Este cuento es una versión libre y muy moderna del “cuento popular europeo, recopilado en 1697 por Charles Perrault en su Cuentos de mamá ganso (…) como El gato maestro y anteriormente en 1634 por Giambattista Basile como Cagliuso” en el cual María Alicia Esain se inspira.
Hemos respetado la redacción original, por lo que algunas acentuaciones responden al habla argentina ya que ella nació en la provincia de Buenos Aires, en 1949 y es autora de diversas obras. Fuente: poemas y relatos.net; es.wikipedia.org; Imagen: encuentros.com
Hace mucho tiempo, allá por el Puente de los Carros, vivía un hombre muy pobre con tres hijos. Cuando murió, los tres muchachos tuvieron que repartirse lo poco que en el rancho había: un caballo para el mayor, un chanchito (cerdo, puerco) para el del medio y un gato para el menor.
El pobre chico estaba muy preocupado porque había recibido un animal que no le serviría para nada. Su hermano mayor conseguiría trabajo en alguna estancia. Teniendo caballo era muy fácil. El segundo transformaría al chancho en delicioso chorizos y los vendería en la ciudad. Se compraría otros chanchitos y repetiría la historia.
Pero él, ¿qué haría con ese gato? No era posible hacerlo pasar por liebre, todos se darían cuenta, era muy flaco y bigotudo. Además, tampoco podría ofrecerlo para cazar ratones ya que en los campos de alrededor cada vecino tenía por lo menos diez mininos para ese trabajo. Comerse el gato y hacerse un abrigo con su piel era su única posibilidad.
- ¡Qué será de mí!, ¡Soy un gaucho pobre: sin caballo, ni poncho, ni algún animal para engordar! ¡Sólo un gato flaco y bigotudo! ¿Qué vida me espera?
Para su sorpresa, el animal le respondió como si fuese un humano:
- No te preocupés, patrón. Conseguime una bolsa y un par de botas y verás cómo logro cambiar tu suerte. Tu herencia será mucho más importante de lo que vos pensás. ¡Anímate, vamos!
El muchacho estaba asombrado, aunque ya lo había visto antes cazar ratones con gran habilidad. También esconderse haciéndose el muerto o colgarse de sus patas de atrás…
Al final, no era raro que el gato también hablase. Ni tampoco que lograse sacarlo de su pobreza… Habría que hacerle caso. Se fue para adentro del rancho y salió con un par de botas acordonadas que su papá había usado hacía muchísimos años.
Eran tan buenas que le habían permitido ganar un campeonato de malambo[i] zapateando un día seguido y sacándole chispas al piso. Ni bien el gato se las puso el muchacho vio que le quedaban al pelo, aunque tuviesen dos agujeros redondos por donde salía olor a patitas de gato. Le alcanzó una bolsa vieja y agujereada que pudo encontrar. Era la única que quedaba y para colmo, la que le servía de frazada…
De todos modos, estaba lleno de esperanzas y confiaba en que el morrongo[ii] lograría sacarlo de pobre. Éste se marchó rápidamente a conseguir lo que había prometido. Tenía las patas de atrás calzadas en las botas y las dos delanteras sujetando la bolsa. A ella primero le zurció los agujeros. A la suela de las botas le tapó las ventanitas del olor con dos trozos de cartón viejo. Se fue por un maizal donde había visto unas liebres. Antes, llenó la bolsa con pasto rico y verde.
En cuanto se metió entre las plantas, la puso como trampa. Al rato cayó una liebre entusiasmada y hambrienta. Como el gato le había puesto a la bolsa una soga, tiró un poco de ésta y ¡Zas! Liebre encerrada. Muy feliz con lo obtenido se fue hasta una gran estancia donde vivía Don Olegario, su dueño.
-¡Buenos días Don Olegario!-dijo el gato al llegar - Acá le traigo un regalito de parte de mi patrón. Es una liebre que le manda el Marqués de Pategrás para que se haga un escabeche…
-¡Muchas gracias!-contestó el estanciero- Decile a tu patrón que se lo agradezco muchísimo. La liebre en escabeche me encanta.
