Edgar Allan Poe[1]: anticipó la narrativa de ciencia-ficción o ficción científica en los relatos de género fantástico y terror, especialmente, la novela policíaca a través de cuentos en los que se resuelven lógicamente complejos problemas. Imagen rincóndelpoeta.com.
El castillo en el cual mi criado se le había ocurrido penetrar a la fuerza en vez de permitirme, malhadadamente herido como estaba, de pasar una noche al ras, era uno de esos edificios mezcla de grandeza y de melancolía que durante tanto tiempo levantaron sus altivas frentes en medio de los Apeninos, tanto en la realidad como en la imaginación de Mistress Radcliffe[2].
Según toda apariencia, el castillo había sido recientemente abandonado, aunque temporariamente. Nos instalamos en una de las habitaciones más pequeñas y menos suntuosamente amuebladas. Estaba situada en una torre aislada del resto del edificio. Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente deteriorado. Los muros estaban cubiertos de tapicerías y adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, y de ellos pendían un número verdaderamente prodigioso de pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto arabesco. Me produjeron profundo interés, y quizá mi incipiente delirio fue la causa, aquellos cuadros colgados no solamente en las paredes principales, sino también en una porción de rincones que la arquitectura caprichosa del castillo hacía inevitable; hice a Pedro cerrar los pesados postigos del salón, pues ya era hora avanzada, encender un gran candelabro de muchos brazos colocado al lado de mi cabecera, y abrir completamente las cortinas de negro terciopelo, guarnecidas de festones, que rodeaban el lecho. Quíselo así para poder, al menos, si no reconciliaba el sueño, distraerme alternativamente entre la contemplación de estas pinturas y la lectura de un pequeño volumen que había encontrado sobre la almohada, en que se criticaban y analizaban.
Leí largo tiempo; contemplé las pinturas religiosas devotamente; las horas huyeron, rápidas y silenciosas, y llegó la media noche. La posición del candelabro me molestaba, y extendiendo la mano con dificultad para no turbar el sueño de mi criado, lo coloqué de modo que arrojase la luz de lleno sobre el libro.
Pero este movimiento produjo un efecto completamente inesperado. La luz de sus numerosas bujías dio de pleno en un nicho del salón que una de las columnas del lecho había hasta entonces cubierto con una sombra profunda. Vi envuelto en viva luz un cuadro que hasta entonces no advirtiera. Era el retrato de una joven ya formada, casi mujer. Lo contemplé rápidamente y cerré los ojos. ¿Por qué? No me lo expliqué al principio; pero, en tanto que mis ojos permanecieron cerrados, analicé rápidamente el motivo que me los hacía cerrar. Era un movimiento involuntario para ganar tiempo y recapacitar, para asegurarme de que mi vista no me había engañado, para calmar y preparar mi espíritu a una contemplación más fría y más serena. Al cabo de algunos momentos, miré de nuevo el lienzo fijamente.
No era posible dudar, aun cuando lo hubiese querido; porque el primer rayo de luz al caer sobre el lienzo, había desvanecido el estupor delirante de que mis sentidos se hallaban poseídos, haciéndome volver repentinamente a la realidad de la vida.
El cuadro representaba, como ya he dicho, a una joven. Se trataba sencillamente de un retrato de medio cuerpo, todo en este estilo que se llama, en lenguaje técnico, estilo de viñeta; había en él mucho de la manera de pintar de Sully[3] en sus cabezas favoritas. Los brazos, el seno y las puntas de sus radiantes cabellos, se perdían en la sombra vaga, pero profunda, que servía de fondo a la imagen. El marco era oval, magníficamente dorado, y de un bello estilo morisco. Tal vez no fuese ni la ejecución de la obra, ni la excepcional belleza de su fisonomía lo que me impresionó tan repentina y profundamente.
