 y no convencido pero vencido, aceptó sentarse y esperar.
¡Clint! A- 210. ¡Clint! A-211. ¡Clint! R-12.
- No cariño. No es para nosotros. Tú tienes que venir conmigo cuando nos toque, por si hay que firmar algún papel. ¡No! ¡No te puedes quedar aquí! Vienes conmigo. La señora seguía hablando con voz controlada, en tono bajo, pero firme, imponiéndose a una voluntad que deseaba hacer algo diferente o no hacer nada.
En esa conversación oí el número que tenían: A-288. ¡Bingo! El mío era el A-287. Los vería de pie y, tal vez, podría comprender qué le ocurría al señor.
Aunque la atención y el lugar eran adecuados, para mí, absurdo lo que ocurría: por una gestión administrativa tan simple como comprar el abono anual de transporte había tenido que recorrer 100 Km, venir dos veces a este único sitio de atención para, por último, volver a donde Cristo dio las tres voces y nadie le respondió2.
Tres buses y dos metros: ¡Casi nada! ¡Y eso mismo lo tienen que hacer cientos de madrileños! ¡Absurdo! ¡Qué pérdida de tiempo, gastos innecesarios! Que ocurra semejante dislate es sólo indiferencia, apatía administrativa, además de impunidad ante la opinión pública. Desde luego, como siempre, me estoy metiendo donde ya no debiera importarme, pero todavía corre sangre por mis venas. No aprendo.
Volviendo a lo nuestro: siguieron llamando y continuó la señora calmando a su acompañante, hasta que llegó mi número: A-287. Me levanté con bastante esfuerzo, ya predispuesto a que me dijeran que faltaba o sobraba algo, aunque había traído ¡hasta el pasaporte!, por si las moscas. Fui a mi ventanilla caminando despacio, dando tiempo que llamarán a la pareja del A-288, lo cual efectivamente ocurrió.
Ella resultó más pequeña todavía al lado de aquel hombretón ya decrépito y encorvado. Ahora vi claramente lo que le ocurría: Parkinson avanzado. Era todo un temblor el pobre hombre. Se apoyaba en ella más que en la garrota y, sin pretenderlo ni darse cuenta, le hacía daño con su peso. No importaba: lo guió entre niños y parejitas, jóvenes indiferentes y ancianos perdidos hasta su ventanilla, cercana a la mía. Foto: helvetia.zonalibre.org
¡Gran suerte! Ambos cumplíamos los requisitos administrativos. Nos aceptaron los documentos, el recibo, el formulario, esperamos un momento para que nos dieran nuestro abono y nos marchamos felices,- ella y yo porque él no se enteraba de nada-, para volver a nuestras casas. La mía a 50 Km. y, espero, que la de ellos más cercana.
Como soy curioso,- no cotillero3 -, quise ir a lado de ellos y ver hacia dónde se dirigían pero, como soy un inútil para el sentido de orientación, en lugar de entrar por la misma boca del metro que ellos lo hice por la contraria, con el resultado que los tenía en la acera del frente caminando lentamente.
Al verlos de esa forma, solos, desamparados, él dependiendo de ella, no pude evitar pensar en qué le ocurriría cuando no la tuviera a su lado, con su cariño permanente, su atención amorosa, su paciencia infinita…
Sin quererlo, me vi reflejado en esa pareja y en su amor. La tristeza me invadió al pensar en el inevitable futuro cercano, por ellos y por nosotros, pues mi compañera y yo tenemos mucho más de cincuenta años unidos. Sólo siento alegría y ganas de vivir a su lado. Sí, el amor es así: no importa el tiempo ni la belleza física. Mientras existe merece la pena vivir, sino es por uno mismo, por el que amamos. Eso es amor.
1) refunfuñar: 1. intr. Emitir voces confusas o palabras mal articuladas o entre dientes, en señal de enojo o desagrado. RAE
2) Donde Cristo dio las tres voces… Frase que expresa lugar muy distante y por lo regular, solitario. “El porqué de los dichos” de Dº José Mª Irribarren.