A los pocos días el gato repitió la operación con unas perdices que vio entre los trigos de un campo cercano al Puente de los Carros y volvió a ver a Don Olegario.
-¡Cuántas molestias se toma tu patrón! –Dijo- el hombre. -¡A mí los escabeches me pierden! ¡Muchas gracias!
Sucedió lo mismo durante varios meses hasta que un día el gato se enteró de que Don Olegario iría con su hija a pescar al arroyo. La chica era una excelente pescadora y además muy hermosa.
-Andá mañana al arroyo y metete en el agua cuando yo te avise, patrón- ordenó el gato a su dueño- y verás lo que hago por vos.
El muchacho le obedeció. Metido en el agua hasta el cuello vio que llegaba el estanciero con su hija y algunos peones. El hombre y su bella hija en un sulky[iii] con capota, los otros a caballo.
-¡Ayúdenme por favor!- maulló el gato-¡Mi patrón se ha quedado atrapado en el barro del fondo y no puede salir! ¡Él es el Marqués de Pategrás! (Imagen: encuentros.com).
Don Olegario reconoció al amable gato que tantos regalos le había hecho. Ordenó a sus peones que enlazaran al marqués y lo sacasen del embrollo con la fuerza de los caballos. Se hizo esto de inmediato. Al mismo tiempo el astuto minino le avisaba al hombre que a su dueño algún ladrón le había robado las bombachas…
-¡Vayan a la estancia y traigan bombachas para este hombre!- ordenó esta vez Don Olegario- Es mi amigo el Marqués de Pategrás. Busquen en mi ropero y traigan las batarazas[iv] que usé para mi casamiento. Seguro que le quedarán bien…Yo pesaba como treinta kilos menos en ese tiempo.
Don Olegario nunca había conocido a alguien tan importante como un marqués y ahora quería aprovechar la oportunidad de ser amigo del Marqués de Pategrás. Cuando regresaron los peones con la ropa para el muchacho, resultó que le habían traído un traje completo de gaucho y de la mejor calidad.
Al vestirse con él, le quedó a la perfección. ¡Parecía un domador del Festival de Jesús María[v]! Ni qué decir los ojos de la hija de Don Olegario al contemplarlo. Casi se cayó sentada de tanto amor que le nació en el corazón…Y al falso Marqués le pasó lo mismo. El estanciero, por su parte, dejó la pesca para otro día. Resolvió invitar a su nuevo amigo:
-Véngase para la estancia, Don Marqués. Suba al sulky que lo llevo. Tomaremos unos mates[vi] mientras se hace el asado-dijo con ganas de recibir en su estancia a un personaje tan importante. -¡Gracias señor, con todo gusto!-respondió el dueño del gato- Se ha escapado mi caballo y he quedado de a pie-siguió como disimulando. Trepó al sulky justito al lado de la hija de Don Olegario. Ella bajó los ojos y se puso colorada como las margaritas del campo. Se prepararon para el regreso a la estancia.
El Gato con Botas se adelantó por un camino de tierra que era más corto. Al pasar por un campo donde un tractor araba para sembrar soja, le hizo señas al conductor. Éste se arrimó al alambrado y el micifuz le pidió:
-Oiga, cuando pase el sulky de Don Olegario, usted salude, por favor. Si le comenta algo de este campo, dígale que está trabajando para el Marqués de Pategrás. Si no lo hace, le pongo una laucha[vii] dentro del motor del tractor y verá qué bien marcha entonces.
Pasó el sulky con sus tres pasajeros. El asunto ocurrió como el gato había ordenado. Él, por su parte, siguió hacia la estancia y se topó con la fábrica de dulce de leche, el más rico de esos pagos[viii]. Al encargado de la fábrica le dijo:
-Oiga, cuando pase el sulky de Don Olegario, usted salude, por favor. Si le comenta algo de esta fábrica, dígale que está trabajando para el Marqués de Pategrás. Si no lo hace, le pongo una laucha dentro de las ollas del dulce y verá qué rico le sale entonces.
