Como en las fábulas de Esopo, Samaniego, Iriarte, los viejos cuentos de los pueblos del mundo tienen un fondo ético, donde el sacrificio individual para salvar al grupo pretende trasmitir a las sucesivas generaciones esa norma de pensar y actuar.
Hoy tenemos una técnica impensable hace sólo 150 años, pero los valores sociales, éticos, han ido perdiendo fuerza. El lucro, la riqueza material ha pasado, para muchos, ha ocupar el lugar principal. Ejemplos como los de los ancianos japoneses y los trabajadores de la planta de Fukushima dispuestos a morir salvando vidas, nos recuerdan la esencia del Hombre y su ser colectivo. Este cuento es un ejemplo de lo dicho:
“Tiempo atrás vivió un hombre llamado Hailibu, como se ocupaba de la caza todos lo conocían como “el cazador Hailibu”. Como siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás, nunca disfrutaba solo de las cosas que cazaba sino que las repartía, por lo cual se había ganado el respeto de todo el mundo.
Un día que fue a cazar a la profundidad de la montaña, divisó entre la espesura del bosque una serpiente blanca que dormía enrollada bajo un árbol. El hombre dio un rodeo, pisando suavemente para no despertarla. De súbito bajó del cielo una grulla gris que atrapó a la serpiente con sus garras y volvió a emprender vuelo. La serpiente se despertó sobresaltada gritando: ¡Socorro!, ¡Socorro! Hailibu aprontó su arco y su flecha y le apuntó a la grulla que iba subiendo hacia la cima de la montaña. El ave perdió a la serpiente y huyó.
Pobre pequeñita, ve rápido a buscar a tus padres. – Le dijo el cazador al reptil. Esta asintió con la cabeza, expresó las gracias y se perdió entre los arbustos mientras Hailibu recogía su arco y las flechas para retornar también al hogar.
Al día siguiente, cuando Hailibu pasaba justamente por el mismo sitio de la víspera varias serpientes que rodeaban a la blanca salieron a recibirlo. Asombrado, estaba pensando en dar un rodeo cuando la serpiente blanca le habló:
- ¿Cómo está, mi salvador? Tal vez no me conozcas, yo soy la hija del rey dragón. Ayer me salvaste la vida y hoy mis padres me han ordenado que venga especialmente a recibirte para acompañarte a mi casa, donde te darán las gracias en persona. Cuando llegues allá – continuó – no aceptes nada de lo que te ofrezcan mis padres, pero pide la piedra de jade que lleva mi padre en la boca. Si te pones esa piedra en la boca podrás entender todos los idiomas de los animales que hay en el mundo. Sin embargo, lo que escuches no podrás comentárselo a nadie más. Si lo hicieras, te convertirías en una piedra.
Hailibu asintió, siguiendo a la serpiente hasta la profundidad del valle donde el frío iba creciendo a cada paso. Cuando llegaron a la puerta de un depósito la serpiente dijo:
- Mis padres no pueden invitarlo a pasar a la casa, lo recibirán aquí.
Y justo cuando estaba explicando esto, el viejo dragón apareció y le dijo muy respetuosamente:
- Usted ha salvado a mi querida hija y yo se lo agradezco sinceramente. En este depósito se guardan muchos tesoros, usted puede tomar lo que desee sin ningún cumplido. – Y dicho esto abrió la puerta instando a Hailibu para que entrara; el cazador notó que estaba repleto de tesoros. Una vez que terminaron de ver este lugar, el viejo dragón acompañó a Hailibu a visitar otro, y así recorrieron ciento ocho; a pesar de ello, Hailibu no se decidió por cosa alguna.
- Buen hombre, ¿ninguno de estos tesoros te place? – preguntó el viejo dragón con un poco de embarazo.
- A pesar de que son muy buenos sólo se pueden utilizar como hermosos adornos pero no tienen utilidad para mí que soy un cazador. Si el rey dragón desea realmente dejarme algo como recuerdo le ruego que me entregue ese jade que tiene en su boca.
El rey dragón se quedó absorto un momento; no le quedaba más remedio que escupir, con mucho dolor, la piedra que tenía en su boca y dársela a Hailibu.