3) cotillero, ra. 1. mas., f. Cotilla (persona amiga de chismes y cuentos). RAE
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
Gazpacho:
Se conoce como gazpacho a un tipo de preparación culinaria consistente en la elaboración de una sopa fría con ingredientes como pan (opcional), aceite de oliva, vinagre y hortalizas crudas: generalmente tomates, pepinos, pimientos, cebollas y ajo.1 2.
Se suele servir fresco en los meses calurosos de verano. Su color varía desde el anaranjado pálido al rojo, según se empleen tomates más o menos maduros (que aportan un colorante natural denominado licopeno3).
El origen del actual gazpacho es incierto, aunque tradicionalmente se le ha considerado un plato del interior de Andalucía, donde el aceite de oliva y los productos de la huerta son abundantes, los veranos muy secos y calurosos.4 Por esta razón se le conoce comúnmente como gazpacho andaluz.
A pesar de ello el origen del gazpacho como plato "desmigado" es anterior al uso de hortalizas en su elaboración y data de la época del al-Ándalus.5
El gazpacho primigenio (mezcla de pan desmigado, aceite de oliva y vinagre) estuvo alimentando a campesinos ibéricos del sur durante siglos.
Esta evolución ha ido dejando a lo largo del tiempo variedades de gazpacho por el sur de España y Portugal, siendo de todas ellas el más popular e internacionalizado el denominado gazpacho andaluz.6 7 Los gazpachos han ido evolucionando tal y como puede verse en la literatura, hasta llegar al actual gazpacho.
El gazpacho antiguo ha dado lugar a diferentes versiones de gazpachos calientes y fríos. Entre los fríos se tiene el ajo blanco y el salmorejo. Entre los calientes, más propios de La Mancha se les denomina gazpachos manchegos (o galianos),8existiendo alguna variante igualmente en pueblos de Andalucía. Se sabe que no fue hasta el siglo XIX cuando se le añadió el tomate y se correspondió a las variantes rojas que conocemos en la actualidad.9 En la antigüedad el gazpacho era considerado un hiperónimo con el que se designa cualquier tipo de sopa…
Algunos autores afirman del gazpacho, en tono jocoso, que: "tiene raíces, pero no historia, al menos de historia escrita".9 El gazpacho ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de la historia culinaria española, pero en la actualidad pertenece a la comunidad mediterránea y se ha expandido por todo el mundo como un plato nacional español.7 (…) En la actualidad el denominado gazpacho andaluz es el más popularmente conocido, pero… su evolución ha dejado incontables variantes locales menos conocidas….6 Esta popularidad ha hecho que ciertos autores denominen "Región del Gazpacho" a Andalucía, así como gran parte de Extremadura.
Para comprender el origen del gazpacho actual, es necesario comprender los orígenes en España de algunos de sus ingredientes básicos, uno de los principales es el tomate…. A mediados del siglo XVI entró el tomate en tierras españolas procedente de los Aztecas (América), y Castilla era el primer paso de entrada al resto de Europa debido al monopolio que poseía sobre el transporte de productos provenientes del Nuevo Mundo.1Fuente: es.wikipedia.org. Foto: hogarutil.com
Gazpacho Andaluz. (Para 4 personas).
1 kilo (2,2 lb.) de tomates bien maduros (con un color rojo acentuado).
1 pimiento verde tipo italiano (unos 60 gramos aproximadamente).
1 pepino (unos 250 gramos).
1 trozo de cebolla mediana.
1 diente de ajo grande.
3 cucharadas de aceite de oliva.
Vinagre de vino blanco al gusto o limón.
1 cucharada pequeña rasa con sal o al gusto.
Opcional: ½ manzana verde.
Agua fría al gusto. Si lo quieres más claro o más espeso.
Procedimiento:
1.-Lavar bien todos los ingredientes y córtalos en trozos, dejándolos escurrir.