Pasó el sulky con sus tres pasajeros. El asunto ocurrió como el gato había ordenado. Don Olegario estaba maravillado. Tanto que después de muchos mates, treinta empanadas, diez kilos de asado, cuatro docenas de pastelitos y tres damajuanas[ix] de vino exclamo:
-¡Qué buena pareja hacen Uds., Don Marqués y mi hija! ¿No les gustaría casarse? Pueden vivir aquí. Les hago un rancho lindo, con aire acondicionado y una pileta[x] de lona para el verano si se deciden.
El dueño de la estancia creía muy conveniente unir sus vaquitas a todas las riquezas del Marqués. Estaba convencido, además, de que la idea de casamiento con ese hombre a su hija no le disgustaba para nada. A ella y al muchacho les pareció estupenda la propuesta.
Celebraron la boda al poco tiempo con una fiesta grandísima con escabeches[xi], lechones, tortas fritas y todo lo que se les ocurra. El recién casado se dedicó a ser feliz y a las tareas del campo. Era muy trabajador y sabía alambrar, hacer el tambo[xii], domar potros, sembrar y cosechar. Su suegro estaba encantado…
¿El rancho con aire acondicionado y pileta de lona? El más lindo del pago y el más alegre: en él sólo vivía gente feliz. ¿Y el gato? Tuvo asegurado por el resto de su vida un menú completo de ratones a los cuatro quesos y botas nuevas y relucientes nunca le faltaron. Fin.
Les ofrecemos este “tráiler” de poco más de dos minutos de YouTube basado en el cuento original, como guinda al anterior.
http://www.youtube.com/watch?v=cVg61MHyLxg
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
La gastronomía de España es una variada forma de preparar platos, que se ve enriquecida por las aportaciones de las diversas regiones que componen el país. Cocina de origen que oscila entre el estilo rural y el costero, representa una diversidad fruto de muchas culturas, así como de paisajes y climas.3 La cocina española está fuertemente influida a lo largo de su historia por los pueblos que conquistan su territorio, así como de los pueblos que posteriormente coloniza. Esta situación le ha proporcionado una gran variedad de técnicas culinarias e ingredientes.
(…) El concepto tan variado de la cocina hace que algunos autores la denominen en plural, como las “cocinas de España” 5. En la cocina española actual conviven dos realidades: la cocina clásica y popular fundamentada en la tradición, y la cocina actual que emplea las más novedosas e ingeniosas técnicas de cocina de autor, con cocineros que han alcanzado fama internacional reconocida.3 A pesar de ello la cocina clásica posee unas raíces religiosas muy profundas.6 Algunas formas de comer típicas de las regiones españolas se han internacionalizado, tal y como pueden ser las tapas 7 8 . Entre los ingredientes españoles caben destacar los quesos, que son de una gran variedad, fruto de una actividad ganadera milenaria. También destaca… la gran variedad de vinos que posee, habiendo alcanzado algunas de sus regiones vitivinícolas fama y reconocimiento internacional. Si bien el vino es la bebida nacional, en algunas regiones del norte son muy populares otras bebidas, como es el caso de la sidra. Fuente: es.wikipedia.org Foto de: acocinar.com
Sopa Castellana:
150 g de jamón serrano.
10 dientes de ajo.
6 huevos (1 por persona).
12 rebanadas de pan duro.
2 litros y medio de caldo de carne.
Sal y pimienta (al gusto).
2 cucharadas de pimentón dulce.
50 ml. de aceite de oliva virgen extra.
Preparación:
1.-Pelamos y fileteamos los ajos, no es necesario que sean muy finos. El ajo debe dar olor y también proporcionar la emulsión entre el agua y el aceite para que la sopa sea excelente. Los reservamos en un cuenco.
2.-Elegimos una cazuela grande, calentamos el aceite en el fondo e introducimos el ajo. Salteamos hasta que comiencen a tener un color dorado (pero, ¡cuidado que no se quemen!) y añadimos también el jamón cortado en trozos pequeños. Removemos con una cuchara de madera de manera envolvente hasta unir bien los sabores.
