Colaboración de Albert L., Pineda del Mar, Catalunya, España.
Cuentos Negros de Cuba. Por Lydia Cabrera Cabrera.
“Cuando los animales hablaban, eran buenos amigos entre sí y se entendían con el hombre, ya el perro era esclavo. Ya amaba al hombre sobre todas las cosas.
En aquella época —de horas largas y poca prisa—, el Gato, el Perro y el Ratón, eran inseparables. Los mejores compadres de Cuba solían reunirse en el traspatio de una gran casa de la Alameda, en cuyos vidrios de colores, todavía no hace mucho, venían a morir los reflejos del mar. Allí, al pie de un laurel —que el Tiempo Nuevo asesinó con todos sus pájaros— pasaban charlando la prima noche.
Una vez que el Gato y el Ratón, que tenía gran comercio con los libros, era un erudito, hacían el elogio de la libertad y discutían largamente los derechos de todos los hijos de la tierra, sin exceptuar los del Aire y los del Agua, el Perro se dio cuenta de que él era esclavo y se entristeció…
Al día siguiente fue a ver a Olofi: ¡Badá didé odiddena! (¡Levántate, viejo, levántate!) Y le pidió una cédula de libertad*. El Viejo más viejo del cielo se quedó un tanto perplejo, dudando mucho en complacer al perro, considerándolo con sus ojillos socarrones que todo lo ven de antemano y rascándose detrás de la oreja. [*Los Amos entregaban la “Cédula,- o Carta-, de Libertad a los esclavos que liberaban.]
Pero al fin, después de encogerse de hombros y escupir muy negro por el colmillo — según costumbre suya al tomar una decisión— trazó su nombre sobre una hoja de pergamino y le dio al perro, en toda regla, la ansiada carta de Libertad. Aquella misma noche, el Perro, muy orondo, se la mostraba a sus amigos.
— ¡Guárdela bien, Compadre! ¡Como oro en paño! — le recomendó mucho el Gato al despedirse. Y el Perro, pensando que en ningún sitio podía estar más segura, no teniendo bolsillos se la guardó en el trasero. Pero el precioso documento, allí encerrado, le escocía atrozmente… Le produjo una angustiosa desazón que fue en aumento: se vio obligado a andar en una actitud grotesca, las patas de atrás desmesuradamente abiertas. No se atrevía a hacer el menor gesto, a expresar ningún sentimiento con la cola. De repente una picazón terrible le acometía, con ansias violentas de correr, de frotarse desesperadamente el trasero con la tierra, sin medir las consecuencias de este acto; accesos estos, que cuando para vergüenza suya, tenían lugar en la calle, provocaban a risa a todo el mundo. Y era una tortura. La preocupación constante de perder la cédula, le tenía ocupado todo el día. Temiendo algún descuido que emborronara el texto, Compadre Perro se abstuvo de tomar alimento y, por último, no sabiendo qué escoger, la libertad o el martirio, se extrajo el documento y lo dio a guardar a su Compadre el Gato.
El Gato pensó que era una responsabilidad exponer una cédula de libertad a la intemperie, a la vida azarosa del tejado y se la llevó a Compadre Ratón que tenía techada la casa… Y fue a casa de Compadre Ratón. Este había salido a la bodega a comprar queso… Lo recibió la Ratona, y a ella le confió la carta, con toda clase de recomendaciones. Comadre Ratona tenía dolores de parto. Cogió la carta, la ripió*, hizo su nido… [*Ripiar: Cuba, hacer pedazos algo. DRAE.]
En esto el Perro tuvo un vivo altercado con su dueño. El Perro había dicho: ¡Dame un hueso más! El amo había replicado: No me da la gana. El Perro se le encaró al hombre. Este iba a levantar el látigo… ¡Necesito comer mucho más, porque soy libre…! El hombre decía: ¡Comerás lo que a mí me parezca! Esclavo naciste. ¡Eres mi esclavo!
No, Señor mi Amo, no soy tu esclavo, y su cola aprobaba delirante— tengo mi carta de libertad. Si es así… ¡muéstramela enseguida! El Perro salió al traspatio y llamó a su amigo el Gato.
¡Compadre Gato, pronto: mi carta de libertad! El Gato llamó al Ratón.
Compadre Ratón, pronto: la carta de libertad de Compadre Perro, que está en poder de Comadre Ratona.
