Comienza un nuevo día, el sonido del
despertar del monte aparta los sueños intranquilos de una noche que parecía no
tener fin. Abro los ojos y una bóveda de verdes tornasolados promete protegerme
del calor que ya empieza a sentirse en mi cuerpo sudado. Como en los últimos dos
días, no hay demasiado tiempo para detenerme en la selva que nos rodea.
El último trozo de sólo unas miles de
hectáreas de monte natural. Miro alrededor y contemplo cómo el pequeño grupo de
tres personas ya está preparado para continuar el camino. Los miro y pienso en
el contraste de mi persona junto a ellos. Como si fueran parte del monte,
caminan con pasos que apenas se distinguen del movimiento del viento entre las
hojas.
Son del color de la tierra, de la
corteza de los árboles y de las hojas caídas que nos cobijaron anoche. Ramón, el
más anciano de los tres, mira el monte, como leyendo las palabras que la selva
garabatea en el follaje. Él puede leerlo
todo en el monte, la tierra y las huellas que en ella se esconden, los indicios
de agua para descubrir una vertiente cristalina y fresca, los aromas y los
sonidos. Su especialidad son los yuyos* y sus dones. Por eso está
viajando con nosotros. Él fue quien encontró a Ará tendida en la tierra, y es el
único de la comunidad con la capacidad de mantenerla con vida en el monte,
mientras nos dirigimos al puesto de salud del pueblo más cercano. [*Yuyo. (Del quechua yuyu, hortaliza). 1. m. Arg., Bol., Chile,
Par. y Ur. Hierba medicinal. DRAE]
Yo había llegado a pensar que Ramón
todo lo podía curar con los yuyos del monte, pero el anciano supo reconocer
que aquello que consumía el cuerpo de la niña no era algo que supiera curar el
monte, porque no era una enfermedad de aquí. La sabiduría milenaria
transmitida por los padres y abuelos de Ramón era ilimitada, en cuanto a los
secretos de las plantas se tratara, y podían curar todos los males conocidos y
estudiados por ellos a lo largo de su historia como pueblo.
Pero esta enfermedad, que se llevaba
el aire de Ará no se curaba con yuyos, porque no era una enfermedad de esta
tierra. Y Ramón nos decía que es un mal
del hombre blanco, y por eso ellos son quienes tienen la cura. Sabía que
la comunidad, indirectamente, me consideraba responsable por la vida de Ará. Yo
que soy “blanca”, soy responsable de sus miserias y dolores, de sus ultrajes y
de estas enfermedades que no les pertenecen y que les trajimos junto a muchos
otros dolores y atrocidades.
Hasta yo misma me sentía responsable,
más aún porque podía reconocer la enfermedad de Ará. Una enfermedad que yo
suponía extinta y vencida. Una enfermedad para la que existía vacuna, y para la
cual, muchos en las ciudades ya no vacunaban a sus hijos porque, se suponía, ya
había sido erradicada del planeta. Y me encontraba aquí, extraña, ajena y
responsable, por el dolor de una comunidad que veía morir sus niños con este
mal “extinto”. Un mal que les golpeaba el pecho y les arañaba la garganta
hasta hacerlos escupir sangre. En este rincón del planeta, en este, quizá único,
rincón del planeta donde el monte albergaba vida humana ancestral, aquí y ahora, los niños morían de
tuberculosis.
Una seña de Ramón
me devuelve al presente. Hoy me toca el primer turno, junto a Juanjo para cargar
la camilla de Ará. Como si los árboles se movieran, debo caminar con sumo
cuidado entre las raíces escondidas. Cada tropezón es un retraso de este tiempo
que vuela y no perdona… Trato de concentrarme en el suelo que piso, pero mis
ojos se encuentran una y otra vez con los de Ará. Me miran con una
transparencia tal, que por un instante siento que puedo asomarme directo a su
alma. No hay reproche en su mirada, sino calma, la calma de quien comprende
muchas cosas, que están aconteciendo. La miro y me cuesta recordar su
rostro antes de que la tuberculosis la tomara. Con sus catorce años, ya es
considerada una adulta en su comunidad, las niñas con las que creció ya tienen
un compañero e hijos. Foto: pib.socioambiental.org
Pero no Ará. Ella se estaba
reservando, por su interés especial en “las cosas” de Ñamandú*.