No podía creer que mi imaginación, al salir de su delirio, hubiese tomado la cabeza por la de una persona viva. Empero, los detalles del dibujo, el estilo de viñeta y el aspecto del marco, no me permitieron dudar ni un solo instante. Abismado en estas reflexiones, permanecí una hora entera con los ojos fijos en el retrato. Aquella inexplicable expresión de realidad y vida que al principio me hiciera estremecer, acabó por subyugarme. Lleno de terror y respeto, volví el candelabro a su primera posición, y habiendo así apartado de mi vista la causa de mi profunda agitación, me apoderé ansiosamente del volumen que contenía la historia y descripción de los cuadros. Busqué inmediatamente el número correspondiente al que marcaba el retrato oval, y leí la extraña y singular historia siguiente:
"Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora amó al pintor y se desposó con él. Él tenía un carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el arte sus amores; ella, joven, de rarísima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegría de un cervatillo, amándolo todo, no odiando más que el arte, que era su rival, no temiendo más que la paleta, los pinceles y demás instrumentos importunos que le arrebataban el amor de su adorado. Terrible impresión causó a la dama oír al pintor hablar del deseo de retratarla. Mas era humilde y sumisa, y se sentó pacientemente, durante largas semanas, en la sombría y alta habitación de la torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso. El artista cifraba su gloria en su obra, que avanzaba de hora en hora, de día en día. Y era un hombre vehemente, extraño, pensativo y que se perdía en mil ensueños; tanto que no veía que la luz que penetraba tan lúgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto para él.
Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que el pintor, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de día en día se tornaba más débil y desanimada. Y, en verdad, los que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del pintor, y del profundo amor que su modelo le inspiraba. Pero, al fin, cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie entrar en la torre; porque el pintor había llegado a enloquecer por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo se borraban de las mejillas de la que tenía sentada a su lado. Y cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó aún, como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse. Y entonces el pintor dio los toques, y durante un instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado.
Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció intensamente herido por el terror, y gritó con voz terrible: "¡En verdad, esta es la vida misma!" Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada: ¡Estaba muerta! Fuente: rinconcastellano.com
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
¿Qué es el ajiaco? Según el doctor Don Fernando Ortiz[4]: “…Es el guiso más típico y más complejo, hecho de varias especies de legumbres, que aquí llamamos viandas, y de trozos de carnes diversas; todo lo cual se cocina con agua en hervor hasta producirse un caldo muy grueso y suculento que se sazona con el cubanísimo ají que le da el nombre.”
El ajiaco fue el guiso típico de los indios tainos, como de todos los pueblos primitivos cuando, al pasar de la economía meramente extractiva y nómada a la economía sedentaria y agrícola, aprendieron a cocer los alimentos en cazuelas al fuego.
Guiso análogo lo han conocido todos los pueblos, con variantes alimenticias según su peculiar ecología, y se conservan a veces como supervivencias de la remota vida agraria. Así vemos en Europa la llamada “olla podrida” que en francés se dice pot- pourri, el cocido, el potaje, el sancocho, la menestra, etcétera. Ese “plato único” y primitivo de la cocina cavernaria consistía en una cazuela con agua hirviendo sobre el hogar, a la cual se le echaban las hortalizas, hierbas y raíces que la mujer cultivaba y tenía en su conuco[5] según las estaciones, así como las carnes de toda clase de alimañas, cuadrúpedos, aves, reptiles, peces y mariscos que el hombre conseguía en sus correrías predatorias por los montes y la costa.
A la cazuela iba todo lo comestible, las carnes sin limpiar y a veces ya en pudrición, las hortalizas sin pelar y a menudo con gusanos que les daban más sustancia. Todo se cocinaba junto y todo se sazonaba con fuertes dosis de ají, las cuales encubrían todos los sinsabores bajo el excitante supremo de su picor. De esa olla se sacaba cada vez lo que entonces se quería comer; lo sobrante allí quedaba para la comida venidera. Así como ahora saboreamos en Cuba los “frijoles dormidos”, que son los dejados de una comida para la del día siguiente, así se hacía siempre con el ajiaco original; era siempre un guiso “dormido”. Al día siguiente el ajiaco despertaba a una nueva cocción; se le añadía agua, se le echaban otras viandas y animaluchos y se hervía de nuevo con más ají. Y así, días tras día, la cazuela sin limpiar, con su fondo lleno de sustancias desechas en caldo pulposo y espeso, en una salsa análoga a esa que constituye lo más típico, sabroso y suculento de nuestro ajiaco, ahora con más limpieza, mejor aderezo y menos ají.
La imagen del ajiaco criollo nos simboliza bien la formación del pueblo cubano. Sigamos la metáfora. Ante todo una cazuela abierta. Esa es Cuba, la Isla, la olla puesta al fuego de los trópicos, que la otra tarde aquí nos pintara con fino arte el doctor Massip (eminente geógrafo cubano).
