Autor: Ricardo Palma, Perú, 1833-1919. Este cuento recoge expresiones populares del Perú, muchas de ellas utilizadas y conocidas también en España en razón de la colonización.
Acabo de referir que uno de los tres primeros olivos que se plantaron en el Perú fue reivindicado por un prójimo (desconocido) chileno, sobre el cual recayó por el hurto nada menos que excomunión mayor, recurso terrorífico merced al cual, años más tarde, restituyó la robada estaca, que a orillas del Mapocho u otro río fuera fundadora de un olivar famoso.
Cuando yo oía decir aceituna, una, pensaba que la frase no envolvía malicia o significación, sino que era hija del diccionario de la rima o de algún quídam* (persona desagradable y de poco valor, de quien se omite o ignora su nombre. G.D.L.E.) que anduvo a caza de ecos y consonancias. Pero ahí verán ustedes que la erré de medio a medio, y que si aquella frase como esta otra: aceituna, oro es una, la segunda plata y la tercera mata, son frases que tienen historia y razón de ser.
Foto: misventanas.blog.com.es
Siempre se ha dicho por el hombre que cae generalmente en gracia o que es simpático: Este tiene la suerte de las aceitunas, frase de conceptuosa profundidad, pues las aceitunas tienen la virtud de no gustar ni disgustar a medias, sino por entero. Llegar a las aceitunas será también otra locución con que nuestros abuelos expresaban que había uno presentándose a los postres en un convite, o presenciado sólo el final de una fiesta. Aceituna zapatera llamaban a la oleosa que había perdido color y buen sabor y que, por falta de jugo, empieza a encogerse. Así decían por la mujer hermosa a quien los años o los achaques empiezan a desmejorar:
-Estás, hija, hecha una aceituna zapatera. (En España, es la aceituna aliñada con ajo y vinagre durante largo tiempo que se arruga. Muy fuerte sabor. También se aplica a las mujeres como aquí.)
Probablemente los cofrades de San Crispín* no podían consumir sino aceitunas de desecho. (*Patrono de los zapateros.)
Cuentan varios cronistas, y citaré entre ellos al padre Acosta, que es el que más a la memoria me viene, que a los principios, en los grandes banquetes, y por mucho regalo y magnificencia, se obsequiaba a cada comensal con una aceituna. El dueño del convite, como para disculpar una mezquindad que en el fondo era positivo lujo, pues la producción era escasa y carísima, solía decir a sus convidados: caballeros, aceituna, una. Y así nació la frase.
Ya en 1565 y en la huerta de don Antonio de Ribera, se vendían cuatro aceitunas por un real. Este precio permitía a su anfitrión ser que es ostentoso y rumboso (espléndido) y desde ese año eran tres las aceitunas asignadas por cada cubierto.
Sea que opinasen que la buena crianza exige no consumir toda la ración del plato, o que el dueño de la casa dijera, agradeciendo el elogio que hicieran de las oleosas: aceituna, oro es una, dos son plata y la tercera mata, ello es que la conclusión de la coplilla daba en qué cavilar a muchos cristianos que, después de masticar la primera y segunda aceituna, no se atrevían con la última, que eso habría equivalido a suicidarse a sabiendas. Si la tercera mata, dejémosla estar en el platillo y que la coma su abuela.
Andando los tiempos vinieron los de año Cerezo, el aceitunero del Puente, un vejestorio que a los setenta años de edad dio pie para que le sacasen esta ingeniosa y epigramática redondilla:
Dicen por ahí que Cerezo
tiene encinta a su mujer.
Digo que no puede ser,
porque no puede ser eso.
Como iba diciendo, en los tiempos de Cerezo era la aceituna inseparable compañera de la copa de aguardiente; y todo buen peruano hacía ascos a la cerveza, que para amarguras bastábanle las propias. De ahí la frase que se usaba en los días de San Martín y Bolívar para tomar las once (hoy se dice lunch, en gringo):
-Señores, vamos a remojar una aceitunita.
Y ¿por qué -preguntará alguno-llamaban los antiguos las once, al acto de echar después de mediodía, un remiendo al estómago? ¿Por qué?