Después de que el cazador se despidió saliendo con la piedra en su poder la serpiente blanca lo siguió y le recomendó repetidas veces:
- Con esta piedra podrá enterarse de todo. Pero no puede decirle a nadie ni palabra de lo que sepa. Si lo hace se encontrará en peligro. Por nada del mundo se olvide de ello.
Desde entonces Hailibu lograba cazar muy fácilmente. Podía entender el lenguaje de las aves y las bestias y de este modo saber qué animales había al otro lado de la gran montaña. Así pasaron muchos años hasta que un día que llegó cazar al lugar escuchó que unos pájaros decían:
- Vayamos pronto a otro sitio. Mañana se va a derrumbar la montaña y el agua correrá a torrentes inundándolo todo. ¡Quién sabe cuántos animales morirán!
Hailibu se quedó muy preocupado; sin ánimo ya para cazar regresó de inmediato y anunció a todos:
- ¡Mudémonos a otro sitio! En este lugar ya no se puede vivir más. ¡Quien no lo crea después no tendrá tiempo para arrepentirse!
Los demás se quedaron muy extrañados. Algunos creían que aquello era imposible, otros, que Hailibu se había vuelto loco. En resumen, nadie le creía.
- ¿Acaso esperan a que yo muera para creerme? – preguntó Hailibu llorando de los nervios.
- Tú nunca nos has mentido – opinaron unos ancianos – y eso lo sabemos todos. Pero ahora dices que aquí ya no se puede vivir más. ¿En qué te basas? Te rogamos que hables claro.
Hailibu pensó: “Se aproxima la catástrofe, ¿cómo puedo pensar en mí mismo y permitir que todos los otros sufran la desgracia? Prefiero sacrificarme para salvar a los demás.”
Relató pues cómo había obtenido la piedra de jade, de qué modo la utilizaba para cazar, la forma en que se había enterado de la catástrofe que iba a sobrevenir por boca de los pájaros y por último el porqué no podía contarles a los demás lo que escuchaba de los animales: se convertiría en piedra muerta.
Al tiempo que hablaba Hailibu se iba transformando y poco a poco se fue haciendo piedra. Tan pronto la gente vio aquello se apresuró a mudarse, con mucho dolor, llevándose a sus animales. Entonces las nubes formaron un espeso manto y comenzó a caer una torrencial lluvia. En la madrugada siguiente se escuchó en medio de los truenos un estruendo que hizo temblar la tierra y la montaña se derrumbó mientras el agua fluía a borbotones.
- ¡Si Hailibu no se hubiera sacrificado por nosotros ya habríamos muerto ahogados! – exclamó el pueblo emocionado.
Más tarde, buscaron la piedra en que se había convertido Hailibu y la colocaron en la cima de la montaña, para que los hijos y los nietos y los nietos de los nietos recordaran al héroe Hailibu que ofrendó su vida por todos. Y dicen que hoy en día existe un lugar que se llama “La piedra Hailibu”. (Adaptación del texto tomado de: www.um.es/tonosdigital, del original de Ediciones en Lenguas Extranjeras Beijing).
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
VEGETALES:
(Imagen de naturalternativa.net)
“Los vegetales son alimentos que proceden de seres vivos que crecen pero no mudan de lugar por impulso voluntario.
La división que hizo Aristóteles de la naturaleza, todavía tiene influencia en la actualidad. Distinguió tres clases de seres y los reunió en tres reinos:
Minerales, que crecen pero no viven ni sienten.
Vegetales, que crecen y viven.
Animales, que crecen, viven y sienten.
(...) En el lenguaje científico el término vegetal ha ido perdiendo utilidad, hasta un punto en el que la única definición posible es: Se llama vegetal a cualquier organismo de los que tradicionalmente han sido estudiados por los botánicos.
Con las verduras se pueden componer platos de lo más variados. Cuando se preparan en ensalada y se incluyen alimentos de otros grupos, -como carnes, pescados, quesos, pastas, arroz o legumbres - hemos conseguido un plato equilibrado y sin carencias nutricionales.