El Ratón corrió a su casa. La Ratona dormía, con siete ratoncitos, entre los ripios del pergamino… El Ratón volvió corriendo con el alma en grima [temor] y le habló al oído a Compadre Gato, que se llevó las manos a la cabeza. Y fue la primera vez que el Gato hizo ¡¡Fuf!! y saltó, uñas desnudas, sobre el Ratón; y esta fue la primera vez que el Perro saltó sobre el Gato y le clavó los colmillos en el cogote. En los ojos fuego verde, el Gato se defendía boca arriba; se hizo un ruedo de aullidos, de zarpazos, de mordiscos y de sangre. El Ratón, como era chico, se escabulló y se metió en la cueva.
El Gato, erizado, maltrecho, trepó al laurel; de una rama ganó el tejado y, en el alero, tendido como un arco, seguía bufando y desafiando al Perro. Pero Compadre Perro fue a lamerle las manos a su dueño, y se echo a sus pies sin más explicaciones.
Lydia Cabrera Cabrera (1,899, La Habana, †1,991, Miami) fue una antropóloga y escritora cubana. Lydia comienza a escribir cuentos negros, que aparecen publicados en Cahiers du Sud, Revue de Paris, y Les Nouvelles Littéraires. Estos son traducidos al francés, y la editorial Gallimard los publica en París, en 1,936, bajo el nombre de Contes nègres de Cuba. En 1,940, se publica la primera edición en español de Cuentos negros de Cuba. En 1,930, en una visita que Federico García Lorca realizó a Cuba, Lydia condujo al poeta a una ceremonia secreta afrocubana que lo fascinó. Sus relatos abordan diversos temas: el origen del universo africano, animales personificados, los dioses africanos, los animales y las plantas, su destino y quehacer en la vida.
Fuente biográfica: es.wikipedia.org; foto de la portada del libro del Editor y la dedicatoria (reducida) de Lydia Cabrera a la escritora Rosa Hilda Zell. Foto de Lydia Cabrera de: labibliotecacubanadebarbarito.blogspot.com
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
Pese a la popularidad de la ensalada en España, México y el Cono Sur, su origen es realmente ruso; (1) fue creada en los años 1,860 por Lucien Olivier, chef del restaurante Hermitage (…), uno los restaurantes más conocidos de Moscú, que pronto hizo de este plato su seña de identidad. La versión original se servía fría y llevaba una especie de vinagreta, por esta razón a esta receta la denominan en otros países ensalada Olivier (…), en honor a su inventor. Los ingredientes que empleaba la receta original de Olivier eran caros (por ejemplo empleaba carne de venado) y su composición así como su preparación eran un secreto oculto tanto por Olivier como por la familia que regentaba el Hermitage. Cuando el Hermitage cerró en 1,905 la receta original se perdió inexorablemente, siendo imposible reproducirla hoy en día debido a la inexistencia de documento o receta que describa su elaboración exacta.
El plato trascendió más allá de los Urales, y se expandió a Ucrania donde se le agregaron ingredientes más baratos tales como guisantes tiernos y pepinillos, y el venado fue sustituido por pollo. Actualmente es uno de los platos que más se consumen en Rusia, quizás por no ser un laborioso y del cual se puede saciar suficientes comensales en las festividades familiares. El plato tiene diferentes variantes. En las ciudades cercanas al extremo oriente de Rusia le agregan arenque y también pepinos no encurtidos. En el sur de Rusia, en las inmediaciones de Volgogrado, le añaden vinagreta y zanahoria. Fuente: es.wikipedia.com
ENSALADA RUSA, VERSIÓN ESPAÑOLA.
Ingredientes:
4 patatas.
2 zanahorias.
3 huevos.
2 latas pequeñas de bonito frito en escabeche o atún.
1 bote de pimientos rojos asados.
Aceitunas verdes sin hueso.
Pepinillos y sal al gusto.
Mayonesa (que puede ser de bote o casera).
Preparación:
1.-Lavar las patatas y las zanahorias. Poner dos cazuelas con agua a hervir. Cuando el agua esté hirviendo, echar los huevos en una cazuela; las zanahorias peladas y las patatas, sin pelar, para que no se deshagan, en otra. Dejar cocer los huevos durante 10 minutos y retirarlos del fuego. Refrescarlos con agua fría para cortar la cocción y que así resulte más fácil pelarlos.
2.-Pasados 20 ó 25 minutos pinchar las zanahorias y las patatas con un cuchillo. Si el cuchillo entra fácilmente es que están listas, si no, dejar cocer unos 5 ó 10 minutos más. Hay que ir probando, pues todo depende del tipo de patata y de su tamaño. Si son muy grandes habrá que dejarlas cocer un poco más. Este paso es muy importante, pues lo fundamental para hacer una buena ensaladilla rusa es que las patatas y las zanahorias estén en su punto justo de cocción, ni muy duras, ni muy blandas. Dejar enfriar las patatas, las zanahorias y los huevos y después pelar.