Once las letras son del aguardiente.
Ya lo sabe el curioso impertinente.
Gracias a Dios que hoy nadie nos ofrece ración tasada y que hogaño (en este año) nos atracamos de aceitunas sin que nos asusten frases. ¡Lo que va de tiempo a tiempo!
Fuente: ciudadseva.com
Hoy también se dice: aceituna, una; mas si es buena, una docena.
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
La aceituna es el fruto del olivo. La aceituna era llamada oliva en latín, palabra que fue desplazada por el arameo zaytuna, usada por los árabes… (1)
Se conoce también como oliva. La planta procede de Grecia y Asia Menor, donde todavía pueden encontrarse en bosques de olivos silvestres (acebuches), sin tener el característico alineamiento (signo de planta cultivada) de los demás países.
Las aceitunas se consumen tanto molidas (como aceite) o en fresco pasando primero por un proceso de maceración que elimina el sabor amargo que tienen debido a un glucósido conocido como Oleuropeína. En Extremadura y Andalucía son muy populares las aceitunas aliñadas tomadas como aperitivo.
El fruto es una drupa (fruto carnoso) comestible, de tamaño variable, con una sola semilla, hueso o corazón, en su interior. Pertenece a la familia de las oleaceae. Tienen un aporte calórico de unas 167 calorías por cada 100 gramos.
Entre las principales propiedades de la aceituna son que favorecen la digestión, son antioxidantes, facilitan el vaciamiento de la vesícula biliar y es beneficiosa para prevenir enfermedades cardiovasculares (esto siempre que se consuman con muy poca sal).
Su pulpa almacena aceites, de los cuales el ácido oleico constituye en un análisis cuantitativo entre un 72 a un 83%, según los estándares del COI y del Codex Alimentarius de la FAO.
Desde la antigüedad, cuando se consiguió cultivar la Olea europea en Medio Oriente, a la aceituna se le dio otro uso alimentario, el consumo tras un proceso de endulzado o de cocido con bases alcalinas como suelen ser la sosa cáustica o la potasa. Estas aceitunas son por lo general menos productivas en grasas totales que las propias que dan el aceite tipo picual, nevadillo, empeltre o de Cazorla, etc.
Tapedade. (paté de aceitunas)
Ingredientes:
250 g de aceitunas negras o verdes, deshuesadas.
3 filetes de anchoa en aceite, escurridos.
1 diente de ajo grande, partido por la mitad y, si lo prefiere, sin el germen*.
2 cucharadas de piñones.
½ cucharada de alcaparras en salmuera, lavadas.
125 ml, 1/2 vaso, de aceite de oliva virgen extra**.
Zumo de limón o naranja exprimido.
Pimienta al gusto. Foto: canalcocina.es
* Germen del ajo: brote que después de su recolección empieza a crecer en su interior.
** El aceite de oliva extra tiene menos acidez y más antioxidantes, pero el normal sirve.
Para tostadas al ajo:
12 rebanadas de pan de unos ½ cm de grosor.
Aceite de oliva virgen extra.
2 dientes de ajo pelados y partidos por la mitad.
Preparación:
1. Ponga las aceitunas, las anchoas, el ajo, los piñones y las alcaparras en la batidora y tritúrelo bien. Con el motor en marcha, vierta el aceite de oliva poco a poco y siga batiendo hasta obtener una pasta no demasiado líquida.
2. Añada zumo de limón y pimienta al gusto. No añada sal porque las anchoas ya llevan suficiente. Guarde la tapenade en el frigorífico tapada.
3. Para hacer las tostadas, precaliente el gratinador al máximo. Ponga las rebanadas de pan en la rejilla del horno y tuéstelas por un lado 2 minutos o hasta que se doren. Deles la vuelta, pinte ligeramente el otro lado con aceite de oliva y tuéstelas 1 o 2 minutos más.
4. Mientras aún estén calientes, frote un lado de cada rebanada con ajo y déjelas enfriar. En un recipiente hermético se conservan hasta 2 días.