El mundo vegetal debería tener más presencia en nuestra dieta diaria. Especialmente en la alimentación de los más pequeños, cuyo paladar parece sólo apreciar el sabor de los carbohidratos simples. Convertirlas en protagonistas es una reivindicación saludable y sabrosa.
Algunas razones para consumir más vegetales y hortalizas:
Potasio y sodio: Los vegetales y hortalizas son ricos en potasio y ayudan a eliminar la retención de líquidos, propia de los alimentos ricos en sodio. Por esta razón, al consumir vegetales y hortalizas prevenimos la hipertensión y la hinchazón de vientre y piernas provocada por la retención de líquidos.
Grasas y calorías: Los vegetales y hortalizas son alimentos que carecen de grasas y son pobres en calorías, por lo que ayudan a mantener el peso y combatir la obesidad. (...)
Vitaminas, fibras y antioxidantes: el aporte vitamínico de los vegetales y hortalizas tiene efectos muy beneficiosos para el organismo. Por ejemplo, las vitaminas A y C mantienen fuertes nuestras defensas contra las infecciones mientras que las vitaminas del grupo B fortalecen nuestro sistema nervioso. Las fibras ayudan a regular el tránsito intestinal y, por su parte, los antioxidantes reducen considerablemente el envejecimiento y previenen la aparición de determinados tumores. (es.wikipedia.org)
Por todos estos factores beneficiosos y agradables, la receta de La Abuela consiste hoy en: Puré de verduras:
Ingredientes:
1 hoja de laurel.
4 cucharadas soperas de aceite de oliva.
1 patata (papa) grande.
1 zanahoria mediana.
Un pedazo de calabaza pequeño= ¼ de libra= 115 gramos.
1 puerro grande. (Puede utilizarse cebolla en su lugar).
1 calabacín[1] mediano.
½ cucharadita de sal.
1 hoja grande de laurel.
Agua hasta cubrir abundantemente todas las verduras.
Procedimiento:
1.- Limpiar el puerro y raspar la zanahoria.
2.- Pelar la patata, la calabaza y el calabacín.
3.- Sofreír ligeramente con el aceite todos los ingredientes troceados, remover y añadir el agua, la hoja de laurel y la sal. Dejar cocer a fuego lento durante 25 minutos.
4.- Quitar la hoja de laurel; antes de pasarlo todo por la batidora eléctrica o de mano reservar un poco de caldo, por si nos queda muy espeso poder añadirle líquido de su propia cocción.
5.- Servir caliente, si se desea, agregarle un poco de queso parmesano rallado a cada plato.
Las variantes de éste puré, pueden ser con un añadido de pollo o carne, pero teniendo en cuenta el aumento de su valor proteico.
DE MEDICINA, EL HOGAR Y ALGO MÁS…
El caso de los churros explosivos. BBC. El periódico chileno La Tercera tendrá que indemnizar a trece lectores que sufrieron quemaduras por seguir al pie de la letra una receta de churros que publicó el diario.
Los tradicionales churros, rosquillas de harina fritas, comenzaron a explotar en la cara de los cocineros rociándoles aceite caliente y provocándoles quemaduras de consideración.
La Corte Suprema de Chile determinó que el daño era inevitable "para todo aquél que siguió la receta impresa" y le ha ordenado a La Tercera pagar más de US$163.000 a las víctimas.
El juicio llega siete años después de que los lectores se quemaran los brazos, el cuerpo y la cara mientras seguían los pasos de la receta, publicada en el 25 de julio de 2004 en el suplemento Mujer.
El fallo señala que al freír la masa a una temperatura inicial de 250°C, "se producen explosiones tan violentas que las salpicaduras llegan hasta el techo y bañan al que la realiza. Este daño, siguiendo fielmente la receta publicada en el diario, no resulta posible haberlo evitado".
El tribunal chileno consideró que el error causó daños morales y físicos a los afectados y subrayó que la empresa no se dio cuenta de la equivocación que cometía al sugerir muchos ingredientes, entre ellos manjar de leche para rellenar los churros, uno de los causantes de las explosiones.
El Consorcio Periodístico Sociedad Anónima (COPESA), propietario de La Tercera, ha dicho que respetará la sentencia.