Cazuela singular la de nuestra tierra, como la de nuestro ajiaco, que ha de ser de barro y muy abierta. Luego, fuego de llama ardiente y fuego de ascua y lento, para dividir en dos la cocedura; tal como ocurre en Cuba, siempre a fuego de sol pero con ritmo de dos estaciones, lluvias y seca, calidez y templanza. Y ahí van las sustancias de los más diversos géneros y procedencias…” Fuente: ajiacocafe.com
La receta de la Abuela:
Ajiaco cubano estilizado por Costa Rica.
Foto: uycubantrausmas.blogspot.com
Ingredientes:.( para 6 raciones).
⅛ Kg de pollo (¼ de libra).
⅛ Kg de picadillo de carne de res (1/4 de libra).
¼ Kg (½ libra) de masa de puerco.
¼ (½ libra) de agujas de puerco.
4 litros de agua.
1 mazorca de maíz.
¼ Kg (1/2 libra) de malanga[6]
¼ Kg (1/2 libra) de yuca[7].
¼ Kg (1/2 libra) de boniato (papa dulce).
1 naranja agria (pomelo o cítrico fuerte).
1/2 calabaza pequeña.
2 cucharadas de aceite.
1 cebolla.
5 cebollinos.
2 dientes de ajo.
1 ají grande.
1 taza de puré de tomate.
1 cucharadita de orégano.
1 cucharadita de sal, o al gusto.
1 hoja de laurel.
1 huevo.
Procedimiento:
1.-En una cazuela grande ponga el pollo, el maíz, el agua, y la hoja de laurel. Déjelo hervir hasta que empiece a ablandarse momento en que se aparta del fuego la cazuela y se extrae el pollo.
2.-Prepare una masa a partir del picadillo, mezclado con el huevo, un poco de tomate, sal y colóquelo en una olla honda donde posteriormente se cocerá el ajiaco.
3.-Añada con cuidado el caldo de pollo fresco y deje cocer a fuego fuerte hasta que comience ligeramente a hervir. Bajando la intensidad del calor a punto medio y dejar cocer durante 1 a 2 horas, en olla normal; en olla de presión aproximadamente ½ hora.
4.-Mientras se prepara el caldo concentrado, se comienza a hacer el sofrito (al cual se le incorporan las masas de cerdo cortadas en dados, las masas de pollo y las especias restantes.
5.-Pelar cortar las viandas en dados medianos, y añadirlas según la textura o consistencia de las mismas en una cazuela con caldo de vegetales y la aguja de cerdo.
6.-Una vez terminado el caldo concentrado y clarificado (de res), se cuela, se pone de nuevo al fuego para añadirle el sofrito y las viandas ya cocinadas. Dejando por 20 a 30 minutos al calor bajo.
El punto final lo dará el espesor deseado y la total cocción de todos los productos. Fuente: Receta modificada de: cocinadelmundo.com
DE MEDICINA, EL HOGAR Y ALGO MÁS…
Curiosidades útiles: En las dietas y en especial las de adelgazar, debemos tener en cuenta las especies o alimentos que son diuréticos y a su vez contienen potasio, he aquí algunos de ellos:
Apio.- (95% de agua), su elevada riqueza en aceites esenciales, estimula la actividad de los riñones, favoreciendo de esta forma la eliminación de sustancias de desecho.
Cebolla /cebolleta.- (89% de agua), ricas en minerales, oligoelementos[8] y vitaminas, ayudan a reducir el colesterol y el ácido úrico, además son diuréticas y desintoxicantés. Es mejor tomarlas crudas porque cualquier forma de cocción comporta la pérdida de parte de su agua.
Espárragos: es uno de los vegetales más ricos en potasio y, por ello, muy diurético. Además contiene muy pocas calorías. Aportan fibras y proteínas que dejan sensación de llenura.
Alcachofas: su contenido en cinarina[9] descongestiona el hígado y sus mucilagos[10] evitan el estreñimiento. Además según el Imperial College de Londrés, previene el sobrepeso. Adaptado de la excelente revista Saber Vivir.