3.-Cuando los ajos tengan un color miel tostado añadimos 6 rebanadas de pan duro y les damos unas vueltas. Retiramos la cazuela del fuego y espolvoreamos con el pimentón dulce. A mí me gusta así, aunque muchas personas lo hacen con pimentón picante, todo depende del cocinero/a. El pimentón cumple una doble función: colorea de rojo el pan y además proporciona aroma. Es importante hacerlo con la cazuela fuera del fuego para evitar que el pimentón se queme y que todo quede con un desagradable sabor amargo que nos fastidiaría la sopa.
4.-Removemos todo bien y que se una el aceite con los ajos, el jamón, el pan duro y el pimentón. Volvemos a colocar la cazuela al fuego, siempre bajito dado que el truco de esta sopa es que el agua o el caldo nunca rompa a hervir durante el proceso de cocción. Rehogamos todo durante 2-3 minutos más y sin dejar de remover, agregamos el caldo de carne. Si no tenéis caldo también se puede hacer sólo con agua, os quedará muy parecida, no tan potente pero muy buena de sabor. Cocemos a fuego moderado durante unos 20 minutos, en ese tiempo no hace falta remover la sopa.
5.-Pasados los 20 minutos añadimos el resto del pan, las otras 6 rebanadas que previamente hemos tostado con un poco de aceite de oliva. Colocamos en la superficie y las dejamos flotar hasta que se ablanden. Añadimos sal y pimienta negra recién molida. Probad el caldo antes de añadir la sal puesto que dependiendo de la cantidad de jamón y lo salado que sea puede que no haga falta.
6.-Rompemos los huevos y los echamos a la sopa. Yo suelo añadir un huevo por comensal pero depende de cada uno, si queréis dos o tres… a vuestro gusto. Dejamos cuajar durante 2-3 minutos. Otra opción es la de separar las claras de las yemas y añadir sólo las claras a la sopa y la yema ponerla después en cada plato. Cuando añadimos la sopa al cuenco la yema se mezcla con la sopa y queda deliciosa. El huevo quedará o bien en forma de huevo hilado o en trocitos escalfado.
7.-Servimos bien caliente en un cuenco o si tenemos en cazuelas de barro (es lo propio). ¡Y que aproveche! Fuente modificada de: acocinar.com
Advertencia: la sopa castellana es un alimento muy potente, apropiado para el invierno o días muy fríos. Además, tanto el pimentón como la pimienta pueden afectar a los alérgicos a esos productos.
POESÍA.
Salvador Novo: 1904-1974, sus memorias han sido recientemente publicadas bajo el título La estatua de sal. Varios tomos de La vida en México..., con buena parte de su trabajo periodístico. Fuente: los-poetas.com; Foto de: saudalesylloviznas.blogspot.com
EL RETORNO
Vieja alameda triste en que el árbol medita,
en que la nube azul contagia su quebranto
y en que el rosal se inclina al viento que dormita:
te traigo mi dolor y te ofrezco mi llanto.
He vuelto. Soy el mismo. La misma sed que me aqueja
y embelesa mi oído idéntica canción,
y soy aquel que ama el minuto que deja
un poco más de llanto dentro del corazón.
He vuelto. A tu silencio otoñal, he buscado
vanamente mis huellas entre todas las huellas,
y mi ilusión es una hoja muerta de aquellas
que estremecía el viento y que el sol ha dorado.
Y mientras quiero acaso recomenzar la senda
y un mal irremediable consume los destellos
del sol, vieja alameda, y te guardo mi ofrenda,
tú contemplas mis ojos y miras mis cabellos.
PARA REFRESCAR.