Las indemnizaciones para cada afectado fluctúan entre US$2.000 y 48.000 para los casos más graves. (La Abuela ha tomado nota de este hecho para evitar reclamaciones y daños por sus recetas).
El filete del futuro no será de vaca, sino de laboratorio. BBC. Naciones Unidas prevé que la demanda mundial de carne se doble en 2050. A Mark Post le dieron US$420.000 para hacer una hamburguesa en un año. Puede parecer dinero fácil, pero intenten hacerlo sin utilizar carne proveniente de un animal. El profesor Post es una de las pocas personas en el mundo que puede conseguirlo. Como jefe del Departamento de Fisiología Vascular de la Universidad de Maastricht, en Holanda, se encuentra a la vanguardia de una nueva ola de investigación que busca crear una manera de producir carne que acabe con la necesidad de criar ganado.
En vez de conseguir la carne de los animales criados en granjas, Post quiere crear los filetes en el laboratorio, directamente de células madre musculares. Si lo logra, esta tecnología transformará la manera en la que producimos alimentos.
A mediados del siglo XX, el holandés Willem van Eelen -entonces un estudiante de medicina- imaginó crear carne sin matar animales, utilizando células madre. Una célula madre es un tipo especial de célula capaz de replicarse a sí misma muchas veces, diferenciándose en tipos de células especializadas, como células musculares.
En 2002, la Agencia Espacial estadounidense (NASA, por sus siglas en inglés) se mostró interesada y financió a Morris Benjaminson, del Touro College de Nueva York, para que investigara la manera de conseguir carne de células musculares para alimentar a los astronautas en viajes espaciales largos. El doctor Benjaminson sacó una muestra de células del músculo de un pez dorado y consiguió cultivarlas fuera del cuerpo del pez. El filete... fue marinado[2] en ajo, limón y pimienta, y frito en aceite de oliva. Un panel de marinar catadores inspeccionó el filete y aseguró que lucía y olía igual que si fuera real, pero no se les permitió probarlo ya que las leyes estadounidenses prohíben el consumo de productos experimentales. Desafortunadamente, la NASA decidió que había formas más baratas y sencillas de alimentar a los astronautas y cortó los fondos a la investigación...
La cría de ganado supone un 18% de todas las emisiones de gases con efecto invernadero del planeta. Además, un 80% de la tierra de cultivo está dedicada a la producción de carne y el ganado consume un 10% de los suministros de agua dulce.
Haciéndose eco de este sentimiento (en defensa de los animales), la organización PETA ofreció un premio de US$1 millón para la primera compañía que logre llevar carne sintética a la tiendas, en al menos seis estados de EE.UU., para el año 2016. (...)
"En principio podríamos utilizar cualquier animal como fuente de nuestra carne. Cualquier animal que tenga células satélite en sus músculos". Para su primera hamburguesa, el profesor Post pretende cultivar varias de estas células, mezclarlas con cebolla y especies, y hacer que un cocinero famoso la prepare.
Quizás una de las mayores dificultades que han de afrontar el profesor Post y sus colegas es el sabor de la carne de laboratorio. "No sabemos de dónde viene el sabor de la carne. Asumimos que viene de la grasa pero puede haber otros componentes. La mayoría son desconocidos, así que es un misterio cómo las condiciones en las que producimos la carne pueden afectar su sabor".
La única persona que se sepa probó la carne de laboratorio fue un periodista ruso que visitó el laboratorio el año pasado.
"Cogió la tira y se la metió en la boca antes de que pudiera decir una palabra", dice Post. ¿Y el sabor? "Dijo que era correosa y sin sabor".
“Encuentra" su anillo de bodas perdido en una zanahoria sueca. BBC. Aunque ya no le cabe el anillo, Paahlsson espera agrandarlo para poder lucirlo de nuevo. Una sueca descubrió su anillo de bodas en una zanahoria de su huerto doméstico, 16 años después de haberlo perdido, según un diario sueco.
Hacía tiempo que Lena Paahlsson también había perdido sus esperanzas de encontrar la alianza, que ella misma había diseñado, según informa Dagens Nyheter.
