Autor: Hans Cristian Andersen. Odense, Dinamarca, 1805 - Copenhague, 1875 Poeta y escritor danés. De este autor hemos publicado varios cuentos y su biografía. El más célebre de los escritores románticos daneses fue hombre de origen humilde y formación esencialmente autodidacta, en quien influyeron poderosamente las lecturas de Goethe, Schiller y E.T.A. Hoffmann. Para conocer más: biografiasyvidas.com
“Abuelita es muy vieja, tiene muchas arrugas y el pelo completamente blanco, pero sus ojos brillan como estrellas, sólo que mucho más hermosos, pues su expresión es dulce, y da gusto mirarlos. También sabe cuentos maravillosos y tiene un vestido de flores grandes, grandes, de una seda tan tupida que cruje cuando anda. Abuelita sabe muchas, muchísimas cosas, pues vivía ya mucho antes que papá y mamá, esto nadie lo duda.
Tiene un libro de cánticos con recias cantoneras de plata; lo lee con gran frecuencia. En medio del libro hay una rosa, comprimida y seca, y, sin embargo, la mira con una sonrisa de arrobamiento, y le asoman lágrimas a los ojos. ¿Por qué abuelita mirará así la marchita rosa de su devocionario? ¿No lo sabes? Cada vez que las lágrimas de la abuelita caen sobre la flor, los colores cobran vida, la rosa se hincha y toda la sala se impregna de su aroma; se esfuman las paredes cual si fuesen pura niebla, y en derredor se levanta el bosque, espléndido y verde, con los rayos del sol filtrándose entre el follaje, y abuelita vuelve a ser joven, una bella muchacha de rubias trenzas y redondas mejillas coloradas, elegante y graciosa; no hay rosa más lozana, pero sus ojos, sus ojos dulces cuajados de dicha, siguen siendo los ojos de abuelita.
Sentado junto a ella hay un hombre, joven, vigoroso, apuesto. Huele la rosa y ella sonríe - ¡pero ya no es la sonrisa de abuelita! - sí, y vuelve a sonreír. Ahora se ha marchado él, y por la mente de ella desfilan muchos pensamientos y muchas figuras; el hombre gallardo ya no está, la rosa yace en el libro de cánticos, y... abuelita vuelve a ser la anciana que contempla la rosa marchita guardada en el libro.
Ahora abuelita se ha muerto. Sentada en su silla de brazos, estaba contando una larga y maravillosa historia.
-Se ha terminado -dijo- y yo estoy muy cansada; dejadme echar un sueñito.
Se recostó respirando suavemente, y quedó dormida; pero el silencio se volvía más y más profundo, y en su rostro se reflejaban la felicidad y la paz; se habría dicho que lo bañaba el sol... y entonces dijeron que estaba muerta.
La pusieron en el negro ataúd, envuelta en lienzos blancos. ¡Estaba tan hermosa, a pesar de tener cerrados los ojos! Pero todas las arrugas habían desaparecido, y en su boca se dibujaba una sonrisa. El cabello era blanco como plata y venerable, y no daba miedo mirar a la muerta. Era siempre la abuelita, tan buena y tan querida. Colocaron el libro de cánticos bajo su cabeza, pues ella lo había pedido así, con la rosa entre las páginas. Y así enterraron a abuelita.
En la sepultura, junto a la pared del cementerio, plantaron un rosal que floreció espléndidamente, y los ruiseñores acudían a cantar allí, y desde la iglesia el órgano desgranaba las bellas canciones que estaban escritas en el libro colocado bajo la cabeza de la difunta. La luna enviaba sus rayos a la tumba, pero la muerta no estaba allí; los niños podían ir por la noche sin temor a coger una rosa de la tapia del cementerio. Los muertos saben mucho más de cuanto sabemos todos los vivos; saben el miedo, el miedo horrible que nos causaría si volviesen. Pero son mejores que todos nosotros, y por eso no vuelven. Hay tierra sobre el féretro, y tierra dentro de él. El libro de cánticos, con todas sus hojas, es polvo, y la rosa, con todos sus recuerdos, se ha convertido en polvo también. Pero encima siguen floreciendo nuevas rosas y cantando los ruiseñores, y enviando el órgano sus melodías. Y uno piensa muy a menudo en la abuelita, y la ve con sus ojos dulces, eternamente jóvenes. Los ojos no mueren nunca. Los nuestros verán a abuelita, joven y hermosa como antaño, cuando besó por vez primera la rosa, roja y lozana, que yace ahora en la tumba convertida en polvo.” Fuente: ciudadseva.com Cuentos.
