Autor: Isaac Asimov —,… (Petróvichi, RSFS de Rusia, 1920 - Nueva York, EE.UU., 1992) fue un escritor y bioquímico [nacido en Rusia que emigró con sus padres a los EE.UU. cuando el autor tenía tres años], nacionalizado estadounidense, conocido por ser un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica. Para conocer más su amplia biografía ver es.wikipedia.org. Les ofrecemos su original cuento:
Mike Donovan contempló su vacía jarra de cerveza, se sintió aburrido, y decidió que ya había escuchado lo suficiente. Dijo en voz alta:
-Si tenemos que hablar acerca de robots poco habituales, yo conocí una vez a uno que desobedeció la Primera Ley.
Y, puesto que aquello era algo completamente imposible, todo el mundo dejó de hablar y se volvió para mirar a Donovan.
Donovan maldijo inmediatamente su bocaza y cambió de tema. -Ayer me contaron uno muy bueno -dijo en tono conversacional- acerca de...
MacFarlane, en la silla contigua a la de Donovan, dijo: -¿Quieres decir que sabes de un robot que causó daño a un ser humano?
Eso era lo que significaba la desobediencia a la Primera Ley, por supuesto.
-En cierto sentido -dijo Donovan-. Digo que me contaron uno acerca de...
-Cuéntanos eso del robot -ordenó MacFarlane.
Algunos de los otros hicieron resonar sus jarras sobre la mesa. Donovan intentó sacarle el mejor partido al asunto.
-Ocurrió en Titán, hará unos diez años -dijo, pensando rápidamente-. Sí, fue en el veinticinco. Acabábamos de recibir cargamento de tres nuevos modelos de robots, diseñados especialmente para Titán. Eran los primeros de los modelos MA. Los llamados Emma Uno, Dos y Tres -hizo chasquear los dedos pidiendo otra cerveza, y miró intensamente al camarero-. Veamos, ¿qué viene a continuación?
-He estado metido en robótica toda mi vida, Mike -dijo MacFarlane-. Nunca he oído hablar de ninguna serie MA.
-Eso se debe a que retiraron todos los MA de las cadenas de montaje inmediatamente después... inmediatamente después de lo que voy a contarles. ¿No lo recuerdan? -No.
Apresuradamente, Donovan continuó: -Pusimos inmediatamente a los robots a trabajar. Entiéndanlo, hasta entonces, la base era completamente inutilizable durante la estación de las tormentas, que dura el ochenta por ciento del período de revolución de Titán en torno a Saturno. Durante las terribles nevadas, no puedes encontrar la base ni siquiera aunque estés tan solo a cien metros de ella. Las brújulas no sirven para nada, puesto que Titán no posee campo magnético.
La virtud de esos robots MA, sin embargo, era que estaban equipados con vibro detectores de un nuevo diseño, de modo que podían trazar una línea recta hasta la base a través de cualquier cosa, y eso significaba que los trabajos de minería podían proseguir durante todo el período de revolución. Y no digas una palabra, Mac. Los vibro detectores fueron retirados también del mercado, y es por eso por lo que ninguno de ustedes ha oído hablar de ellos -Donovan tosió-. Secreto militar, ya saben.
Hizo una breve pausa y prosiguió: -Los robots trabajaron estupendamente durante la primera estación de las tormentas. Luego, al inicio de la estación de las calmas, Emma Dos empezó a comportarse mal. No dejaba de huronear por los rincones y bajo los fardos, y tenía que ser sacada constantemente de allí. Finalmente, salió de la base y no regresó. Decidimos que debía de haber algún fallo de fabricación en ella, y seguimos con los otros dos. Sin embargo, eso significaba que andábamos constantemente cortos de manos, o cortos de robots al menos, de modo que cuando a finales de la estación de las calmas alguien tuvo que ir a Kornsk, yo me presenté voluntario para efectuar el viaje sin ningún robot. Parecía bastante seguro; no esperábamos ninguna tormenta en dos días, y en el término de veinte horas estaría de vuelta.
Estaba ya en mi camino de vuelta, a unos buenos quince kilómetros de distancia de la base, cuando el viento empezó a soplar y el aire a espesarse. Hice aterrizar inmediatamente mi vehículo aéreo antes de que el viento pudiera destrozarlo, me orienté hacia la base y eché a correr. Podía correr una buena distancia sin dificultad en aquella baja gravedad, pero ¿cómo correr en línea recta? Esa era la cuestión. Mi reserva de aire era amplia y los calefactores de mi traje satisfactorios, pero quince kilómetros en medio de una tormenta titaniana son el infinito.