5. Unte las tostadas con tapenade (pate de aceitunas) y sírvalas.
Fuente: receta modificada de cocinadelmundo.com
DEL HOGAR Y ALGO MÁS…
Chicharos o Guisantes.
Su nombre científico es Pisum sativum, una planta herbácea de la familia de las leguminosas (Fabácea), más o menos trepadora, propia de la cuenca mediterránea, aunque muy extendida en todo el mundo.
Se cultiva para obtener sus pequeñas semillas -que, al igual que la planta misma, recibe distintos nombres, según la zona; entre otros muchos, guisante, chícharo, arveja o arbeyu- y las tiernas vainas que los envuelven, muy apreciados para el consumo humano.
Foto: llamardecocina.blogspot.com
Se han encontrado restos fosilizados de guisantes en yacimientos arqueológicos del Próximo Oriente que datan de hace casi 10 mil años. Las especies cultivables aparecieron relativamente poco después del trigo y la cebada, por lo que se supone que ya se cultivaban hacia el 7,800 a.n.e. En el dos mil a.n.e. su cultivo se había extendido por Europa y hacia el este a la India, aunque hasta el siglo XVI solo se usaba en grano seco o como forraje. A partir de ese momento, empezó a usarse también el grano limpio.
(…) La denominación guisante (…) o chícharo aplicada a toda la planta es una metonimia, pues éste no es más que la semilla. Recibe, entre otros, el nombre de arveja, aunque este es un apelativo común que se da a otras plantas del género Vicia… En América también se conoce al guisante como bisalto o tirabeque (nombre que en España se aplica al guisante inmaduro que se prepara y come con la vaina). Es una legumbre muy apreciada en Europa. Fuente: es.wikipedia.org
POESÍA.
Rafael Alberti Merello: 1902-1999. Nació en el Puerto de Santa María Cádiz, España, fue miembro de la Generación del 27. Fuente: es.wikipedia.org; poesía de ciudadseva.com; foto: horadeaventura.wilkia.com
La Paloma
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)
PARA REFRESCAR.
Porqué los niños necesitan padres.
De los tiempos de antes. 1) La mujer va al médico con un ojo morado.
- ¿Qué le sucedió, señora? preguntó el médico.
- Es que cuando mi esposo llega a casa borracho siempre me pega...
- Hay una solución para eso, - dice el médico, cómprese muchos caramelos de leche y cuando su marido entre a la casa borracho, métase 5 caramelos en la boca y comience a masticarlos lenta, pero muy lentamente.
Un mes después la mujer regresa al consultorio: - Doctor, su recomendación resultó muy efectiva, cada vez que mi esposo ha llegado borracho me he comido los caramelos, los he masticado muy lentamente y ¡nunca más me ha vuelto a golpear...!
- ¡Qué bueno señora! ¿Vio la importancia de mantener la boca cerrada...?
Colaboración de Isabel M., Madrid, España.
Cajitas para el rapé. Fuente: williammusmay.blogspot.com
2) Dicen que no es bueno acostarse sin saber algo nuevo, así que te aclaro el origen de la frase española "echar un polvo".
Data de los felices años 20, unos años mágicos. Los españoles conocieron el hedonismo, la buena vida y por consecuencia se incrementó el vicio del tabaco inhalado (el célebre rapé). Todos los hombres que se preciaban de elegantes llevaban en su bolsillo un bonito recipiente, en forma de caja, donde había polvo de tabaco (rapé), que se intercambiaba como signo de cortesía ¿quieres echar un polvo? Pero como era de mala educación inhalar ante señoras, los hombres cuando sentían el síndrome de abstinencia salían del salón, con la excusa de echar un polvo.
Pero muchas veces la ausencia del salón, no era exactamente para inhalar rapé sino para tener un encuentro con alguna damisela en las habitaciones altas que tenían todas las casas de "buena familia" y se ausentaban diciendo: "Voy a echar un polvo", y se perdían por las habitaciones, donde se encontraban con su amante para un encuentro sexual... ¿A que no lo sabías? Enviado por Jesús B., Madrid, España.
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