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
El pollo al ajillo es un plato de la cocina española cuyo principal ingrediente es la carne de pollo y el ajo. Se trata de una preparación muy popular y de bajo coste que se suele encontrar frecuentemente en los menús de muchos restaurantes españoles. 1 Debe servirse caliente acompañado con diversas guarniciones de patatas, champiñones, ensaladas, etc.
Es una preparación que necesita de diversas partes del pollo troceadas, sacando aproximadamente entre tres y cuatro trozos de cada cuarto. Cada trozo se sazona y se aromatiza con pimienta. Todos los trozos en una olla se doran en aceite hirviendo, se suelen agitar para que los trozos se doren por igual. Cuando se encuentran suficientemente dorados se retiran y en el aceite sobrante se tuestan abundantes ajos y una guindilla. Tras esta operación se acostumbra guisar el pollo con un poco de vino blanco y zumo de limón (en algunos casos vinagre1). A veces se puede verter una pequeña cantidad de salsa española (o un caldo de pollo) para que proporcione un espeso caldo a la preparación final. Existen preparaciones del pollo al ajillo en las que al comienzo los trozos de pollo se doran al horno y posteriormente se guisan al ajo (o al ajillo) con vino blanco y un caldo.
La cocina de las abuelas nos evoca momentos felices de la niñez. La familia reunida, el olor de los guisos que se expande por la casa son motivos para disfrutar de la cocina tradicional con sabores como el de este pollo al ajillo. Para nuestros hijos también puede ser un placer disfrutar de estos platos, y aprender estas recetas cocinando con ellos para que se conserven.
Pollo al ajillo, receta de la abuela.
Ingredientes:
1 kg= 2 lb de muslos de pollo (sin piel).
5 dientes de ajo.
1 limón.
200 ml. de vino blanco (menos de 1 vaso).
Aceite de oliva, perejil, pimienta, y sal al gusto.
1 guindilla, si se desea.
Preparación:
1. Limpiar los muslos de pollo y quitarles la piel,… (es solo grasa). También se puede utilizar un pollo entero troceado, con cuidado de que queden de tamaño parecido para que se frían por igual.
2. Picar muy finos los ajos, exprimir el zumo del limón y reservarlo todo.
3. Poner a calentar un poco de aceite en la sartén a fuego medio y freír los muslos de pollo, dejar unos minutos hasta que estén bien dorados, dándoles la vuelta de vez en cuando para que se hagan por igual.
4. Agregar a la sartén los ajos y el zumo de limón. Cuando los ajos empiecen a dorarse, añadir el vino y dejar para que se forme la salsa y el vino se reduzca y evapore el alcohol.
5. Echar un poco de perejil y salpimentar al gusto. Apagar el fuego y servir el pollo bañado con la salsa, acompañándolo si se desea con patatas, champiñones u otros vegetales. Fuente: receta modificada y foto de: guiainfantil.com
DEL HOGAR Y ALGO MÁS…
Lactuca sativa, la lechuga, propia de las regiones semi templadas, que se cultiva con fines alimentarios. Debido a las muchas variedades que existen, y a su cultivo cada vez mayor en invernaderos, se puede consumir durante todo el año. Normalmente se toma cruda, como ingrediente de ensaladas y otros platos, pero ciertas variedades, sobre todo las de origen chino, poseen una textura más robusta y por ello se emplean cocidas. El nombre genérico Lactuca procede del latín lac, -tis (leche). Tal etimología se refiere al líquido lechoso (o sea, de apariencia "láctea") que es la savia que exudan los tallos de esta planta al ser cortados. El adjetivo específico sativa hace referencia a su carácter de especie cultivada.
Nutrición: La lechuga tiene muy poco valor nutritivo, con un alto contenido de agua (90-95%). Es rica en antioxidantes, como las vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B9 y K; minerales: fósforo, hierro, calcio, potasio y aminoácidos. Las hojas exteriores más verdes son las que tienen mayor contenido en vitamina C y hierro.
Medicina: Las lechugas han sido y son utilizadas en infusión como un ansiolítico moderado que facilita el dormir. Sin embargo, en la remota Antigüedad— especialmente en Egipto — se rendía culto a las deidades consideradas patrocinadoras de la libido ofrendándoles plantas de lechuga. Este culto parecía paradójico hasta que en el 2006 se descubrió que una dosis moderada de los alcaloides presentes en la lechuga tiene efectos ligeramente afrodisíacos, mientras que una elevada actúa a la inversa, como ansiolítico.