Entonces, mientras las cortinas de nieve lo oscurecían todo, convirtiendo el paisaje en un lóbrego atardecer, haciendo que desapareciera incluso Saturno y el sol se convirtiera apenas en una mota pálida, me detuve en seco, inclinándome contra el viento. Había un pequeño objeto oscuro directamente frente a mí. Apenas podía verlo, pero sabía lo que era. Era un cachorro de las tormentas, la única cosa viva capaz de resistir una tormenta titaniana, y la cosa viva más maligna con la que puedas encontrarte en ningún lado. Sabía que mi traje espacial no iba a protegerme una vez viniera por mí, y con aquella mala luz tenía que esperar a asegurarme un blanco perfecto o no atreverme a disparar. Un solo fallo, y saltaría sobre mí.
Retrocedí lentamente, y la sombra me siguió. Se iba acercando, y yo empecé a sacar mi lanzarrayos con una plegaria, cuando una sombra mayor gravitó de pronto sobre mí, y lancé una exclamación de alivio. ¡Era Emma Dos, el robot MA desaparecido! No me detuve ni un momento en preguntarme qué podía haberle pasado o preocuparme por sus dificultades. Simplemente aullé:
-¡Emma, muchacha, encárgate de ese cachorro de las tormentas, y luego llévame a la base!
Ella se me quedó mirando como si no me hubiera oído y dijo: -Amo no dispare. No dispare. Echó a correr a toda velocidad hacia aquel cachorro de las tormentas.
-¡Encárgate de ese maldito cachorro, Emma! -grité. Y, efectivamente, se encargó de él. Lo cogió en sus brazos y siguió caminando. Le grité hasta que me quedé afónico, pero no regresó. Me dejó para que muriera en medio de la tormenta.
Donovan hizo una dramática pausa. -Naturalmente, todos ustedes conocen la Primera Ley: Un robot no puede dañar a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño. Bien, pues Emma Dos simplemente se marchó con aquel cachorro de las tormentas, dejándome atrás para que muriera. Quebrantó la Primera Ley.
Afortunadamente, conseguí ponerme a salvo. Media hora más tarde, la tormenta amainó. Había sido una racha prematura y temporal. Es algo que ocurre a veces. Corrí apresuradamente a la base, donde llegué con los pies hechos polvo, y las tormentas empezaron realmente al día siguiente. Emma Dos regresó dos horas más tarde que yo, y el misterio se aclaró entonces finalmente, y los modelos MA fueron retirados inmediatamente del mercado.
¿Y cuál era exactamente la explicación? -quiso saber MacFarlane.
Donovan lo miró seriamente. -Es cierto que yo era un ser humano en peligro de muerte, Mac, pero para ese robot había algo más que pasaba por delante de eso, que pasaba por delante de mí, que pasaba por delante de la Primera Ley. No olvides que esos robots pertenecían a la serie MA, y que ese robot MA en particular había estado buscando escondites durante algún tiempo antes de desaparecer. Es como si estuviera esperando que algo especial y muy íntimo le ocurriera. Aparentemente, ese algo había ocurrido.
Donovan alzó reverentemente los ojos y su voz tembló. -Ese cachorro de las tormentas no era ningún cachorro de las tormentas. Lo llamamos Emma júnior cuando Emma Dos lo trajo consigo al volver. Emma Dos tenía que protegerlo de mi arma. ¿Qué es la Primera Ley, comparada con los sagrados lazos del amor materno?
Texto completo. Fuente: ciudadseva.com
¡Dedicado a las madres, incluida Emma!
LAS RECETAS DE LA ABUELA.
Arroz con leche Especial.
Ingredientes:
¼kg = ½lb de arroz grueso.
1 lat. de leche evaporada.
2 vasos de 8 onzas de agua.
2 vasos de 8 onzas de leche entera.
Leche condensada para endulzar al gusto.
1 pizca de sal.
2 ramitas de canela en rama.
4 o 5 cascaritas de limón.
Canela en polvo para espolvorear.
4 o 5 gotas de vainilla.
Procedimiento:
1.- Ponemos a hervir a fuego moderado el arroz con el agua, la pizca de sal y las ramitas de canela.
2.-Una vez que los granos de arroz estén bien abiertos, que al aplastarlos con los dedos, no queden superficies duras…
3.-Echamos los dos vasos de leche entera, la lata de leche evaporada y la leche condensada en cantidad suficiente para que el dulzor alcanzado sea de nuestro gusto, revolvemos con una cuchara de madera varias veces para que todas las leches se integren en una sola.
4.-Cuando la mezcla comience a hervir, ponemos a fuego medio sin dejar de revolver constantemente, hasta que la leche deje de estar licuada y se vaya poniendo cremosa al espesor deseado.
5.- El espesor deseado varia con el gusto de las personas, es decir hay quién gusta el arroz con leche espeso, otros lo prefieren lechoso, en fin para cada gusto existen variadas formas.
6.- Cuando demos por terminado el arroz con leche y apagado el fuego,le echamos 4 o 5 gotas de vainilla, la vainilla no debe cocerse.
Esta receta la repetimos a petición de la amable y eficiente recepcionista de nuestro Ambulatorio. Fuente: receta de la Editora.