Según le dijo ella al periódico, perdió en su cocina en 1995 su anillo blanco con siete pequeños diamantes incrustados.
Se quitó el anillo para cocinar junto con sus hijas, pero desapareció de la mesa donde lo dejó, según le explicó al diario.
La pareja no sale de su asombro. Con la ayuda de su familia, buscó por todas partes y años más tarde llegó a levantar la solería de su casa durante unas obras de reforma, con la esperanza de hallarlo.
Ha sido 16 años más tarde, mientras Paahlsson recogía zanahorias en el huerto cuando volvió a ver el blanco de su alianza, ajustada firmemente dentro de una zanahoria.
Lena Paahlsson y su marido Ola no podían creérselo. "La zanahoria estaba dentro del anillo. Es increíble", le dijo su esposo al diario. La pareja cree que aquel día de 1995 el anillo se cayó por el fregadero y que se perdió entre restos de verduras, que fueron destinados a abono, o a alimentar a sus ovejas.
POESÍA…
AMADO NERVO: (1870-1919). "...Mi apellido es Ruiz de Nervo; mi padre lo modificó, encogiéndolo. Se llamaba Amado y me dio su nombre. Resulté, pues, Amado Nervo, y, esto que parecía seudónimo -así lo creyeron muchos en América-, y que en todo caso era raro, me valió quizá no poco para mi fortuna literaria.
(...) Nervo... asegura que el escritor "vive regularmente o de un empleo, o de algo más prosaico; a veces es tendero, a veces carnicero, a veces "coyote" y a veces, muy raras... negociante en grande". Escribió en EL Mundo Ilustrado, El Nacional, El Mundo, EL Imparcial y en las mejores revistas literarias. Fue copiosa su producción y variada: cuentos, semblanzas, artículos humorísticos, reseñas teatrales, crítica de libros, artículos dialogados, crónicas, etc. Y, además, muchos versos. Los que leyó ante el sepulcro de Manuel Gutiérrez Nájera, en el primer aniversario de su muerte, merecieron el aplauso unánime de los poetas y señalaron el punto de partida de su ascensión lírica.
Pero, en realidad, su nombre comenzó a difundirse en 1895 con la publicación de su primer libro, que no fue una colección poética, sino una novela corta: El Bachiller. "Por lo audaz e imprevisto de su forma -dice Nervo-, y especialmente de su desenlace, ocasionó en América tal escándalo, que me sirvió grandemente para que me conocieran".
Místicas le situó desde luego entre los poetas jóvenes de más claro porvenir: allí aparecía diferente a los demás y sin competidores en la poesía religiosa, que en este libro sonaba de una manera insólita y refinada.
Como todos los poetas finiseculares[3], amaba a París y pudo conocerlo en 1900. ...se encontró con el amor; con el grande amor "para toda la vida"; es decir, con Ana Cecilia Luisa Dailliez, la dulce mujer que fue su compañera durante más de diez años- "encontrada en el camino de la vida el 31 de agosto de 1901. Perdida (¿para siempre?), el 7 de enero de 1912"- y cuya muerte le causó "la amputación más dolorosa de sí mismo". Fruto de este dolor fue un libro de versos muy leído: La Amada Inmóvil.
En París... selló su amistad con Rubén Darío; amistad sin quebrantos ni recelos, excepcional entre los grandes artistas y justamente calificada de ejemplar. Merced a los sufragios del grupo modernista, en 1903 alcanzó el triunfo de primacía entre los poetas mexicanos. En esa misma época obtuvo, por oposición, el cargo de profesor de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1905 ingresó en el servicio diplomático con la categoría de segundo secretario adscrito a la Legación de México en Madrid. De allá enviaba sus correspondencias a su periódico, El Mando, y a la vez escribía jugosos informes sobre lengua y literatura para el Boletín de la Secretaría de Instrucción Pública. Más tarde colaboró en periódicos de Buenos Aires y La Habana. En España escribió muchos de sus mejores libros... (posteriormente fue)restituido en su puesto por el Gobierno de México y, en I918, llamado para conferirle un nuevo cargo. Con credenciales de Ministro Plenipotenciario y Enviado Plenipotenciario ante los Gobiernos de Argentina y Uruguay, partió de México a principios de 1919.