Higiene En aquellos países en que la higiene de las aguas de regadío es deficiente, o incluso se riega los cultivos con aguas servidas, la lechuga representa una importante fuente de infección de enfermedades gastrointestinales como la fiebre tifoidea, el cólera y salmonelosis, por lo que es muy recomendable consumirlas bien lavadas con agua potable y desinfectadas con una solución microbicida. Fuente: es.wikipedia.org
Teresa Fernández García nace en (1930 en Santa Clara, Cuba-11 noviembre de 2013), trovadora, narradora y pedagoga, es conocida como la cantora mayor por ser la cantautora más destacada en la creación musical para niños cubanos de varias generaciones. Muchas de sus composiciones constituyen himnos al amor y a la cubanía. (…) Ha contribuido con letra y música al acervo musical cubano. Sus creaciones reúnen sonoridades de antiguas baladas y del folclore campesino, entre las que no faltan musicalizaciones de textos de José Martí o Gabriela Mistral. Foto: ecured.com
En el panorama de la canción para niños de Latinoamérica, ella completa un triángulo de grandes maestros, cuyos otros vértices son el mexicano Francisco Gabilondo Soler y la argentina María Elena Walsh. (…) se apoya en la musicalización de obras ejemplares de autores latinoamericanos como las Rondas, de Gabriela Mistral o el Ismaelillo, de José Martí.
Sus primeras canciones datan de la década de los cincuenta, entrando a la vida musical cubana de la mano del dúo de las Hermanas Martí, …que llegaron a interpretar su canción Canto a mi bandera, cuyo texto demostraba la sencilla belleza de la poesía trovadoresca.
(…) Ignacio Villa (Bola de Nieve) demandó la presencia de Teresita Fernández en las noches del afamado restaurante Monsigneur… Bola propinó el más hermoso piropo a esta trovadora indetenible: "Usted no necesita más adorno que la canción".
Teresita tendió la mano, desde el club Coctel, a un trovador trashumante: Silvio Rodríguez, un joven desconocido todavía que no encontraba un sitio fijo para entregar sus canciones justo al comienzo de una nueva era en la canción cubana. Para conocer más: es.wikipedia.org
POESÍA.
Ramón de Campoamor Campoosorio Nació en Asturias, 1817,- murió en Madrid en 1901 el mismo año que José Zorrilla, con quien con frecuencia fue comparado. Para leer más de su extensa biografía, ver es.wikipedia.org Fuente: de la poesía ciudadseva.com foto: co.mujer.yahoo.com
Amar y querer
A la infiel más infiel de las hermosas
un hombre la quería, y yo la amaba;
y ella a un tiempo a los dos nos encantaba
con la miel de sus frases engañosas.
Mientras él, con sus flores venenosas,
queriéndola, su aliento emponzoñaba,
yo de ella ante los pies, que idolatraba,
acabadas de abrir echaba rosas.
De su favor ya en vano el aire arrecia;
mintió a los dos, y sufrirá el castigo,
que uno la da por vil, y otro por necia.
No hallará paz con él, ni bien conmigo:
él, que sólo la quiso, la desprecia;
yo, que tanto la amaba, la maldigo.
PARA REFRESCAR.
A la entrada de la Catedral de Santiago de Compostela. Colaboración de Luis Z., Aranjuez, C. de Madrid, España.
1. INDISCRETA: Carmen, ¿estás enferma? Te lo pregunto porque he visto salir a un médico de tu casa esta mañana.
- Mira, vieja sapa, ayer por la mañana yo vi salir a un militar de la tuya y no estamos en guerra, ¿verdad?
2. SOLUCION: Una señora va a sacar el pasaporte. El funcionario en turno le pregunta: - ¿Cuántos hijos tiene, señora?
- Diez.
- ¿Como se llaman?
- Bernardo, Bernardo, Bernardo, Bernardo, Bernardo, Bernardo, Bernardo, Bernardo, Bernardo, y Bernardo.
- ¿Todos se llaman Bernardo?
- ¿Y cómo le hace para llamarlos cuando, por ejemplo, están jugando todos afuera?
- Muy simple, grito Bernardo y todos entran.
- ¿Y si quiere que vayan a comer?
- Igual. Grito Bernardo y todos se sientan a comer.
- Pero si usted quiere hablar con uno en particular, ¿cómo le hace?
- Ah! En ese caso, lo llamo por su apellido.
3. EVIDENCIA: - ¿Sabes cuál es la diferencia entre el papel higiénico y las cortinas del baño?
- No.
- ¡Ajá! ¡Entonces fuiste tú!
Colaboración de Héctor F., Miami, Fla., EE.UU.
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