POESÍA…
Gustavo Adolfo Bécquer: (1836 – 1870). Originario de Sevilla, España, siendo su padre un célebre pintor del costumbrismo sevillano. A la edad de diecisiete años dejó a su madrina y a la buena posición que ésta le proporcionaba para viajar a Madrid en busca de fortuna a través del campo de las letras que se le daban con facilidad. …Bécquer que deseaba encontrar fortuna lo que abundó fueron escaseces, por lo que se vio obligado a servir de escribiente en la Dirección de Bienes Nacionales, donde su habilidad para el dibujo era admirada por sus compañeros, pero fue motivo de que fuera cesado al ser sorprendido por el Director haciendo dibujos de escenas de Shakespeare. De este modo volvió Gustavo a vivir de sus artículos literarios que eran entonces de poca demanda por lo que alternó esta actividad con la elaboración de pinturas al fresco.
Tiempo después encontró una plaza en la redacción de "El Contemporáneo" y fue entonces que escribió la mayoría de sus leyendas y las "Cartas desde mi celda".
En 1862 llegó a vivir con Bécquer su hermano Valeriano, célebre en Sevilla por su producción pictórica pero no por eso más afortunado que Gustavo, y juntos vivieron al día uno traduciendo novelas o escribiendo artículos y el otro dibujando y pintando por destajo… con el tiempo lograron juntos una modesta estabilidad que les permitía a uno retratar por obsequio y al otro escribir una oda por entusiasmo.
Como legado para la literatura del mundo, Gustavo Adolfo Bécquer dejó sus "Rimas" a través de las cuales deja ver lo melancólico y atormentado de su vida; en el género de las leyendas escribió la célebre "Maese Pérez el Organista", entre varias otras. Por último, dentro del costumbrismo o folklor español escribió "Los dos Compadres", "Las jugadoras", la "Semana Santa en Toledo", "El café de Fornos" y otras más. En septiembre de 1870 dejó de existir Valeriano, duro golpe para Gustavo, que pronto enfermó sin ningún síntoma preciso,… que pronto había de terminar su vida el 22 de diciembre de ese mismo año. Fuente: biografíasyvidas.com; poesía de los-poetas.com; foto: labitacoradelasmalicias.com
De sus muchas poesías, les ofrecemos esta:
Rima XIII
Tu pupila es azul y, cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul y, cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.
PARA REFRESCAR.
¡Para reírse de la vida misma!
Luis se despierta en casa con un tremendo dolor de cabeza.
Se esfuerza en abrir los ojos, y lo primero que ve es un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche.
Se sienta y ve su ropa toda bien limpia y planchada frente a él.
Luis mira alrededor de la habitación y ve que toda esta en perfecto orden y limpio. El resto de la casa está igual, coge las aspirinas y ve una nota sobre la mesa: “-Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para hacer unas compras. Te quiero”.
Así que va a la cocina, y como no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día, su hijo también está en la mesa, desayunando.
Luis le pregunta:
-“Hijo, ¿Qué pasó ayer por la noche?”
Su hijo le contesta: “Bien, pues volviste después de las 3 de la madrugada, borracho como una cuba, meado, cagado e insultando a todos, rompiste 3 sillas, le pegaste un puñetazo al cuadro de los abuelos, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste la gran ostia contra la puerta del cuarto de baño...”
Confundido, Luis pregunta:
-“¿Y cómo es que todo esta tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?”
Su hijo le contesta: “-Ah, ¡eso...! Mamá te arrastró hacia el dormitorio y cuando intentó sacarte los pantalones, tú gritaste:
“¡QUIETAAAAAAA, QUE ESTOY CASADO!”
Conclusiones:
Una resaca auto-inducida - 100 EUR
Mobiliario roto - 2000 EUR
Desayuno – 20 EUR
Decir la frase adecuada... ¡NO TIENE PRECIO!
Colaboración de Almudena N. (Creo que hemos publicado está enseñanza anteriormente, pero no encontré el dato en el desktop. De todas formas, se puede volver a leer, si así fuera).
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Colaboraciones y sugerencias a: buzón del blog.
Por razones de espacio, algunos textos de las fuentes han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al original. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) es indicar que se ha condensado el texto original. Los comentarios entre ( ) son del editor.