3.-Picar los huevos y cortar las zanahorias y las patatas en daditos pequeños y ponerlos en un bol. Cuanto más pequeño, mejor, pero todo va en gustos. Si te gusta en un tamaño mayor, pues adelante. El principal inconveniente de preparar la ensaladilla es el tiempo que se tarda en cortar en dados los ingredientes.
4.- Añadir el bonito. Escurrir el líquido o aceite de las latas de bonito y unirlo con los demás ingredientes.
5.-Cortar también los pepinillos, las aceitunas y los pimientos asados, muy finos, pero cada cual que lo corte al tamaño que más le guste. Y añadir todo a la mezcla de las patatas, las zanahorias, los huevos cocidos y el bonito o atún.
6.-La cantidad de mayonesa es muy importante, pues si echas poca te quedará seca y si te pasas, muy líquida. Así que es mejor ir añadiéndola, poco a poco, y mezclarla bien con los demás ingredientes, hasta que quede perfecta, ni como un mazacote*, ni como una sopa. [*4. m. coloq. Guisado u otra vianda o cosa de masa, seca, dura y pegajosa. DRAE.]
7.-Meterla en la nevera y dejar enfriar una o dos horas antes de comer. Fuente: ensaladilla rusa.net. Foto: cocineo.blogspot.net
Útil tabla de conversión: http://www.lamasia.es/web/2014/02/04/tabla-de-equivalencias-en-la-cocina-tazas-cucharadas-y-gramos/#sthash.X5faJ2Pc.dpuf
DEL HOGAR Y ALGO MÁS…
El árbol del mamey (que pertenece a la familia de los zapotes) se ha cultivado por años en climas tropicales, siendo Cuba y Jamaica los lugares más comunes para su comercio. Aunque en la mayoría de lugares en el mundo es conocido cómo mamey, su fruto, según el país, es también llamado otere, mamay, abricote o zapote. Foto: Thinkstock
Este fruto es rico en vitamina A y C, por lo tanto es favorable para combatir enfermedades respiratorias, y ya que su pulpa está compuesta en un 72% de agua y un 28% de fibra, el mamey es usado como un efectivo remedio en enfermedades digestivas y problemas de estreñimiento.
El látex que se extrae de sus ramas puede ser utilizado como insecticida y por ello, en varias regiones es usado para prevenir las picaduras de mosquitos e insectos de forma natural. También puede ser empleado para tratar la mordedura de las garrapatas de forma efectiva.
De su semilla se extrae un aceite empleado con mucha frecuencia en la producción de productos de belleza, el cual posee propiedades antibióticas y desinflamantes. En algunos casos, dicho aceite es usado como tratamiento capilar, suavizante de la piel y para el cuidado de las uñas y para favorecer la humectación y el crecimiento de las pestañas.
También se elaboran infusiones con las hojas del árbol de mamey para la curación de fiebres, y sus beneficios diuréticos y depuradores hacen de esta fruta un excelente remedio para desintoxicar y limpiar el organismo. Fuente: es-us.mujer.yahoo.com
Informaciones útiles para mejorar nuestra salud:
Guía de alimentación para deportistas Fuente: Fundación Nemours
Secretos de los expertos para la seguridad en las parrilladas Hay que tener mucho cuidado con los alimentos pasados, dice un experto. Fuente: HealthDay
Muchos compradores estadounidenses eligen comida baja en sal Una encuesta halló que alrededor de un tercio opta por productos comestibles más saludables, si bien los expertos dijeron que las etiquetas pueden mejorarse. Fuente: HealthDay
Cómo leer las etiquetas de datos nutricionales Vídeo. Fuente: Fundación Nemours -
POESÍA.
José Ángel Buesa. Nació en Cienfuegos, Cuba. Fue considerado “El poeta enamorado”. Murió en 1,982 en República Dominicana. Fuente biográfica : es.wikipedia.com, poema de poemasdelalma.com
ALEGORÍA DEL RÍO SECO
PARA REFRESCAR.
1. Boda: - Papá, papá, ¿vos te casaste por la iglesia o por el civil?
- ¡Por estúpido!
2. Pregunta tonta: - ¿Araña?
- No, gato.
3. ¡Vaya choque! Va un borracho en moto y choca con una señal de tránsito. Entonces llega el policía y le pregunta: - ¿Señor, no vio la flecha?
El borracho responde: - Ni al indio que me la tiró. Fuente: chistes.yavendras.com
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