DEL HOGAR Y ALGO MÁS…
El Tomate:
Solanum lycopersicum, conocido comúnmente como tomate, jitomate tomatera, es una especie de la familia de las solanáceas originaria de México y cultivada en todo el mundo para su consumo tanto fresco como procesado de diferentes modos (salsa, puré, zumo, deshidratado, enlatado).
El tomate viajó a Europa desde Tenochtitlan, capital del Imperio azteca, después de la conquista de los españoles, donde se le conocía como xītomatl, fruto con ombligo. Si bien ambos centros de origen del tomate cultivado, Perú y México, han sido postulados y se ha proporcionado evidencia en uno u otro sentido, no existen pruebas concluyentes que apoyen de manera incontrovertida uno de tales sitios como el lugar donde el tomate ha sido domesticado a partir de su ancestro silvestre. Más aún, puede ser que este cultivo haya sido domesticado independientemente por las culturas precolombinas que habitaban lo que actualmente es México y Perú.
En todo caso, el tomate emigró a América Central por diversos medios. Los mayas y otros pueblos de la región lo utilizaron para su consumo, y se cultivaba en México meridional, y probablemente en otras áreas hacia el siglo XVI. Dentro de las creencias del pueblo, quienes presenciaban la ingestión de semillas de tomate eran bendecidos con poderes adivinatorios. El tomate grande y grumoso, una mutación de una fruta más lisa y más pequeña, fue originado y alentado en la América Central. Smith indica que este es el antepasado directo de algunos tomates modernos cultivados.
Los españoles distribuyeron el tomate a lo largo de sus colonias en el Caribe después de la conquista de América. También lo llevaron a Filipinas y por allí entró al continente asiático. Los españoles llevaron el tomate a Europa en 1540, el cual creció con facilidad en los climas mediterráneos.
El tomate es un alimento con escasa cantidad de calorías. De hecho, 100 gramos de tomate aportan solamente 18 Kcal. La mayor parte de su peso es agua y el segundo constituyente en importancia son los hidratos de carbono. Contiene azúcares simples que le confieren un ligero sabor dulce y algunos ácidos orgánicos que le otorgan el sabor ácido característico. (…) es una fuente importante de ciertos minerales (como el potasio y el magnesio). De su contenido en vitaminas destacan la B1, B2, B5 y la C. Presenta también carotenoides como el licopeno (pigmento que da el color rojo característico al tomate). La vitamina C y el licopeno son antioxidantes con una función protectora del organismo humano. Durante los meses de verano, el tomate es una de las fuentes principales de vitamina C. Fuente: es.wikipedia.org Añado: los productos vegetales en general y en particular el tomate es preferible consumirlos de la forma menos industrializada posible. En ese proceso se le agregan conservantes, saborizantes, correctores de acidez, grasas, etc. También es preferible comprarlo, siempre que esté disponible, en envases de vidrio pues las latas tienen un recubrimiento interior para evitar la oxidación. En muchos casos el aislante es bisfenol A, producto que se ha recomendado en la UE no se utilice y en Japón ha sido sustituido por su facilidad de combinarse o enmascararse y permanecer en el organismo. Se ha detectado en el 93% de los estadounidenses. Para conocer más sobre este producto, le recomendamos abra este vínculo:
http://carlosdeprada.wordpress.com/toxicos-y-salud/sustancias-conflictivas/bisfenol-a/
POESÍA.
Fuente: tomado de la excelente página desdeelalma.net Gracias.
Para refrescar:
“Granada” del inmortal Agustín Lara, es la prueba definitiva para los grandes cantantes. No sólo se trata de tener “un gran chorro de voz” como entono el inmenso tenor Jorge Negrete, sino de llevar el ritmo, la dulzura que cada momento de la obra exige. No es gritar, que hacen muchos, sino cantar con un gran Do de pecho, como el joven tenor peruano Juan Diego Flórez. Personalmente, me agradan más Pedro Vargas y Jorge Negrete en su mejor época. Con el tiempo y más escuela, la voz del excelente Diego Flórez será más grave y ello lo hará más atractivo para mí gusto. Los invitamos a oírlo y juzgar si “da la nota”. Además, 11 otros excelentes vínculos gracias a la colaboración de Nelson L., Miami, Fla., EE.UU.
Juan Diego Florez sings Granada – YouTube
Caricatura de Forges. Colaboración de Marcinha M., Paraná, Brasil.
Si este blog ha sido de su agrado recomiéndelo a sus amigos. Gracias. Yskra y Romel.
Aviso: el martes 1º de abril se publicará en mangoconarroztres una narración sobre la ciudad de La Habana como suplemento.
Información: los blogs mangoconarroz, mangoconarrozdos y mangoconarroztres se hacen sin intención de lucro. No percibimos ingresos por ellos. Sólo los creamos para intentar brindarle información y entretenimiento. Gracias. Por razones de espacio, algunos textos han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al al vínculo del texto. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) y de … es indicar que se ha condensado el texto original. Los comentarios entre [ ] son del editor.
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