[1] Edgar Allan Poe (EE.UU. , 1809 – 1849) fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico1 estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. Fue renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción 2. Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias 3. es.wikipedia.org
“Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte en 1849”. biografíasyvidas.com
[2] Ann Radcliffe: (1764 –1823), novelista británica, pionera de la llamada novela gótica de terror. Contrajo matrimonio con William Radcliffe, (…) Sólo por distraerse, Ann empezó a escribir historias, siendo animada por su marido. Sus novelas fueron tremendamente populares entre la clase alta y media alta, y eran literalmente devoradas por las jóvenes señoritas que se sentían identificadas con sus intrépidas heroínas. Igualmente, escribió un volumen describiendo sus viajes a Holanda, Alemania y el Lake District.
El éxito de The Romance of the Forest (traducible por “El idilio del bosque”) colocó a su autora como máximo exponente de la novela histórica. Sus últimas novelas despertaron aún mayor interés, lo que trajo consigo un gran número de imitadores de todo tipo. Jane Austen parodió The Mysteries of Udolpho (“Los misterios de Udolfo”) en su obra La abadía de Northanger, a la cual conocía y admiraba. Radcliffe influyó también, entre otros, al gran novelista escocés Sir Walter Scott y a la pensadora Mary Wollstonecraft. es.wikipedia.org (“Los Misterios de Udolfo se consideran el primer “best seller” mundial” repasemosjuntos.blogspot.com).
[3]Thomas Sully (1783 - 1872) fue un pintor estadounidense de origen inglés. Sully se convirtió en un pintor profesional cuando tenía 18 años en 1801. En 1824, pintó retratos de John Quincy Adams y del Marqués de La Fayette. Estos retratos incrementaron su fama y lo convirtieron en uno de los retratistas más populares de su época. Sully retrató a muchos estadounidenses de renombre incluyendo a Thomas Jefferson y Alexander Macomb. …pintó más de 2,631 pinturas desde 1801, la mayoría de las cuales se conservan en los EE.UU. Aunque es conocido principalmente como un retratista, también pintó paisajes y piezas históricas. es.wikipedia.org
[4] Fernando Ortiz Fernández ( 1881 - 1969). Etnólogo, antropólogo, jurista, arqueólogo y periodista. Estudioso de las raíces histórico-culturales afrocubanas. Criminólogo, lingüista, musicólogo, folklorista, economista, historiador y geógrafo. Realizó notables aportes relacionados con las fuentes de la cultura cubana. Para más amplia información consulte su biografía en: es.wikipedia.org
[5] conuco: (De origen taíno). 1. m. Ant. Porción de tierra que los indios tainos dedicaban al cultivo. 2. m. Cuba. Pedazo de tierra que los amos concedían a los esclavos para que, en provecho propio, lo cultivaran o para que en él criaran animales. 3. m. Cuba, R. Dom. y Ven. Parcela pequeña de tierra destinada al cultivo de frutos menores, casi sin regadío ni laboreo. RAE.
[6] Malanga: Xanthosoma es un género de cerca de 50 especies de plantas tropicales y subtropicales de la familia Araceae. Son todas nativas de América. Varias especies son cultivadas por sus cormos* ricos en almidón, y son una importante fuente de alimento en varias regiones. Son conocidas como afafa, otoe, malanga, cocoñame, n ocumo, bore, yautía, chonque, macabo, rascadera, quequisque y tania. *Un cormo es un tallo engrosado subterráneo, de base hinchada y crecimiento vertical que contiene nudos y abultamientos de los que salen yemas. es. wikipedia.org
[7] Yuca: La mandioca o yuca o guacamota (del náhuatl cuauhcamohtli) o casava o casabe (Manihot esculenta,sin. M. utilissima) es un arbusto perenne de la familia de las euforbiáceas, autóctono y extensamente cultivado en Sudamérica y el Pacífico por su raíz almidonosa de alto valor alimentario. es.wikipedia.org
[8] oligoelemento. 1. m. Biol. Elemento químico que en muy pequeñas cantidades es indispensable para las funciones fisiológicas; p. ej., el cinc y el aluminio. RAE
[9] Cinarina: sustancia ácida con efecto colerético, es decir, con capacidad para aumentar la secreción biliar. También es diurético, provoca mayor expulsión de orina. condensado de es.wikipedia.org (Término no reconocido por la RAE).
[10] mucilago o mucílago. 1. m. Sustancia viscosa, de mayor o menor transparencia, que se halla en ciertas partes de algunos vegetales, o se prepara disolviendo en agua materias gomosas. RAE
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