Un “tembo” (hombre de 50-60 años) que todavía se considera joven trata de conquistar a hermosas jóvenes. Merece la pena verlo por las chicas y, sobre todo, por volver a escuchar “Only you”. Es un montaje, pero con humor se disfruta una vez. Hay otros tal vez no tan agradables, especialmente el espacio dedicado a contactos, que se puede cerrar, si lo desea claro. Colaboración de Nelson L.
http://www.youtube-nocookie.com/embed/ItXKGyO6cRA?rel=0
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Aviso: Publicaremos esta semana un artículo sobre el Ayuntamiento de Madrid, sus 126 coches oficiales, mayordomo para servir café, etc., etc., del semanario alemán Der Spiegel y los comentarios de Arturo Pérez Reverte sobre la política y políticos españoles en su habitual descarnado lenguaje. También una entrevista a la profesora universitaria cubana Leonor Amaro sobre la situación de la educación en Cuba, incluida la universitaria, publicada en Espacio Laical, además de un comentario e información sobre la investigación policial que se desarrolla sobre las actividades del Dr. Eusebio Leal y sus empresas. Será en http://mangoconarroztres.blogspot.com
Colaboraciones y sugerencias en el buzón del blog.
Por razones de espacio, algunos textos de las fuentes han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al original. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) es indicar que se ha condensado el texto original. Los comentarios entre ( ) son del editor.
[i] malambo. 1. m. Arg., Chile y Ur. Baile vivaz de zapateo que ejecutan solo los hombres y se acompaña con rasgueo de guitarra. Pueden intervenir uno o varios bailarines que, sueltos y muchas veces en contrapunto, efectúan diversas mudanzas, sin otros movimientos que los de las piernas y pies. RAE
[ii] morrongo. (De morro2). 1. m. coloquial. gato. RAE
[iii] Sulky es una carreta que usaban los gauchos en el campo y sólo servía para transportar gente... fuente: ar.answers.yahoo.com
[iv] Batarazas: Los primeros conquistadores españoles que llegaron a nuestras tierras, (Argentina) hablaban, como se sabe, el viejo idioma de Castilla, y quienes aquí habitaban, (…) hablaban el quichua, el guaraní o el mapuche. (…). Y vayan como ejemplo algunas de ellas: Bataraz = popular. Pinto, plomizo y blanco. Bombachas batarazas // Gallinas batarazas || Antiguo billete de cincuenta pesos (por el color). Del guaraní mbatar. Fuente: www.noticiabuena.com.ar bombacha. 1. f. América. Calzón o pantalón bombacho. 2. f. Arg. y Ur. braga (‖ prenda interior). RAE
[v] Festival Jesús María: Encuentro Nacional de doma y folclore argentino que se desarrolla en el mes de enero en Jesús María, estado de Córdoba. Fuente: www.kalipedia.com
[vi] mate3. (Del quechua mati, calabacita). 1. m. Infusión de yerba mate que por lo común se toma sola y ocasionalmente acompañada con yerbas medicinales o aromáticas. (…) 3. m. Arg., Bol., Chile y Ur. Recipiente donde se toma la infusión de yerba mate, hecho de una calabaza pequeña o de otra materia. RAE
[vii] laucha. (Del mapuche laucha o llaucha). 1. f. Arg., Bol., Chile, Par. y Ur. ratón (mamífero roedor). RAE
[viii] pago2. (Del lat. pagus). 2. m. Pueblo pequeño o aldea. 3. m. Arg., Bol. y Ur. Lugar en el que ha nacido o está arraigada una persona. U. m. en pl. 4. m. rur. Arg., Perú y Ur. Lugar, pueblo, región. U. m. en pl. RAE
[ix] damajuana. (Del francés dame-jeanne). 1. f. Recipiente de vidrio o barro cocido, de cuello corto, a veces protegido por un revestimiento, que sirve para contener líquidos. RAE
[x] pileta. 6. f. Arg., Bol. y Ur. piscina (estanque para la natación). RAE
[xi] escabeche. (Del ár. hisp. assukkabáǧ, y este del ár. sikbāǧ; cf. persa sekbā). 1. m. Salsa o adobo que se hace con aceite frito, vino o vinagre, hojas de laurel y otros ingredientes, para conservar y hacer sabrosos los pescados y otros alimentos. 2. m. Alimento conservado en esta salsa. 4. m. Arg., Bol., Chile y Nic. encurtido.
[xii] tambo. (Del quechua tampu). 1. m. Arg. y Ur. Establecimiento ganadero destinado al ordeño de vacas y a la venta, generalmente al por mayor, de su leche. 2. m. Arg. Corral donde se ordeña. RAE
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