2.-Convertir en puré todas las verduras con batidora u otro medio hasta que no quede ningún trozo. Opcionalmente, por último, añade la media manzana cortada en cuadraditos pequeños.
3.-Cuando todo esté bien batido, añadir la sal, el aceite y el vinagre o limón al gusto.
4-Si el gazpacho tiene la consistencia que prefiera, pasa al siguiente paso. Si no es así añade agua fría hasta que esté con el espesor deseado. Receta modificada de javirecetas.com
DEL HOGAR Y ALGO MÁS…
El limón es originario de Asia y fue desconocido por griegos y romanos, siendo mencionado por primera vez en el libro sobre agricultura Nabathae hacia el siglo III o IV a.n.e..
Su cultivo no fue desarrollado en occidente hasta después de la conquista árabe de España, extendiéndose entonces por todo el litoral mediterráneo donde se cultiva profusamente, debido a la benignidad del clima, para consumo interno y de exportación. Foto: hogarutil.com
Su fruto posee un alto contenido en vitamina C … y ácido cítrico…. Se utiliza para elaborar postres (tales como el arroz con leche, en este caso se usa su piel para aromatizar) o bebidas naturales como la limonada y la leche merengada, a la cual se le añade también canela. Las rodajas se usan como adorno para bebidas. Por la acidez de su jugo, se puede utilizar para potabilizar agua, agregando 4 o 5 gotas por cada vaso de agua, y dejándolo actuar unos cuantos minutos.
El limón es un cítrico con propiedades estéticas. Se usa para blanquear las manos (mezclar el jugo de tres limones y un poco de glicerina y frotar las manos), para dar brillo y suavidad al pelo (después de lavarlo aplicar zumo de limón y dejar actuar 15 minutos), así como para hacer un peeling (mezclar 1 limón, azúcar moreno y una cucharada de miel para tratar zonas con durezas y callosidades) [2].Fuente: es.wikipedia.org
POESÍA.
Manuel María Flores, nació en México en 1840, murió en 1885. Es considerado uno de los poetas más grandes del Romanticismo mexicano. Para leer más sobre él, ver su extensa biografía en los-poetas-com. Con Uds. su hermosa poesía:
PASIÓN
¡Háblame! Que tu voz, eco del cielo,
sobre la tierra por doquier me siga...
con tal de oír tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me maldiga.
¡Mírame!... Tus miradas me quemaron,
y tengo sed de ese mirar, eterno...
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.
¡Ámame!... Nada soy... pero tu diestra
sobre mi frente pálida un instante,
puede hacer del esclavo arrodillado
el hombre rey de corazón gigante.
PARA REFRESCAR.
Colaboración de Diana F., Caracas, Venezuela.
1) El coche fantástico: desde el móvil, estando UD. fuera del garaje, le ordena que vaya a su lugar de aparcamiento. Lo hace dirigido por un programa propio. Retorna a donde UD. se encuentra cuando lo llama. Merece la pena ver hasta dónde ha llegado la técnica actual. Colaboración de Nelson L., Miami, Fla., EE.UU.
http://biertijd.com/mediaplayer/?itemid=39089
2). Aparecerá una página con una foto. En el centro hay un círculo con un triángulo. Haga clic en el triángulo. Ahora se obtiene una imagen completa. Si no es una pantalla completa, haga clic en los 4 puntos en la esquina.
Ahora, con la pantalla completa, coloque el cursor en cualquier lugar de la pantalla y arrastre lentamente la imagen en cualquier dirección que usted desea. Izquierda, derecha, arriba, abajo, disminuya la velocidad o detenerse. En este caso verá el Golden Gate de San Francisco.
http://www.airpano.com/360Degree-VirtualTour.php?3D=San-Francisco-Golden-Gate-USA
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Colaboraciones y sugerencias en el buzón del blog.
Por razones de espacio, algunos textos de las fuentes han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al original o ir al vínculo al pie del texto. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) y de … es indicar que se ha condensado el texto original. Los comentarios entre ( ) son del editor.