Acompañaba a Ramón en sus expediciones por la selva, aprendía de él a reconocer
las flores y los yuyos curativos, y distinguirlos de aquellos que, aunque
atractivos, escondían una dulzura venenosa. Era ella quien lo ayudaba a
preparar los remedios, pisando los ingredientes en un mortero y la que disponía
todo cuando la luna señalaba la hora de un nuevo nacimiento. Ella, con sus escasos catorce años, era quien
más conocía los secretos de la salud y de la enfermedad de su pueblo, la única
de la aldea a quien Ramón había volcado sus conocimientos. Pero ninguno
de aquellos conocimientos había alcanzado cuando la encontró inconsciente sobre
los yuyos que recogía en el monte…
[* Ñamandú (el primero;
el origen y principio) es el dios
principal de la mitología guaraní. Definido como invisible, eterno,
omnipresente y omnipotente, reside en la Morada Eterna (Yvága) donde se
encuentran los seres vivos originales. Los guaraníes o guachimis o
avá, según su auto-denominación étnica original que significa
"hombre", son un grupo de pueblos indígenas sudamericanos que se ubican
geográficamente en Uruguay , Paraguay , noreste de
Argentina (1), sur y suroeste de
Brasil y sureste de Bolivia. Condensado de
es.wikipedia.org]
“Este es el último tramo, el
último pedazo de monte espeso antes de llegar al camino del blanco”.
Quedamos en silencio un instante, tomando fuerzas para el último tirón,…
Repentinamente recuerdo lo que las ancianas de la aldea me han contado sobre
esta parte del monte. El último retazo de selva virgen a orillas de la
carretera, cargada de secretos. Este
lugar está cargado de mística para los pobladores de la aldea y hasta los
hombres blancos le temen…
De pronto, un zumbido casi
imperceptible comienza a acercarse. Puede que no sea nada, más que mi
imaginación jugando con las historias de las abuelas de la aldea. Pero parece
que no soy la única que escucha el pequeño zumbido, porque Ramón y Juanjo se
miran,… A mi izquierda, de refilón, veo un destello, muy pequeño, entre las
hojas. Sigo caminando, tratando de parecer concentrada en la tierra que piso,
pero el destello aparece y desaparece, un poco más adelante, un poco por detrás.
Escucho la voz susurrante de Ramón “mainumbí”, es decir “colibrí”.
Nos detenemos, y
no debo preguntar por qué. Este
pequeño pajarito, quizá el más pequeño de la selva, es un animalito
sagrado. Se acerca a nosotros, nos rodea con su danza suave pero
electrizante, como suspendida en el tiempo y el espacio. Sus diminutas plumas de
colores cristalinos, parecen alimentarse de retazos de sol. Ramón lo mira
fijamente, sigue los movimientos de su pequeño cuerpo en el aire, como queriendo
descifrar el mensaje que su aleteo deja en una estela invisible. El pequeño
ser se detiene, por un instante fugaz y eterno, sobre el cuerpo inmóvil de Ará.
Se posa en su pecho y sacude sus alas, antes de revolotear y desaparecer
velozmente en la espesura… foto www.enimal.org
Algo ha cambiado en nosotros, y
descubro dentro mío que aunque el futuro de Ará, el nuestro, incluso el de la
aldea que dejamos atrás hace una eternidad, es incierto, algo ya no es lo mismo.
Algo ya nunca será lo mismo, porque algo nuevo está naciendo,… Y ya no importa
lo que suceda, no importa qué nos espere en la ruta, no importa si llegamos al
pueblo, ni al puesto de salud. En los
ojos de Ará sólo hay felicidad, y tampoco le importan ya los remedios del
blanco. Porque esto nuevo que nos brota a borbotones del pecho, sólo
puede llamarse ESPERANZA.
Nota: en muchas culturas
indoamericanas el colibrí es un ser con poderes especiales. Es sacrificado en
ofrendas de santería. Su visita es símbolo de grandes cambios. La
Editora.
Condensado de:
http://servicioskoinonia.org/cuentoscortos/articulo.php?num=100
LAS RECETAS DE LA
ABUELA.
El locro es una especie de
estofado o guiso típico de Argentina y toda la región andina (esta receta
también es popular en Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador). Se realiza con una
especie de sopa con maíz, patatas, frijoles y calabaza; la patata que se
utiliza para esta receta es una variedad que sólo se consigue en esta región
llamada “papa chola”. Claro que esta receta también incluye carne, bifes y
chorizo son las más típicas. Se estima que el consumo per cápita de carne en
Argentina es de 100 kg por año, por lo que, seguramente, encontrarás carne en la
mayoría de las recetas de Argentina.
Este plato se
disfruta todo el año, pero particularmente el 25 de mayo, día que se conmemora
la formación del primer gobierno patrio argentino. El locro es un guiso
que combina sabores y que posee una larga historia. Formaba parte de la dieta de
los primeros pueblos aborígenes que poblaban el suelo americano, particularmente
en la zona sur de este continente. Continuó siendo elaborado y adaptado hasta
nuestros días.
Hay muchas maneras de prepararlo,
según la región del país. En Neuquén se hace una especie de locro con arvejas y
en Misiones con mandioca. También lo encontramos en Bolivia, Perú y Ecuador, en
distintas variantes. Hoy les presentamos una receta proveniente del norte de
Argentina, ideal para disfrutar con los primeros fríos del invierno.