Murió en Montevideo el 24 de mayo de 1919. Su retorno a la patria y sus funerales constituyeron una verdadera apoteosis. Yacen sus restos en la Rotonda de los Hombres Ilustres.
... en su vida se entretejieron armoniosamente los sucesos dignos de mención, ya adversos, ya venturosos. Escribió muchos libros; fue combatido, pero a la vez amado y ensalzado; fue afortunado capitán en las filas del movimiento literario más importante que ha tenido América. Por el camino de la sinceridad, de la sencillez y del trabajo silencioso, llegó a situaciones brillantes. Justo es lo que dijo en su momento de plenitud: “Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!”. (Condensado de los-poetas.com).
SI UNA ESPINA ME HIERE
¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro
ambiente de amor y caridad.
¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocado en flor de paz!
Hace poco estuve ingresada para una operación relativamente sencilla. Allí, una vez más, comprobé la dedicación, cuidado y ternura que tienen para con todos los pacientes el personal de apoyo de nuestra sanidad. Una de estas personas,- Reyecitas-, nos envió esté rap de uno de sus muchos viajes por A. Latina. Relata la dura vida de la mayor parte de aquellos hombres. Los primeros segundos están en idioma local. Oírla es comprender su vida.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=DkFJE8ZdeG8
PARA REFRESCAR…
(espaiobertssocialista.wordpress.com)
Una vez acabado el año fiscal, la Agencia Tributaria envió un inspector de Hacienda para auditar los libros de una sinagoga.
Mientras los iba comprobando, se giró hacia el rabino y le dijo:
-Observo que compraron un montón de cirios- ¿Qué es lo que hacen con los restos de cera que gotean?
-Buena pregunta -dijo el rabino-
Las vamos guardando y las devolvemos al fabricante, y de vez en cuando ellos nos envían gratis una caja de cirios.
-¡Oh!, respondió el inspector, algo decepcionado con que su insólita pregunta hubiese tenido una respuesta tan buena, pero continuó con sus odiosas maneras-
¿Qué me puede decir sobre sus compras de galletas? ¿Qué hacen con las migajas?
-¡Ah, sí! -respondió el rabino, dándose cuenta de que el inspector estaba intentando ponerle en un aprieto con su absurda pregunta; las recogemos y las devolvemos a los fabricantes y de vez en cuando, nos envían gratis una caja de benditas galletas.
-Ya veo- respondió el inspector, estrujándose el coco para ver cómo podía sacar de quicio al sabelotodo del rabino-.
¡Bien rabino! y entonces, ¿qué es lo que hacen con los prepucios que van quedando de las circuncisiones que llevan a cabo?
-Pues aquí tampoco desperdiciamos nada -respondió el rabino-.
Lo que hacemos es irlos guardando y enviarlos a la Agencia Tributaria y de vez en cuando, una vez al año más o menos, ellos nos envían un capullo completo.
El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente. (NO LO OLVIDÉIS NUNCA, PORQUE HAY MONTONES POR TOS LAOS) REFLEXIÓN DEL DÍA:
“Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia”. (Colaboración de César F.)
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Fuentes: BBC; D.R.A.E.; Google; es.wikipedia.org/wiki;
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Esta publicación se edita entre lunes y miércoles de cada semana. http://mangoconarroz.blogspot.com entre miércoles y domingo.
Información: Este blog se lee en países donde algunas palabras utilizadas en España no son de uso común. Por ello, explicamos el contenido o la intención de las que pensamos necesarias. El nº delante de la palabra indica la acepción tomada del Diccionario de la Real Academia. Por razones de espacio, algunos textos de las fuentes han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al original. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) es indicar que se ha consensado el texto original.
[1] calabacín. 1. m. Pequeña calabaza cilíndrica de corteza verde y carne blanca. Muy utilizado en Europa.
[2] marinar. (De marino).1. Dar cierta sazón al pescado para conservarlo.
[3] finisecular. 1. adj. Perteneciente o relativo al fin de un siglo determinado.
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