Receta típica argentina de locro
con choclo. (maíz)
Ingredientes:
¼ kg de granos de choclo (maíz).
½ kg de carnaza (carne).
1 cubito o 1 lit. natural de caldo de verduras.
½ kg de patata.
¼ kg de zanahorias cortadas.
¼ kg repollo blanco.
2 cebollas.
½ kg de pimientos morrones.
3 chorizos.
1 cucharada de aceite vegetal.
Sal, pimienta, hojas de laurel, pimentón y perejil a gusto.
½ kg de carnaza (carne).
1 cubito o 1 lit. natural de caldo de verduras.
½ kg de patata.
¼ kg de zanahorias cortadas.
¼ kg repollo blanco.
2 cebollas.
½ kg de pimientos morrones.
3 chorizos.
1 cucharada de aceite vegetal.
Sal, pimienta, hojas de laurel, pimentón y perejil a gusto.
Preparación:1.-Poner a hervir en una cacerola grande dos
litros de agua, agregar en primer lugar el cubito de caldo o el litro de caldo
natural.
2.-Cuando esté
hirviendo, incluir los granos de choclos (que deben ser remojados la noche
anterior) y la carne cortada en cubos medianos. Dejar cocinar durante 30
minutos, a fuego
lento.
3.-Agregar las patatas,
la zanahoria y el repollo cortados en pequeños trozos.
4.-Picar y rehogar el
morrón y la cebolla en aceite, luego incluir en la preparación. Condimentar con
sal, pimienta, pimentón y hojas de laurel, a gusto. Revolver con una cuchara de
madera, de tanto en tanto, para que no se queme.
5.-Por último, agregar
los chorizos cortados en trozos medianos e iguales. Cocinar hasta que esté a
punto.
Sugerencia: Servir en
platos o cazuelas preferentemente de barro y bien caliente. Decorar con perejil
y acompañar con un rico vino tinto. Fuente, foto y receta de: Fuente, fotos y receta de: www.imujer.com
Nota de la Editora: es
común confundir “patata” y “batata”. La segunda es la llamada “papa dulce”,
mayor que la papa y es otra planta diferente. En el Caribe recibe el nombre de
boniato.
Útil tabla de conversión:
http://www.lamasia.es/web/2014/02/04/tabla-de-equivalencias-en-la-cocina-tazas-cucharadas-y-gramos/#sthash.X5faJ2Pc.dpuf
DEL HOGAR Y ALGO
MÁS…
Annona
muricata, la guanábana entre otros muchos nombres, es un árbol de
la familia Annonaceae, cultivado en
muchos países tropicales por sus frutos comestibles.
Es originario del Caribe, México, Centro y Sudamérica. Introducido y
cultivado en muchos países tropicales y subtropicales, incluido China, Australia y Polinesia. (2)
La
fruta es una fuente excepcional de vitamina C, y una buena fuente de vitaminas B1, B2, B3, B5, B6, hierro, magnesio y potasio. Fuente:
wikipedia.org; foto de innatia.com
Informaciones útiles para mejorar nuestra
salud:
Cualquier azúcar añadido es azúcar malo Algunos expertos piensan ahora que el azúcar de mesa y la
miel son tan malsanos como el jarabe de maíz alto en fructosa.
La FDA ordena a la industria alimentaria que deje de usar
las grasas trans artificiales La
agencia otorga a los fabricantes tres años para eliminarlas de todos los
alimentos vendidos a los estadounidenses.
Más investigaciones apuntan a los beneficios cardiacos del
chocolate Un estudio incluyó el
chocolate con leche, pero no probó causalidad. Todos los vínculos y
fotos son de HealthDay, si no se especifica otra fuente.
POESÍA.
Una bella poesía anónima tomada desdeelalma.net ¡Qué la disfrute!
Una bella poesía anónima tomada desdeelalma.net ¡Qué la disfrute!
PARA
REFRESCAR.
4. Comparaciones:
¿Qué le dice Tarzán a un ratón? - ¡Tan pequeño y con bigote! - ¿Y qué le
dice el ratón a Tarzán?- ¡Tan grandote y con pañal! 5. Diabetes: ¿Por qué los diabéticos no
pueden vengarse? Porque la venganza es dulce...
6. Diferencias:
¿Cuál es la diferencia entre un motor y un inodoro? En que en el motor tú te
sientas para correr, y en el inodoro tu corres para sentarte. Los vínculos 1-3 son de Taringa.net y 4-6 son de
chistes.yavendras.com
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espacio, algunos textos han sido resumidos. Si desea leer completo el tema,
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que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y
subrayados son de los editores. El sentido de (…) y de… es indicar que se
ha condensado el texto original. Los comentarios entre [ ] son del editor.
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Gracias.
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